Barrio lejano
Por Owen L. Black
Si se os diera la oportunidad de volver a vivir un momento trascendental de vuestras vidas, ¿aceptaríais?
A Hiroshi nadie le pregunta, simplemente le ocurre. Nuestro protagonista regresa a Tokio tras un viaje de negocios, pero se equivoca de tren y acaba en el pueblo de su infancia.
Este error inconsciente lleva a Hiroshi a perderse entre las calles de su antiguo hogar, las viejas tiendas, los lugares comunes, lo que antes era su casa. Todas esas emociones lo arrastran hasta el cementerio para visitar la tumba de su madre.
En ese lugar, la vida le da una nueva oportunidad y regresa a su casa siendo el adolescente que fue, pero recordando todos los años transcurridos desde entonces.
Jiro Taniguchi no está considerado como uno de los grandes maestros del manga por azar, a lo largo de su carrera dejó obras tan maravillosas como este Barrio Lejano (1998) publicado en España en 2003 por Ponent Mon. Por esta obra recibió un premio en el Festival de Angulema y estuvo nominado a los Eisner.
Taniguchi sabe plasmar su infancia en la región de Tottori a través de la historia de Hiroshi, un hombre de mediana edad que tiene la oportunidad de reencontrarse con su pasado lejano y averiguar algo más de su familia, que quizás en su momento no supo ver pero que le marcó para el resto de su vida, la historia de sus padres.
El autor nos presenta una profunda reflexión acerca de los progenitores, que siempre se dibujan como nuestros elementos de anclaje a la realidad y la protección en nuestro día a día infantil; pero a los que casi nunca somos capaces de ver como seres humanos completos, con sus alegrías y sus anhelos, sino que los simplificamos siempre a la relación paternal que mantenemos con ellos. Están ahí para nosotros y por nosotros, y somos tremendamente egoístas con ellos, incluso aunque luego nosotros mismos repitamos sus mismos errores.
Hiroshi tendrá que moverse por este nuevo mundo, viviendo una infancia que puede que ya no sea la suya y, no sabiendo cual es la verdad, si la nueva realidad es lo auténtico o si lo que ya ha pasado no se puede cambiar.
Preciosa reflexión la que nos propone Taniguchi a través de las páginas de la obra, el tiempo, la madurez, el vivir la vida; todo ello se conjuga para decirnos que quizás lo único importante sea estar en nuestro presente y nada más.
El dibujo del autor solo hará que entremos más en la historia; de líneas rectas y puras, su pausado trazo dota de realismo a toda la obra. Su gusto por los detalles y su control del movimiento, crea una sensación cinética perfecta donde parece que se puede ver a las viñetas cobrar vida. El Japón de los 60 que dibuja es fantástico, sabe lo que quiere contar, conoce el entorno a la perfección y se deleita en detalles y elementos que, lejos de abigarrar el dibujo le dan una fluidez casi poética.
Barrio Lejano es para los amantes de las buenas historias contadas con pausa y sosiego, sin pretensiones, pero que te tocan lo más íntimo, porque todos hemos vivido cosas parecidas a lo largo de nuestras vidas y que esté situado en Japón o en cualquier otra parte del mundo, no va evitar que lo sientas de igual manera.
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Es muy buena e interesante y llamativa.