Crónica de una filtración anunciada

Esta semana nos despertabamos con la noticia de la fuga masiva de usuarios que ha experimentado la red social por excelencia del siglo XXI, Facebook. Muchos se preguntan la implicación y verdadera importancia de un hecho (no aislado) que protagoniza el gigante de Menlo Park (Estados Unidos).

Motivos de la fuga


Los datos personales que se recopilan una vez que un nuevo perfil es abierto, así como la información que compartimos con nuestros amigos y familiares deberían ser, en efecto privados. Pero en esta utopía tecnológica, lo que a muchos se le ha escapado es la utilización que un gran número de empresas hacen de esta recopilación para fines comerciales. En este caso en concreto el escándalo ha saltado cuando estos datos privados han sido empleados con fines electorales. El equipo de Donald Trump ha empleado esta información para la elaboración de fichas electorales y para medir el nivel de apoyo o ausencia de este a través de las redes, para emplearlo en su propio beneficio.

La empresa que llevó a cabo el análisis de nada menos que de 50 millones de usuarios norteamericanos fue Cambridge Analytica, que ha levantado una ola de descontento político y social. Esta noticia ya tiene su traducción numérica: Las acciones de la compañía han caído este jueves (lo hicieron un 2,6%), arrastrando al conjunto de la bolsa estadounidense, que también sufrió por el impacto de los nuevos aranceles a China anunciados por la Casa Blanca. El Nasdaq, el índice en el que cotiza Facebook, se dejó un 2,4% mientras que el Dow Jones, el principal selectivo de Wall Street, un 2,9%. Políticos de la cúpula europea han exigido que esos datos sean «devueltos al usuario» en palabras de la propia Merkel. El Congreso de los Estados Unidos va más allá, los máximos responsables del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes anunciaron que en los próximos días harán una petición formal al máximo responsable y fundador de la red social para que testifique bajo juramento en el Capitolio. Denuncian que quedan muchas dudas por resolver. En palabras del propio fundador a la cadena CNN «si consideran que soy el que mayor conocimiento puede tener sobre este tema, acudiré feliz».

¿El ocaso de un gigante?

En capear el temporal, tiene Zuckerberg algo de experiencia. En 2016 la red social se vio inmersa en otro escándalo de proporciones bíblicas. Este llegó por la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016. La campaña de intoxicación masiva diseñada por el Kremlin buscaba, según los servicios de inteligencia estadounidenses, dividir a la opinión pública y favorecer la elección de Donald Trump a través de la publicación de bulos por medio de la propaganda.
A falta de aclarar si el empleo de datos fue erróneo o no, Zuckerberg reconoce que “tenemos la obligación de proteger tus datos y si no somos capaces entonces no merecemos servirte”, afirma.
Con los ojos de medio mundo puestos en la comparecencia del CEO de la red social, muchos ya se preguntan si Facebook ha tocado techo y comienza su descenso.

Efectivamente desde el nacimiento de la red social allá por 2004 se sitúa en su punto más bajo de crecimiento; Es complicado situar su pico de uso por edades dado que muchos mienten a la hora de registrarse pero si es cierto que una de sus grandes estrategias ha sido la apuesta por el soporte Smartphone. En concreto, 1.442 millones de personas han entrado al menos una vez al mes a Facebook desde su móvil. El usuario leal, que entra diariamente a la plataforma se sitúa en 1.038 millones.
Sólo con el devenir de los acontecimientos sabremos si esta filtración conllevará cifras negativas a una compañía con 2.100 millones de usuarios al mes, un valor de 500.000 millones de dólares y 25.000 empleados. En palabras del propio Zuckerberg «cometimos errores y hubo una brecha de confianza con la gente” sentenció.
 
 
 

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