Nicanor Parra, el antipoeta que glorificó la poesía
Por Pilar M. Manzanares.
A los 103 años ha muerto este martes el poeta, matemático, físico y académico chileno Nicanor Parra. Lo ha confirmado el ministro de Cultura del Gobierno de Chile, Ernesto Ottone. El conocido como antipoeta, científico de formación, fue galardonado con el premio Cervantes en 2011.
Hermano mayor de una familia dónde el talento se encontraba en cada esquina, el autor de Poemas y antipoemas pasó sus últimos años de vida en su casa de la localidad costera de Las Cruces, a unos 120 kilómetros de la capital chilena. Su muerte, sin embargo, ha ocurrido en su hogar del municipio de La Reina, en Santiago. Su país llora al poeta que cambió el rumbo de las letras hispanoamericanas. Sus compatriotas comienzan a llegar hasta su casa de La Reina y de Las Cruces para despedirlo con flores y agradecidos escritos. El Gobierno ha decidido decretar dos días de duelo nacional.
Licenciado en Física y Exactas, durante 30 años fue profesor de Física en la escuela de ingenieros de la Universidad de Chile y en 1973, año del golpe de Pinochet, engrosó el mítico Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Matemáticas. Allí coincidió con el también poeta Enrique Lihn, con el que dos décadas antes, y junto a Alejandro Jodorowsky, había fundado el periódico mural El quebrantahuesos. Aquel departamento se convirtió durante la dictadura en un reducto de pensamiento libre.
Parra siempre se mantuvo fiel a su origen humilde. Reconocido como una persona independiente a las tendencias políticas, nunca militó en ningún partido, y sus relaciones con la izquierda y la derecha no fueron excluyentes, lo que le trajo varios problemas con partidarios de ambos espectros políticos.
La poesía de Parra varió mucho a través del tiempo. Durante su juventud, a fines de los años 1930, tuvo un breve paso como representante de la llamada poesía de la claridad, fuertemente inspirada en el recientemente fallecido Federico García Lorca, y creada como respuesta crítica al hermetismo y subjetivismo del vanguardismo histórico liderado por Huidobro, Neruda o los nuevos poetas surrealistas del Grupo La Mandrágora. Luego de abandonar esta primera etapa, en lugar de adherirse al realismo socialista, del que criticó su poca credibilidad y su alta abstracción doctrinaria, decidió continuar una línea más vanguardista e incluso posvanguardista. Para Niall Binns, la poesía parriana es ante todo realista, pero poblada al mismo tiempo de aquello que Fredric Jameson llama un «surrealismo sin el inconsciente», el cual es generado por el flujo vertiginoso de sus versos.
La obra de Parra abarca más de 75 años y más de una veintena de poemarios, a los que se suman numerosas antologías, catálogos, exposiciones visuales y colaboraciones en diversos proyectos artísticos. También se han escrito numerosos libros acerca de él, siendo el crítico literario José Miguel Ibáñez Langlois, alias Ignacio Valente, quien más se ha ocupado de su obra. Políticos, intelectuales y figuras de la televisión han manifestado su pesar a través de las redes sociales. La escritura queda huérfana de un revolucionario, un renovador único en la creación literaria y poética.