6 globos (2018), de Marja-Lewis Ryan – Crítica
Por Jaime Fa de Lucas.
Netflix sigue acumulando proyectos de calidad cuestionable. Una de sus últimas incorporaciones es esta 6 globos (6 Balloons), donde una mujer se hace cargo de su hermano drogadicto que está con el síndrome de abstinencia, ausentándose así de la fiesta sorpresa que le había preparado a su pareja. Tras unos minutos de conversaciones artificiales con personajes secundarios irrelevantes y de hacer algo tan lógico como comprar globos ya hinchados para llevarlos en coche a la fiesta –y no tener ningún tipo de visibilidad conduciendo–, la mujer va a buscar a su hermano y el conflicto principal despega.
Este conflicto entre el yonqui y algún allegado que le ayuda pero que desaprueba su conducta no es nada nuevo y Ryan tampoco hace nada para dar un enfoque original o desmarcarse de lo trillado. Quizá lo más destacable sean las escenas con agua, que sí que tienen bastante potencia simbólica, y la incomodidad que se genera en algunos momentos. Pero esto por sí solo no es suficiente para sostener una película que es tremendamente plana –tan plana como las actuaciones–, ya que Marja-Lewis Ryan se limita a exponer unos hechos desagradables, sin aportar nada más; ni siquiera entra en el territorio psicológico de los personajes.
El arco narrativo de 6 globos tampoco es gran cosa, una progresión de lo positivo a lo negativo que se duplica, sin dejar espacio para una escala de grises o cierta ambigüedad que darían riqueza a la propuesta. Básicamente estamos ante un ejercicio de incomodidad y angustia que no ofrece nada valioso acerca de un tema que por desgracia siempre es de actualidad en Estados Unidos.