Kaleidoscope (2016), de Rupert Jones – Crítica
Por Jaime Fa de Lucas.
Kaleidoscope se centra en un hombre solitario de mediana edad que conoce a una chica por internet y se la lleva a su piso. Abundantes e inevitables spoilers desde aquí… Aunque las primeras escenas revelan que algo malo le ha sucedido a la chica. Que más tarde descubriremos que es su madre. O quizá, que ambas colisionan en el mismo plano de realidad del protagonista.
Rupert Jones plantea una estructura caleidoscópica que refleja la percepción distorsionada del protagonista. Si bien esto funciona a nivel intelectual y puede ser interesante como ejercicio narrativo que juega con la percepción, no está al servicio de una historia relevante u original y tampoco se desarrolla lo suficiente la dimensión psicológica para dar peso al andamiaje formal. Por desgracia, Jones se ha comprometido más con la idea que con el propio desarrollo de la historia.
La primera media hora de Kaleidoscope funciona bien, generando intriga con bastante habilidad, apoyándose en la impecable fotografía de Philipp Blaubach para crear una atmósfera inquietante y en las actuaciones de Toby Jones y Sinead Matthews para sacar adelante los diálogos y las situaciones. No obstante, cuando cambia de dirección y empieza a poner el foco en la relación maternofilial –con una estupenda Anne Reid–, el ritmo se resiente y la ausencia de sucesos interesantes, así como la repetición constante de las mismas ideas, hacen que la película resulte algo pesada.
Lo más desacertado es el tramo final, ya que presenta una resolución que deja al espectador con la sensación de que le han engañado. Esta resolución quizá potencie el concepto estructural, pero también cualifica a la película como algo tramposo que se escuda en esa visión caleidoscópica distorsionada del protagonista para generar interés en una historia que de por sí no es nada memorable. La propuesta de Rupert Jones se podría explicar brevemente con la frase de Nietzsche que viene a decir que “algunos enturbian sus aguas para hacerlas parecer más profundas”.
Observaciones:
Lo que más me ha sorprendido ha sido la calidad de la banda sonora –de Mike Prestwood Smith– y la precisión con la que se introduce en el metraje para potenciar la atmósfera.
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