Alabama Gospel Choir llega al Teatro Cervantes
Por: Alberto Medina
Una de las mayores aportaciones que ha hecho Estados Unidos al mundo entero son sus creaciones musicales. La música góspel (del término anglosajón godspel “palabra de dios”) nace con la sangre de los campos de algodón del sur de Estados Unidos. Una serie de cánticos que adornaban los diferentes oficios religiosos, y que además de sincretizar musicalmente con sus ritos ancestrales, eran una forma de reafirmación ante el poder opresor blanco. Incluso hoy en día la diferencia con los coros de iglesia blancos es más que notable.
Esta formación de 20 voces, el Alabama Gospel Choir, viene de la mano de Eurospectacles, un grupo que organiza espectáculos y que desde hace unos años nos trae algunos eventos navideños en el Teatro Cervantes. Ha sido bastante complicado encontrar referencias de este coro, y al parecer solo salen del sur de Estados Unidos para recorrer nuestro país. Este año el Alamaba Gospel Choir viene con el repertorio con el espectáculo “Navidad a ritmo de góspel”, aunque desgraciadamente el mismo que eligió en el mismo teatro Cervantes en enero de este mismo año.
Público muy numeroso y navideño el que se congregó el martes 26 de diciembre. Con ganas de conocer esa música que tanto sabemos de las películas de Whitney Houston y de ciertas comedias ligeras. Voces maravillosas y espectaculares, que vestían unas túnicas sobrias (apostamos que eran idénticas al resto de años) en un escenario más que sobrio. Era increíble escuchar esos timbres de voces, desde tenores y sopranos a barítonos y mezzos, sobre todo con las diversas formaciones que iban estableciendo, como dúos o cuartetos.
Excelente el trabajo y brío de su director Bryson Robinson sacando lo mejor de cada uno de los componentes. Realmente daba la impresión que cada voz por separado tenía un gran futuro, y estamos seguros que la música ha sido lo mejor que ha ocurrido en sus vidas. Esa América negra y profunda, de todas las edades, que saludaba al público con su mejor sonrisa, y que sigue todavía sufriendo del racismo. Uno de los puntos negativos del espectáculo fue la excesiva longitud del espectáculo. Quizás no estuvieron bien repartidos los momentos musicales, o probablemente faltaba algún músico más (los ritmos pregrabados deberían estar prohibidos).
Las interpretaciones rememoraron una misa dominical en los estados sureños, y dejaron entrever que la lucha racial sigue patente incluso en la música. El espectáculo terminó con el agradecido Oh, Happy Day! Un espectáculo imprescindible para aquellos que quieran disfrutar de la mejor música del género.