La decadencia de Nerón Golden de Salman Rushdie
La decadencia de Nerón Golden
Salman Rushdie
Seix Barral
Novela
Por Juliano Ortiz
Años atrás Rushdie decía aun medio gráfico que “Un libro es una versión del mundo”. En esta versión, la realidad se mezcla con la ficción, “Dame una moneda de cobre y te contaré una historia dorada”, se puede leer en el epígrafe, como si el autor quedara parado sobre la línea que divide lo real de lo irreal.
Nerón Golden es un anciano millonario que llega a Nueva York, la ciudad donde todo sucede, la de los millones, la de las oportunidades inoportunas. Su arribo es visto por el narrador, un “guionista de cine” que ve en esa familia la posibilidad de llevar su historia al séptimo arte, ya que los considera oro en bruto. La madre de René, el guionista de cine, le pasa una carpeta que contiene el pasado de los Golden con todo detalle. “En la era de la información, querido, los trapos sucios de cualquiera están expuestos para que todos los vean”. Misteriosa, por momentos embrollona, en permanente necesidad del lector para adivinar lo que no dice, lo oculto, la trama va siguiendo los últimos mandatos presidenciales, hasta llegar a él, por supuesto. De Donald Trump se habla con ironía y un volado sarcasmo, su figura queda impregnada en las páginas como un símbolo decadente de la sociedad estadounidense.
“¿Qué es una buena vida? ¿Y cuál es su contrario?”, se pregunta el narrador en la primera parte y quizás este sea el meollo por el que pasa fino y sagaz Rushdie para mostrar el mundo que él quiere. Pero claro, esto es ficción y entonces la novela camina por asesinatos, mentiras, largos monólogos sobre cine y actrices y actores que podrían haberse obviado. René no tiene filtro, es transparente y en esa levedad busca que Nerón Golden y sus hijos también ocupen ese lugar de exposición, como un maniquí dispuesto a ser llevado por la turba mediática y mundana.
Al celebrarse las elecciones presidenciales que enfrentan al Joker y a Batwoman (Trump-Clinton, por si quedan dudas), René dibuja unas caricaturas políticas que, según proclama (con su modestia característica), “definían la lucha”. El Joker, por supuesto, gana con “su pelo verde y brillante de victoria, su piel blanca como la capucha de un miembro del Ku Klux Klan, sus labios chorreando sangre anónima”.
El escritor declaró hace unos días en un medio online, “Hacía ocho o diez años que tenía en mente el personaje de el Jóker (sátira de Trump en la novela). Estaba intentando escribir una novela que fuese muy contemporánea y cuando la campaña de Trump empezó, tenía que encontrar una manera de incorporarlo. Lo hice de forma cómica, como una broma. Pero el material de Trump es el telón de fondo de la novela, no es la historia ni la intención”. Rushdie, juega con esta parte de la historia que muestra a un presidente que casi nadie esperaba.
Con referencias notorias a escritores norteamericanos (Scott Fitzgerald, por ejemplo), con el esbozo fatídico de una sociedad embelesada por los oropeles del capitalismo rampante, con los gestos shakesperianos que invaden toda la obra de Rushdie y con la permanente crítica a los tiempos que corren, el autor fuerza el cinismo propio de los escritores que parecen haber sido creados solo para molestar.
La hamburguesa dorada que sonríe detrás de la triste realidad de los que comen los restos.
Salman Rushdie (Bombay, 1947) es, sin duda, uno de los más firmes candidatos al Premio Nobel de Literatura entre su generación, dada la variedad y potencia de su obra literaria, entre la que destacan libros como Los versos satánicos, Hijos de la medianoche y Shalimar el payaso. Ha ganado, entre otros galardones, el Premio Man Booker, el Hans Christian Andersen y el Caballero de la Orden del Imperio Británico en 2007. Su última novela, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, fue considerada uno de los mejores libros del año según The Washington Post, Los Angeles Times, San Francisco Chronicle, Harper’s Bazaar, The Guardian y Kirkus Reviews.