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'Retrato de la lozana andaluza', de Francisco Delicado

Por Ricardo Martínez.

La literatura erótica ha ocupado siempre un lugar prominente  para los lectores, acaso porque en ellas se encierren tantos secretos ocultos que, por el hecho de ser de esa naturaleza, se desee con más fervor conocer. Quepa decir, a la vez, que este libro no es, ‘sensu stricto’ un libro de contenido erótico; diríamos, eso sí, libre en cuanto a que la temática amorosa –muy dilatadamente entendido el término, esto es, la coyunda entre hombre y mujer no sólo en lo físico, sino con todo el aparato socio-simbólico que entraña- está aquí presente, y ello le otorgaba al libro un cierto carácter de libertinaje en la medida en que era un desafío al orden social establecido.

Aún así, tal vez no sea arriesgado sospechar que, acaso, en el fondo la voluntad del autor hubiese estado cerca de componer, además de una cierta denuncia en la hipocresía de las costumbres, un tratado didáctico al modo de aquellos ‘relox de príncipes’ o aquellos otros tratados de arbitristas. Eran legión, en la época, las buenas intenciones de cara a regular con mesura y comedimiento los muchos vicios que una corte corrupta y mal gestionada daba lugar como preocupaciones en la población consciente y necesitada.

Entiéndase a la vez: el tema del erotismo en literatura aporta una gran capacidad lectora en la medida en que faculta y despierta la imaginación, potencia el deseo de la continuidad del argumento y, también, fortalece el ánimo y la voluntad de conocer, de ‘escuchar’, de experimentar. Esto es, alienta la eterna curiosidad. Tales son los ingredientes que, al fin, perviven en el texto erótico, si bien ha de decirse que, tal como señala el propio autor, esta obra tiene como referencia ‘La Celestina’, y es su tema de fondo similar, de ahí el subtítulo de “Hª de la cortesana…” Una cortesana, como se explicita también, bien reconocible en Roma, donde fue redactada la obra, si bien la tal protagonista resultó viajera, pues fue conocida como ‘Leonora’ en Salamanca, ‘Lozana’ en Roma… Un fragmento extraído del texto creo que podría dar fe  bien aproximada de su contenido. Dice, en un momento dado, el personaje de la Vieja en esta novela dialogada: “¡Ay, mi alma, parece que os he visto y no sé dónde! ¿Por qué habés mudado vestidos? No me recordaba ¡Ya, ya! Decime, ¿y habéis os hecho puta? ¡Amarga de vos, que no lo podrés sufrir, que es gran trabajo!”

De la obra, atribuida a Francisco Delicado, sólo existe un ejemplar impreso en Venecia sin indicación de lugar ni año, y que hoy se conserva en Viena, en la Biblioteca Imperial, donde fue descubierta su existencia en 1845 por el bibliotecario Ferdinad Wolf.

Dado que no figura en el Cathalogus del Inquisidor Valdés (1599) no debió circular por España. Cono novela dialogada que es, sostienen los especialistas que esta novela “oculta una serie de pasquines con personajes reales de la historia política del momento, que están debajo de las máscaras y anécdotas de las cortesanas” En cuanto a la época, decir que el propio Delicado “acabó con la anominia de su obra en el prólogo a su ‘Primaleón’: fui yo, en 1524 cuando compuse ‘La lozana andaluza’ en el común hablar de la polida Andalucía”.

Un texto original, valiente para su momento histórico, que aporta no sólo una fuente importante de sociología histórica sino una excepcional lectura por la riqueza y ductilidad de su lenguaje, lo que le ha hecho permanecer vigente, de algún modo, actual a día de hoy.

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