Juan Sanguino: “El cine adulto actual se consume como un producto de nicho y minoritario”
Por Aashta Martínez.
No cabe duda de que el Hollywood actual poco o nada tiene que ver con el de principios o mediados de los noventa. Aquel cine marcó a toda una generación que disfrutaba sobremanera con películas para todos los públicos, de las que después se tirarían semanas hablando. Juan Sanguino, periodista cinéfilo, ha logrado revivir ese pasado en Generación Titanic: el libro de cine de los noventa (Dolmen Editorial). El libro, una cuidada selección de 32 clásicos cinematográficos generacionales, es un trabajo ameno, completo, cuidado y repleto de anécdotas, datos técnicos y frases icónicas que nunca pasarán de moda. Culturamas ha charlado con el autor de esta pequeña joya sobre reliquias de un cine que pasó a mejor vida.
- ¿Qué relación ha mantenido usted con el mundo de los videoclubes y el formato VHS?
Hay algo romántico, casi de ritual, en el recuerdo de caminar hacia el videoclub rezando porque esa peli en la que llevabas semanas pensando no estuviese alquilada. Pero también era frustrante, caro y limitado a la oferta disponible. Me pregunto si los adolescentes de ahora sentirán nostalgia hacia Netflix y Los Vengadores. Supongo que sí porque es inevitable, pero es que el mundo del cine ha cambiado tremendamente desde que nosotros nos enamoramos de él. Los videoclubes en cuestión de un par de años se convirtieron en una reliquia y un museo, pero sospecho que Netflix y similares seguirán existiendo durante décadas.
- ¿Siente cierta nostalgia por ese mundo en desaparición?
Mucha nostalgia y, como casi siempre, esta es ficticia. Ojalá haber crecido como cinéfilo en una cultura del consumo como la actual: con miles de películas a mi alcance, redes sociales donde descubrir pequeñas joyas del cine y sin tener que rebobinar al acabar.
- En un artículo sobre cine de los noventa, decía usted de estas películas que sus conflictos eran universales, su narración era accesible y sus emociones eran primarias. ¿Por qué lo cree así? ¿Sigue sin ser fan del cine independiente?
El cine independiente es, desde los ochenta, el motor que hace que el cine como arte evolucione. Lo que echo de menos es que los fenómenos ya no lo sean tanto, porque hay mucha oferta, libre acceso a ella y cada espectador elige qué cine quiere disfrutar. En los noventa, películas como Instinto básico, El silencio de los corderos o Forrest Gump sencillamente paralizaban la cultura pop porque el público, desde los más jóvenes a los más mayores, hablaban de ellas sin parar. Hoy se ha perdido esa sensación de evento y es muy difícil que un drama adulto, un thriller o una comedia romántica unifiquen al mundo entero. Eso ya solo pasa con la series (Stranger Things, Juego de tronos), porque el espíritu masivo del cine de los noventa se ha refugiado en la televisión. Sin embargo, el cine adulto actual se consume como un producto de nicho y minoritario. Hasta los blockbusters de Marvel, por mucho dinero que hagan, dejan fuera a cierto segmento del público y renuncian a su condición de evento único y urgente al construir un universo expandido más allá de cada película individual.
- ¿Cómo llevó a cabo la selección de las 32 películas? ¿Se basó en criterios personales o tuvo en cuenta otras consideraciones a la hora de decidir qué incluir y qué no?
Si me hubiese limitado a filias personales habría incluido El guardaespaldas, una extravagancia pop que me obsesiona desde niño, pero seleccioné con mucho cuidado las películas del libro. Mi interés máximo es que todas fueran inmensamente populares para que el lector pueda leer el capítulo incluso sin tenerla demasiado reciente y que cada una de ellas representase un aspecto distinto e individual del cine de los noventa. Por eso aparecen películas que alguien podría considerar menores como La mano que mece la cuna (el cine doméstico), Mentes peligrosas (el dramita bienintencionado sobre una blanca salvando a la comunidad negra), Sister Act (la comedia familiar de trama delirante) o El fugitivo (el thriller de acción adulto con guión de hierro).
Otras me sirven para reflejar la cultura de los noventa. Utilizo Aladdín para retratar la doctrina de la obsesión por la escalada social y económica que imperaba en el cine infantil; Reality Bites, para explicar la frustración de la juventud que idolatraba a Kurt Cobain y a Alanis Morissette; Philadelphia, para denunciar la vejación y terror sociales hacia las víctimas del sida, o Señora Doubtfire, para representar cómo comenzaron a aceptarse los distintos modelos de familia.
- De todas las películas de los noventa que ha tenido ocasión de ver, ¿cuál diría que es su preferida y por qué?
Si tuviera que rescatar una sola, quizá sería Gattaca. Es una fábula sobrecogedora que reflexionaba sobre el porqué de la existencia humana (vamos, que el cine de los noventa no entendió ni los títulos de crédito) con una identidad visual y un ritmo que han influido enormemente en el cine posterior. Pasó desapercibida, porque no encajaba en absoluto en su tiempo, pero hoy vemos su legado en todas partes. Gattaca es una precursora de Black Mirror, por ejemplo.
- El libro está repleto de fotos, información y anécdotas relacionadas con cada una de las películas. ¿Cómo fue el proceso de elaboración del volumen?
Tardé dos años en total. No tenía prisa por terminarlo porque me importaba (diría que me obsesionaba) demasiado que cada uno de los textos tuviera el tono, el contenido y el enfoque que cada película pedía. Leí cientos de artículos de la época, vi unas cuatrocientas películas y entrevisté a psicólogos, sociólogos y críticos de cine. Como no sé si escribiré algún libro más, quería que este fuese un viaje completo para mí y para el lector. Me tomé como reto que tuviese la textura de una película de los noventa: entretenido, gracioso, emotivo, sencillo, entusiasta y con mensaje. Y sobre todo para todos los públicos. Me gusta pensar que el libro es como Ghost: tiene todos los géneros, te hace reír, te hace llorar, te intriga, te indigna, te sorprende, te persigue, es bonito, hace que te enamores de Demi Moore, lo puedes pillar empezado, puedes comentarlo con tus amigos, te hace reflexionar y al final ves la vida humana con otros ojos. Bueno igual esto último no.
No hay ni un solo capítulo que no sea la mejor versión que yo puedo ofrecer ahora mismo del análisis de cada película. Los mayores retos fueron el de Parque jurásico, porque cada persona tiene su propia relación con esa película y me preocupaba que se preguntaran quién coño soy yo para llegar a estas alturas y ponerse a explicarla, y Titanic, porque da mucho juego pero en realidad es una película sin subtexto alguno. Es imposible analizarla porque todo lo que necesitas saber de ella está en pantalla o te lo cuenta algún personaje. Varias veces. Y el fenómeno es directamente inabarcable, pero creo que he sabido resumirlo y transmitirlo. Espero.