Javier Calvo apela al fin del bullying en los Premios Feroz con más sabor femenino
Álex Martínez. Una gala amena con sabor femenino. Así podría definirse la quinta edición de los Premios Feroz —otorgados por la prensa especializada—, celebrada este lunes en el Polideportivo Magariños de Madrid. Sabor femenino porque todos los premios fueron entregados por mujeres. Y, como cabía esperar, no faltaron las reivindicaciones a favor de la igualdad. “Lo ideal sería no hacer actos especiales, porque eso significaría que las mujeres tienen el mismo papel que los hombres”, comentó Belén Rueda al respecto.
Y también fue bastante dinámica y entretenida. Algo esperable teniendo a Julián López como maestro de ceremonias. Su monólogo de apertura fue tan irreverente como acertado. Se dejó pocas cosas en el tintero y lanzó dardos envenenados a todo el que se le vino a la mente. “En 2013 nacían los Premios Feroz con el propósito de crear un cine más moderno y más alternativo. Cinco años después, está nominado José Luis Perales”, señaló.
La gran triunfadora de la noche fue Verano 1993, dirigida por Carla Simón y rodada íntegramente en catalán. La cinta, protagonizada por David Verdaguer y Bruna Cusí, se alzó con los premios de mejor película dramática, mejor guión, mejor actor de reparto para David Verdaguer y mejor dirección. En el apartado televisivo destacó Vergüenza, comedia dramática producida por Movistar+ y que se volvió a casa con cuatro estatuillas.
Otra de las galardonadas fue La llamada, comedia dirigida por Javier Ambrossi y Javier Calvo. Precisamente, una de las bromas recurrentes de la noche fue la fiesta que Los ‘Javis’ montarían en su casa al término de la gala, y a la que muchos de los premiados parecían querer apuntarse. Motivos tenían, desde luego, pues su película se alzó con dos premios (a la mejor comedia y al mejor tráiler). Los mismos que ganó el drama El autor, de Martín Cuenca y protagonizada por Javier Gutiérrez y Adelfa Calvo, ganadores del Feroz a mejor actor y mejor actriz secundaria, respectivamente. Esta última dedicó el premio a todas las mujeres de más de cincuenta años “que quieren seguir soñando” y pidió “que a las actrices no se nos juzgue por los años, ni por el peso, ni por el físico”.
Uno de los momentos más emotivos de la gala, que duró algo más de dos horas, vino de la mano de Javier Calvo, que en su discurso de agradecimiento rompió una lanza a favor de las personas que sufren bullying. Aseguró ser consciente de que, aunque su entorno acepta su homosexualidad y le comprende y quiere incondicionalmente, las cosas no son tan fáciles para otros. “Si alguien tiene miedo, siente que está perdido, siente que no le van a querer. Quiero que sepa que le van a querer, que va a encontrar su sitio, que tu familia te va a querer y que Javi y yo vamos a escribir historias para que tú te sientas inspirado”, apuntó con la voz quebrada por la emoción.
Otro de los momentos de la noche se produjo hacia el final de la gala, cuando Rossy De Palma le entregó un Premio de honor a la gran Verónica Forqué. Esta aprovechó su discurso para comentar que aún no había tenido la posibilidad de participar en ninguna película dirigida por una mujer. Además, se arriesgó a nombrar a todos los directores con los que sí había trabajado. A todos menos a Pedro Almodóvar, de quien se olvidó. Gajes del oficio.