Fin de guardia Stephen King
Fin de guardia
Stephen King
Plaza & Janés
Novela
Por Juliano Ortiz
“La mujer en cuestión yacía de espaldas, con las piernas torcidas en un ángulo que indicaba traumatismos graves. En la entrepierna del elegante pantalón beige se evidenciaba una mancha oscura de orina. Tenía el rostro —lo que quedaba de él— embadurnado de grasa. Había perdido parte de la nariz y casi todo el labio superior. Sus dientes, de bonitas fundas, quedaban al descubierto en una mueca exánime. También tenía desgarrados el abrigo y la mitad del jersey, de cuello cisne. En el cuello y el hombro comenzaban a aflorar grandes hematomas oscuros.
El puto coche le ha pasado por encima, pensó Rob. La había aplastado como a una ardilla. Jason y él se arrodillaron a su lado al tiempo que se ponían los guantes …”.
Stephen King puro. Buena escritura. Muy buena trama. Acción. Detalles escabrosos. Ritmo vertiginoso. Imaginación desbordante. Imágenes que envuelven al lector como si estuviera viendo una película. Dosis sobrenatural. Muerte. Muerte y más muerte.
En Fin de guardia, King se recupera a sí mismo con la última parte de esta trilogía que comenzó con Mr. Mercedes. Y la cierra de forma perfecta, avanzando, deglutiendo la atención de los lectores dando todo de sí.
El detective Bill Hodges, enfermo, preso de una vida llevada por un camino de sinsabores y riesgos inhumanos, vuelve a meterse de lleno en lo ocurrido diez años atrás, cuando el psicópata Brady Hartsfield, embistió a un grupo de personas a la entrada de un centro cívico, resultando varios muertos y heridos, entre ellos una mujer que quedó tetrapléjica y que ahora está al cuidado de su madre.
A partir de ahí, King utiliza sus dotes de narrador serial mientras muestra una sociedad norteamericana vacía, pagana, construida con el sinsabor de los que votaron a Trump. Es evidente lo que el lector puede vislumbrar entre líneas. La decadencia de un mundo que transpira paraíso, pero que en esencia sirve para que una ola de suicidios tenga a una parte de la ciudad atemorizada.
Este libro que, como hemos dicho, culmina la trilogía, es un símbolo de la extensa bibliografía de Stephen King. El otrora escritor dueño de una reconocida obra por la cultura popular, pero denostado por los “literarios”, ha alcanzado en los últimos años, la aceptación de muchos de sus colegas a fuerza de los cientos de éxitos que no solo sus libros consiguieron En forma gráfica, sino también en televisión y especialmente en cine.
En definitiva, la novela negra le sienta bien a King bordando los horrores y lo sobrenatural con el sesgo propio de una era en la que la tecnología, también sirve para hacer el mal. Y mucho mal.
Stephen King, (Portland, Estados Unidos, 1947). Se ganó el favor de la crítica con su primera novela, Carrie (1974), a la que seguirían El resplandor (1977), que le valió un gran prestigio internacional, It (Eso, 1986), Misery (1987) e Insomnio (1994), por mencionar sólo algunos de sus mayores éxitos. Su estilo efectivo y directo, unido a su gran capacidad para destacar los aspectos más inquietantes de la cotidianidad, le han convertido en el especialista de literatura de terror (aunque ha realizado también incursiones en el género fantástico y de ciencia ficción) más vendido de la historia.