Entrevista a Mónica Sánchez, ganadora de Los Relatos de Culturamas 2017
Entrevista a Mónica Sánchez
Hola Mónica, enhorabuena antes de nada. ¿Cómo llegaste hasta Los Relatos de Culturamas?
¡Gracias a todos los lectores! Me gustaría destacar el alto nivel del resto de autoras y autores. El cuento está en plena forma. Sigo vuestras publicaciones y leí que buscabais cuentistas. Una escritora novel pasa el rato buscando vías de salidas, que le publiquen, y decidí enviaros un relato.
¿Y qué has sentido al ver tu relato como el más votado por l@s lector@s?
Me alegra mucho que haya sido con Gracias por no reproducirte porque aborda un tema controvertido desde la óptica que más me gusta.
Gracias por no reproducirte es bastante clásico en su construcción, y juega desde la ironía literaria. Coge un mundo de partida peculiar, el del Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria. ¿Cómo llegas a conocerlo, y por qué lo eliges para escribir un relato?
Fue en un programa de debate que hablaba sobre la extinción de las especies. De repente, el presentador nombró esa curiosa asociación. Tecleé Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria en el buscador y allí estaban. Enseguida vi el conflicto, que se pondría en marcha de golpe, en el primer párrafo. La protagonista se queda embarazada, después de haber conocido a su pareja en una reunión del movimiento, y pretende ocultarlo.
¿Vas en general buscando lo raro para inspirar tus mundos de ficción?
Me siento representada en la etiqueta del cuento fantástico, en su irrupción en lo cotidiano. Hoy en día quien retrocede ante el término fantástico es porque desconoce la verosimilitud que ha alcanzado y aún lo asocia con dragones bicéfalos. Lo fantástico ha evolucionado a territorios inquietantes, en los que lo extraño se despliega en una realidad en la que no tiene por qué ocurrir nada de extraordinario y todo puede estar en la cabeza de los protagonistas.
Nuestra autora, camuflada entre lecturas
¿Recuerdas cuál fue el primer relato que terminaste, cuándo fue, y si se lo enseñaste a alguien?
¡Sí, sucedía en una librería! Hace ya casi diez años. La protagonista sacaba libros de las estanterías al azar y descubría que hablaban de ella, de su pasado, de su presente. A modo de fantasmas dickensianos. Al final acababa leyendo un pasaje de su futuro. Creo que lo enseñé orgullosa a todos mis conocidos. Ahora me parece que está escrito de una forma espantosa…
¿Qué te impulsa a escribir un relato? ¿Es la forma natural de tu escritura?
Por ahora sólo he explorado el código del relato, pero tengo una idea para una novela navegando por mi cabeza. Creo que lo mejor es empezar con el cuento para aprender y dominar los secretos de la técnica literaria. Igual que en bellas artes, primero te enseñan a dibujar un retrato o un paisaje realista y, después, si se desea, se puede ir hacia la abstracción.
Háblanos un poco de tu trayectoria como escritora hasta la fecha. ¿Has pasado por el mundo de los concursos de relato?
Sí, desde hace poco me he lanzado a participar en los concursos. En el mundo literario, se ha de tener perseverancia y paciencia. Sé que suena a tópico, pero es la mejor receta. Depurar la técnica y conseguir una voz firme. Saber lo que se quiere decir y a donde quieres llegar.
¿Tienes algún libro publicado?
He publicado en la antología de cuentos Iceberg de la editorial Leqtor Universal (2014) y otros relatos en revistas literarias. Recientemente he acabado mi primer libro de relatos, Aquí para siempre, y lo estoy moviendo en busca de editorial.
¿Has estado en talleres de escritura creativa? Si es así, ¿los recomiendas? ¿Qué crees que pueden aportar?
He realizado cursos de creación literaria. Existe un debate sobre si se puede enseñar a escribir o no. Algunos detractores de esta idea se basan en un argumento evidente: los grandes escritores de la historia de la literatura no pasaron por talleres de este tipo. Nadie se imagina a Kafka, sentado entre alumnos que le critican que Gregorio Samsa no acaba de ser un personaje verosímil. Pero, también es cierto, que hace décadas existían los cafés literarios. Actualmente son escasos los lugares públicos donde un autor, sobre todo novel, puede compartir sus textos. Ahora ese papel lo tienen los talleres de escritura. Aunque, cabe destacar, que, como cualquier negocio, crecen como champiñones por todas partes. Yo he tenido profesores magníficos, todos ellos escritores. En los cursos de escritura pueden ayudarte a desarrollar el talento, porque si se puede aprender a tocar la guitarra, por qué no a escribir. O, al menos, a hacerlo mejor. Sin duda, los recomiendo. En ellos aprendí la importancia de reescribir.
¿En qué estás trabajando actualmente? ¿Eres supersticiosa, maniática, rutinaria, a la hora de escribir? ¿Dónde, cuándo escribes?
Sigo escribiendo relatos, pero ahora de mayor extensión. Escribo en casa y últimamente más por las mañanas que por noches. No soy supersticiosa. Ahora ni siquiera llevo una libreta en el bolso para apuntar ideas, porque hace una semana me descargué una app de notas.
¿Por qué crees que el relato no logra un público amplio? ¿Es un problema de lo que ofrecen los escritores, de cómo lo mueven las editoriales, de cultura y educación respecto al género?
Desde hace tiempo se habla del auge del cuento, sobre todo desde el 2013, cuando se otorgó el Nobel de Literatura a Alice Munro. Creo que continúa siendo un género de minorías, al menos desde el punto de vista de las grandes editoriales o del llamado gran público. Muchos lectores todavía rehúyen los libros de cuentos y prefieren las novelas. Aunque, si bien es cierto que muchas editoriales lo han arrinconado por su poca comercialidad, en los últimos años el cuento va ocupando su lugar gracias a que hay editoriales pequeñas e independientes que publican libros de relatos y autores que se reconocen como cuentistas. El público lector ya sabe que un texto breve no tiene por qué ser un cuento, sino que necesita que haya una técnica detrás, depurada como cualquier otra. Creo que si alguien catalogó alguna vez el cuento como “género menor”, es muy poco probable que esto suceda de nuevo.
Recomiéndanos tres relatos, o tres autores, a los que debería acercarse alguien que está iniciándose en la escritura de este género.
Ostras, del maestro Antón Chéjov, La última noche, de James Salter y La habitación de Nona, de Cristina Fernández Cubas.
Muchas gracias, Mónica
Los Relatos de Culturamas
Los talleres de escritura ya existen en Rumania/ en Bucarest, Cluj, Satu Mare, Timișoara… en las bibliotecas publicas hay escritores de joven edad/ que se dedican a esta MANERA DE DAR UN SUSTO UN IMPETU A LOS ALUMNOS DE UNIVERSIDAD, COLEGIOS// EN LA BUSQUEDA DE UNAS FORMAS DE EXPRESION/ DE UNA VISION SOBRE EL MUNDO ACTUAL…
MUCHAS GRACIAS PARA PERMITIRME DE LEER LOS ARTICULOR PUBLLICADOS EN ESTE SITIO.
LE DESEO GRAN EXITO A LOS COLABORATORES, ESCRITORES EN ESTA PUBLICACION ELECTRONICA !
TATIANA RĂDULESCU
me agradezco de compartir esas experiencias, riquissimas de vosotros.
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