La desconocida novela de ciencia ficción de Thomas A. Edison
Por Alejandro Gamero (@alexsisifo)
Thomas Alva Edison está considerado el inventor más importante de Estados Unidos. No en vano, cuando murió en 1931, había registrado a su nombre 1093 patentes en Estados Unidos, además de otras en Reino Unido, Francia y Alemania. Aunque más que por la cantidad de invenciones, Edison ha pasado a la historia por la importancia de algunos de sus inventos como el fonógrafo o la cámara de cine, así como sus aportaciones al desarrollo de la luz eléctrica y de su suministro público. Lo que no es tan conocido es que esta luminaria también hizo sus pinitos en el mundo de la literatura. Edison se interesó por la ciencia y la tecnología en todos sus ámbitos, incluida la ficción, así que no es de extrañar que incursión como novelista se desarrollara dentro del género de la ciencia ficción.
Según explica Neil Baldwin en la biografía que escribió sobre el inventor, un escritor llamado George Parsons Lathrop ‒que, por cierto, era yerno de Nathaniel Hawthorne‒ se puso en contacto con Edison con la intención de trabajar juntos en las memorias del inventor. Lo que quería Lathrop, que ya había escrito sobre Edison en varias revistas, era documentar el proceso de cómo «inventa un inventor». Como Edison era muy reacio a hablar sobre sí mismo aireando sus intimidades en un libro, a Lathrop se le ocurrió una triquiñuela para engatusarlo. El libro no serían unas memorias al uso sino que tendrían la forma de una novela de ciencia ficción. Edison aportaría las ideas y Lathop las escribiría. Si bien el inventor carecía de una educación formal, poseía una gran biblioteca y era un ávido lector.
Cuando dieron comienzo al proyecto, en 1890, la ciencia ficción de tintes especulativos estaba en plena boga. Desde la década de 1860 con éxitos de Julio Verne como Viaje al centro de la Tierra, De la Tierra a la Luna o Veinte mil leguas de viaje submarino hasta la década de los 90 con novelas como La máquina del tiempo o La guerra de los mundos de H.G. Wells. Edison era, probablemente el científico más famoso de su época, y Lathrop un autor de primera fila, así que la combinación de ambos en una novela parecía un cóctel explosivo. Sin embargo, a finales de 1892, el proyecto parecía haberse estancado. Al principio Edison estaba entusiasmado, y en cuatro o cinco entrevistas que tuvo con Lathrop expuso más ideas de las que el autor era capaz de anotar. Pero el entusiasmo de Edison no tardó en enfritarse, dejando a Lathrop en la estacada a mitad de la novela.
Lathrop decidió jugársela y siguió adelante ya sin la ayuda de Edison. La novela finalmente se tituló In the Deep of Time y apareció seriada en varios periódicos estadounidenses a partir de diciembre de 1896. Se hacía hincapié en que la novela estaba escrita por George Parsons Lathrop en colaboración con Thomas A. Edison.
Una duda razonable es preguntarse qué aportó cada uno al resultado final. Es posible saberlo, por suerte, gracias a que se conservaron 33 páginas de notas manuscritas, que ahora están disponibles on line como parte de los archivos de Thomas A. Edison de la Universidad de Rutgers. La colección incluye correspondencia entre ambos, sirviendo de testimonio de la difícil relación profesional que mantuvieron. Lathrop se queja, por ejemplo, de que después de pasar un mes cerca de la casa de Edison en Nueva Jersey, esperando una entrevista, solo consiguió obtener 15 minutos del tiempo del inventor. En octubre de 1891 se queja de que Edison pierde el tiempo con entrevistas para diferentes medios en lugar de dedicárselo a él.
El argumento de la novela que escribieron Lathrop y Edison es el siguiente: un joven llamado Gerald Bemis acepta participar en un experimento llamado «vivificación», que consiste en inyectarse diferentes sustancias para pasar después a un cilindro de vidrio que es sellado herméticamente, donde permanece tres siglos. Cuando se le despierta, aproximadamente en el año 2200, se describe un futuro que se basa fundamentalmente en las ideas de Edison.
Entonces, ¿qué visión tenía Edison del siglo XXIII? El inventor predijo un mundo en el que la Tierra y Marte estarían conectada por un viaje de ocho horas, aunque sería posible enviar mensajes por «telegrafía planetaria», predijo naves voladoras con alas de abejorro, máquinas que entregan el correo sin necesidad de que las manejara un humano, triciclos y coches eléctricos que se recargaban en los hoteles, motores que se recargaban con luz solar, fotografías infrarrojas. Imaginó que la carne era sustituido por suplementos alimenticios vegetales, que las enfermedades comunes eran erradicadas por completo gracias a la vacunación infantil obligatoria o que habría una sociedad que enseñara a hablar a los simios. Como puede verse, cuando se hacen tantas predicciones, algunas resultan certeramente proféticas y otras solemnes tonterías.
Aunque se le dio bastante publicidad, In the Deep of Time no llamó la atención de los lectores. A diferencia de otras historias que sí tuvieron éxito, esta nunca apareció en forma de libro y, hasta la llegada de Internet, era casi imposible de encontrar. Es raro que se mencione incluso en las biografías de Edison. Lathrop no viviría para ver si algunas de las predicciones de su historia se hicieron realidad: murió unos dos años después de la publicación de la novela, cuando tenía 46 años. Edison, sin embargo, sobrevivió otras tres décadas, pudiendo presenciar una parte del siglo XX y comprobando cuáles de sus predicciones se iban cumpliendo. Todo parece indicar, de todas formas, que no volvió a tener muy presente su proyecto literario con Lathrop.