'Memorias de Leticia Valle', de Rosa Chacel
Memorias de Leticia Valle
Rosa Chacel
COMBA
Barcelona, 2017
196 páginas
Rosa Chacel, vallisoletana de 1898, largamente exilada en Brasil y Argentina tras la guerra civil, fue un personaje muy singular y una mujer inteligente y llena de energía. Creía mucho en las teorías “deshumanizadoras del arte” de Ortega, y por eso le enfurecía que le preguntaran por el argumento de una novela, las suyas siempre muy mentales y muy bien escritas. Debo decir que quise mucho a Rosa y que fui gran amigo suyo hasta su muerte con 96 años en Madrid. Está enterrada en su tierra. Quizá por su afán intelectual Rosa valoraba como su obra maestra “La sinrazón” (1960) un libro hondo, quizás difícil, y hacía menos caso -con simpatía condescendiente- a una de sus más exitosas novelas y la primera que editó en el destierro, en Argentina, “Memorias de Leticia Valle” , de 1945. Es cierto que se trata de una novela más sencilla, con más argumento, aunque adelgazado por las reflexiones y que tuvo la virtud -ello sí, desde ángulos distintos- de anticiparse en diez años al tema básico de la célebre “Lolita” (1955) de Nabokov.
Leticia Valle es una preadolescente precoz y lista que vive en Simancas (la acción debe situarse hacia 1912) donde tiene en la escuela a un maestro hombre culto y moderno que se fija en el valor de la muchachita. Aunque parecerá que es el maestro quien se enamora de Leticia y sucumbe y un hondo sentido de culpabilidad le lleva al suicidio, en realidad la cosa es muy otra. Leticia Valle escribe sus memorias en Suiza, en casa de unos parientes, adonde la han llevado tras el escándalo y los luctuosos sucesos de la escuela. Pero en el pensado y bien analizado relato de la jovencita, vemos que no es el maestro el que quiere seducir a la chica, sino esta la que un tanto sin darse cuenta y a la par sabiendo bien lo que hace, es ella, digo, la que en todo momento intenta seducir a ese maestro que la cuida y llevarle a su perdición. Es cierto que se trata de una novela lineal y amena, pero trufada de continuo –para bien- por los pensamientos y consideraciones de Leticia sobre lo que sucedió en Simancas y sobre su historia, en muchos sentidos secreta hasta el fin, con el maestro. Es decir si la novela es más “fácil” que otras de Rosa, no deja de estar presente el estilo de la autora de cuerpo entero. Autora (además de novelas) de relatos y de ensayos, algunos tan bellos como “Saturnal” -1972- Rosa Chacel es una de nuestras grandes escritoras –no importa el sexo- de la Edad de Plata. Algunos se han preguntado por si puede llegar a ser una autora de mayorías, y debemos decir que hoy por hoy –la cultura tan por los suelos- no, probablemente. Pero en “Memorias de Leticia Valle” la gran prosista límpida y lúcida, dejó un libro singular que pueden leer todos.
En 1980 un director del que luego no hemos sabido mucho, Miguel Ángel Rivas, llevó al cine “Memorias de Leticia Valle”, película muy digna, interpretada por una muy joven Emma Suárez que da una Leticia, más que creíble. Novela necesaria, sin duda.
A punto de cumplir los doce años, Leticia, huérfana de madre, se traslada con su padre, un militar que acaba de regresar de la guerra de Marruecos, y con su tía Aurelia a Simancas (Valladolid). Allí, la niña, dueña de un talento extraordinario y de sorprendente madurez, recibirá clases de música en casa de Luisa, una mujer hermosa y “mundana” –en palabras de Leticia–, con la que entablará una estrecha amistad. Daniel, marido de Luisa, entra en la vida de Leticia cuando comienza a darle clases para no desaprovechar el gran talento de la niña.
En Memorias de Leticia Valle, Rosa Chacel desarrolla de forma magistral la capacidad de seducción de la pequeña Leticia, quien, con perversa ingenuidad, juega con su propia pasión y con las pasiones que desencadena.
Esta novela fue galardonada con el Premio Castilla y León de las Letras en 1991.
Esta gran novela generó una reunión animada, con diversas interpretaciones sobre el significado último de distintos episodios esbozados en la obra como a media voz -en el tono de los secretos familiares-, y muchos comentarios sobre sus protagonistas, unos personajes interesantes y complejos a pesar de moverse en un medio que podría parecer, en principio, poco prometedor, como es una ciudad de provincias de la España de principios del siglo XX.
Y es que la novela parece encerrar claves simbólicas acerca de algunos episodios reales de la vida de la autora y de personajes decisivos de su biografía, como Ortega y Gasset, según sostiene la profesora Carmen Morán en un estudio crítico.
En definitiva, una obra un poco hermética pero de innegable calidad y de gran capacidad evocadora, de una escritora inteligente como pocas que no recibió en vida el reconocimiento que su enorme literatura merecía.
https://www.culturamas.es/blog/2018/01/25/que-el-dolor-no-lastre-tu-vida/
La última frase de este artículo casi es ofensiva. Esta claro que seguimos sin saber lo que es el feminismo
I think that the last phrase is a complement to the author :she is so wise she lets men think they are in charge…knowing that a woman with the slightest smile, a delicate gesture…a distant glance…she can make the man feel like he is the mightiest king…and just as easily bring him to his knees drowning in the deepest sea of sorrow….