Valses, polcas y zarzuela para dar la bienvenida al año nuevo en Málaga
Por: Alberto Medina
Nuevo año e ilusiones renovadas para encarar 2018 con la mejor música clásica. Y que mejor forma que comenzar el año de la mano de la Orquesta Filarmónica de Málaga. Con un lleno absoluto, el pasado 3 de Enero, la OFM brindó por un año lleno de música clásica con un concierto lleno de polkas y clásicos de la zarzuela.
Desde hace pocos años, el Teatro Cervantes ha inaugurado la tradición de comenzar el año nuevo con un concierto extraordinario de Año Nuevo. Un espectáculo muy influenciado por el concierto de año nuevo de Viena, pero en el que se incorpora la zarzuela.
El titular de la OFM, Manuel Hernández Silva, fue el perfecto maestro de ceremonias, quizás porque pasó gran parte de su vida en Viena. Hernández Silva premió al público con pequeñas perlas de la tradición austriaca. Supimos por ejemplo que Strauss había compuesto valses para cada uno de los gremios, o la síntesis musical que fue la zarzuela entre la música de la Europa de Centroeuropa y más allá del Atlántico. Hernández Silva realizó su trabajo con enorme brío, y manifestó un gran conocimiento de letras y partitura. Estuvo en todo momento muy cercano con el público, como fue dirigiendo la polca Tritsch-Tratsch. Canciones de Lehár (Oro y plata, Giuditta), Suppé (Poeta y aldeano), Strauss (El murciélago, Rosas del Sur, Tritsch-Tratsch, Vida de Artista) junto a autores ibéricos como Chueca, Bretón y Chapí.
El contrapunto vocal lo puso la soprano Berna Perles y el Coro de la Ópera de Málaga. La malagueña obtuvo el título superior de Canto en el Conservatorio Superior de Música con Matrícula de Honor y ha estudiado con los más grandes del canto, como Renata Scotto, Mirella Freni o Carlos Álvarez. Cantó con gran lirismo, una voz insinuante y con mucha luz. Incluso se atrevió a bailar con los compases de un aria de Lehár.
El concierto terminó con el famoso coro de gitanos de El Trovador de Verdi y la esperadísima Marcha Radetzky, igual de acompasada como en Viena. Verdaderamente, estas dos horas de buena música clásica fue el mejor regalo de Reyes.