"Merlí" se despide de sus fans incondicionales con un inesperado final

Por Virginia Garza

El pasado jueves 15 de febrero se estrenó en Netflix la tercera y última temporada de esta serie de éxito de TV3, que tantas pasiones ha levantado.

Esta crítica no contiene spoilers.

Después de 3 temporadas, 40 episodios y más de 1.600 minutos, a muchos nos cuesta decir adiós a una serie de televisión que se ha convertido en todo un éxito tanto en nuestro país como en Latinoamérica. Una producción de TV3 que ha logrado marcar un hito, tanto en la pequeña pantalla como en Twitter, convirtiéndose en la décima serie de televisión que más comentarios generó en esta red social, según datos de Kantar Media.

Y todos os preguntaréis: ¿en dónde radica este gran éxito? No deja de ser la historia de unos jóvenes de 18 años, llenos de hormonas, y de un profesor de Filosofía sinvergüenza y carismático que se empeña cada día en ser el más guay y enrollado del colegio. Pero aunque quizás muchos se queden únicamente con esta superficial y frívola sinopsis, Merlí ha ido más allá.

Porque a pesar de tratarse de una serie sobre adolescentes, en la que quizás se hable demasiado de sexo (y esto es innegable), no está dirigida solo a este público, ya que ha conseguido meterse en el corazón de millones de personas. Y hay demasiadas razones. Empezando por Merlí: ¿a quién no le habría gustado tener un profesor en el instituto que le hiciera pensar por sí mismo y replantearse todo lo que ocurre a su alrededor? Este es uno de los elementos por los que esta serie llamó mi atención y me pareció interesante y diferente. Creo que la educación actual en España necesita más profesores como él, que inspiren realmente a sus alumnos y les aporten valores necesarios para su futuro. A veces, no son solo conocimientos lo que debemos aprender para desempeñarnos en nuestras vidas.

Sin embargo, Merlí tampoco es perfecto. Y este es otro de los aspectos que brillan en esta serie. Es un padre que no sabe cómo comunicarse con su hijo, un hijo con miedo a defraudar a su madre y un hombre que, sin pretenderlo, hiere los sentimientos de las mujeres. Esta serie muestra el prototipo del profesor enrollado y sin problemas, que es querido y envidiado por todos, para desmontarlo después y mostrarnos a un hombre como otro cualquiera: imperfecto y con un miedo terrible al fracaso y a la soledad.

Y esto es algo que no solo ocurre con este personaje, tan especial para tantas personas, sino que ocurre con el resto de sus protagonistas. Merlí muestra los problemas de decenas de personas de todas las edades, tanto adultas como jóvenes, y consigue llegar a mostrarnos el lado más humano de cada una de ellas: sus debilidades, sus miedos, sus peores temores… Y también cómo luchan contra sus sentimientos, cómo se protegen a sí mismos y demuestran sus increíbles ganas de vivir.

Porque todos nosotros, aunque muchas veces no lo deseemos, nos movemos por las emociones y esto es lo que despierta este profesor de Filosofía entre sus “peripatéticos”, los discípulos de Aristóteles que pensaban mientras deambulan, y como él también llama a sus queridos alumnos de Bachillerato. Ahí se encuentra el éxito de esta producción, que ha conseguido que muchos jóvenes fans de la serie en todo el mundo se hayan interesado más por la Filosofía. Sin las historias que entreteje y su particular y divertida forma de narrarlas, ¿qué es Merlí? La típica historia de un profesor flipado, seductor y enrollado con sus alumnos y tramas y más tramas de mentiras, sexo, desengaños amorosos y relaciones fallidas.

Por todo esto, si me preguntaran por qué recomendaría ver esta serie antes que ninguna otra, diría lo siguiente: Merlí es una serie sobre la imperfección y la fragilidad que encontramos dentro de nosotros cada día. Pero también es una serie sobre la vida, que no tendría sentido sin la muerte, y nuestra búsqueda del aprendizaje y de todo aquello que nos haga ser más felices y mejorar como personas. Por eso creo que ha conseguido trascender de solo ficción a convertirse en una serie que se ha instalado en miles de corazones en todo el mundo. Corazones que no están dispuestos a decir adiós a unos personajes en los que finalmente nos hemos encontrado a nosotros mismos.

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