El TeatroscopioEscena

Gamberros y tiernos, los fabulosos Addams también triunfan en el musical

Por Horacio Otheguy Riveira

Despliegue de hallazgos escénicos en una producción de gran aliento permiten disfrutar en familia con esta otra «Family» que nos llegó de Estados Unidos y se hizo con las formas de vida del mundo occidental y cristiano que, de buenas a primeras, perdió los manidos prejuicios y se unió a la más popular banda de tiernos gamberros. La Familia Addams, el musical, un espectáculo completo para pasárselo bomba y cantar, dichosos, cosas como «Qué suerte que acecha la muerte», y quedarse tan ancho.

Las historias de los Addams surgieron como una sátira a la moral y las penosas «buenas costumbres» de los años 50 (viñetas de Charles Addams) y 60. Desde el blanco y negro de los televisores, a partir de 1964 —después de dos largometrajes, un remake televisivo y una versión animada por Hanna Barbera—, se llega a un musical muy cercano, divertido y entrañable, fiel al humor negro del original. La audacia de entonces se basó en que millones de personas de diferentes culturas se rieran de los temas que más agobian: el dolor físico, el bien y el mal, las obligaciones sociales, y sobre todo cualquier cosa relacionada con la muerte. Gracias a estos macabros Addams numerosos espectadores se permitieron fantasear con ser distintos, alegremente lúgubres, festivamente malvados. Un triunfo de la imaginación en una cultura judeocristiana sin el menor sentido del humor, donde lo que no era pecado mortal estaba a punto de serlo.

Estrenada en Broadway en 2010 llega a España en óptimas condiciones con una producción íntegramente nacional. Sin duda, en escena el regocijo es más completo, con música en directo y actores-cantantes con admirable capacidad histriónica se nos invita a vivir en libertad, mezcla ingeniosa de anarquismo y el entusiasta mandato de «Vive como quieras, vive como te sientas mejor».

Con un gran reparto dirigido por Esteve Ferrer —maestro en el arte de la comedia (novena temporada de TOC TOC) y el musical (próximamente, El jovencito Frankenstein)— La familia Addams es un espectáculo muy vivo, cuyos ingenios escénicos y encantadores personajes logran el disfrute de niños y adultos por igual. Al frente de la excelente compañía, dos formidables comediantes que, como sus personajes, son padres tiernos y salvajes: como madre dulcemente temible, Carmen Conesa, y Xavi Mira como el padrazo que nada puede ante la nena que se va de casa. Padres todopoderosos en un escenario feliz de contar con ellos, grandes en la comedia, cantantes rigurosos, cada uno y en conjunto con escenas memorables. Pareja de irresistible encanto, cuando lucen números solitarios no hay quien los iguale. Él en un conmovedor Triste y feliz, ella en un brillante número de vedette, Suerte que la muerte acecha, un muy brillante número de revista musical que nos sumerge en lo mejor del ya desaparecido género, con el cuerpo, la voz y el talento de Conesa, la gran actriz de incomparables dramas (De algún tiempo a esta parte) y comedias (¡Qué desastre de función!).

Detrás del esplendor del espectáculo de lo funesto y lo atroz convertido en una amable búsqueda del amor, hay una labor de producción muy exigente para que todo parezca natural y delicioso como el más exquisito manjar. Del fenomenal reparto, todos tienen posibilidad de destacar en cuadros de notable eficacia. Hay, eso sí, algunos «arrebatos» de fábula con una sorpresa encantadora por parte de una bailarina que se convierte en acróbata aérea al interpretar a la Luna (Belinda Henríquez) en el momento preciso en que enamora al bueno del Tío Fétido (Fernando Samper), y en otras escenas, llama la atención el reencuentro con Meritxell Duro, una actriz-cantante de excepcionales condiciones, forjada en La Cubana, aquí encarnando a la Abuela, la más estrafalaria de la familia.

Y todo en suma cadenciosa, con gran ballet de muertos felices estupendamente maquillados con diseño de Olaya Brandón para llegar a un gran final romántico en el que, Oh, Sí, ¡al fin! los maduros tortolitos papi y mami harán su gran viaje de supremos enamorados… al peor hotel posible, uno lleno de piojos y cucarachas, encantados de renovar su alianza visitando… ¡las cloacas de París!

 

Las estrellas con su director: Carmen Conesa, Esteve Ferrer, Xavi Mira, principales creadores de un espectáculo con gratas sorpresas.

 

Los hermanitos felices en un sadomasoquismo a todo dar. Intérpretes muy buenos, cantantes estupendos: Lydia Fairén (Mamma mia, Los miserables…) y el prometedor debutante Alejandro Mesa.
Felype de Lima en la escenografía y Juanjo Llorens en las luces: espacios señoriales, elegantes, sugerentes, mientras reímos o nos emocionamos cuando al final nos canten: «Ven a las tinieblas».


 Teatro Calderón de Madrid. Desde octubre 2017 hasta el 8 de abril 2018.

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