'Everest, porque está ahí', Premio Desnivel 2017
EVEREST. PORQUE ESTÁ AHÍ
PREMIO DESNIVEL 2017
Ion Berasategi
por Pati Blasco
Como cada año, decidir es un fastidio. Llegaron 113 manuscritos y solo puede quedar uno… por el camino un montón de páginas de viajes, montañas, amores, ilusiones, sueños, escaladas… un verdadero placer que nos ha mantenido enganchadas a las palabras durante todo el verano, por lo que os estamos tremendamente agradecidas a cada participante.
El ganador esta vez estaba muy claro y así lo sintieron los miembros del jurado. Como dijo Ricardo Martínez Llorca: «Lo que me llama la atención es que es un libro que esconde dos grandes historias, una de los inicios del alpinismo y otra contemporánea, que convergen, en el que no hay ningún párrafo barato que esté puesto solo para rellenar».
Como cada edición, uno de los momentos más emocionantes de todo el proceso del Premio Desnivel de Literatura es reunirse con el jurado en la Librería Desnivel. Siempre gentes del mundo de la montaña que hablan la poesía y la prosa y disfrutan de las historias y las cuidan y las valoran. En esta ocasión, este edificio del centro de Madrid acogió a Juanjo San Sebastián como un verdadero lujo para nuestros oídos y nuestros corazones, y a Ricardo Martínez Llorca, ganador de la pasada edición.
Y a todos nos cautivó Everest. Porque está ahí. Su ritmo ágil, la recreación histórica mezclada con la ficción, los personajes tan verosímiles, las licencias literarias que permiten reescribir hipótesis, diálogos fantásticos y un Everest misterioso y lejano.
Juanjo San Sebastián reconoció haberse reído con muchas ganas en algunos pasajes. «Es un relato en paralelo, que gana interés y tensión a medida que avanza; es una narración con grandes dosis de humor e ironía, donde se entrelazan las vivencias de aquellos pioneros de 1924 con las de Karpov y Kurdo, dos escaladores modernos, que no son de donde sugieren sus nombres de pila, y que también tratan de escalar el Everest tomando como modelos no a Malory e Irvine, sino a Loretan y Troillet».
Héroes cercanos y humanos, junto a los mitos que siempre han inspirado a quienes se acercan a las montañas en busca de algo más que sus cimas. Como dijo Ricardo Martínez Llorca: «El público de Desnivel se va a reconocer en la historia del alpinismo, va a encontrarse de dónde viene lo que somos ahora en alpinismo. El libro no sólo habla de las expediciones sino de la construcción de las expediciones».
Después de la agradable velada con estos grandes de las palabras llega el otro momentazo, el de llamar al ganador, casi siempre alguien desconocido; una cita a ciegas con una voz y un rostro que no dibujas pero a quien en cierto modo te sientes cercana porque le has leído, te has perdido en los entresijos de sus historias, y eso siempre une.
Coge el teléfono Ion Berasategi…
—Sí, sí, que has ganado el Premio Desnivel de Literatura.
—¡Qué alegría! Las pulsaciones me han subido a 150…
—Ricardo Martínez Llorca y Juanjo San Sebastián te dan la enhorabuena.
—Justo me acabo de leer dos libros de Juanjo, qué casualidad…
La vida está llena de casualidades, de finos hilos que unen las historias, los tiempos y las vidas, como queda bien plasmado en este entrelazado libro ganador que cuenta dos historias paralelas: por un lado, conquistar el Everest en 1924 se convirtió en una cuestión de orgullo nacional para el poderoso imperio Británico: el tercer polo no podía ser conquistado por nadie más. Tras un par de intentos fallidos, la Mount Everest Committee ponía toda la carne en el asador y organizaba una expedición cuyo desgraciado y misterioso desenlace la convirtió en el mayor enigma de la historia del alpinismo mundial.
Tratando de conservar el espíritu y el alma de aquellas mastodónticas expediciones de hace casi un siglo, el libro propone una versión personal de las peripecias que pudieron vivir aquellos audaces pioneros que, buscando la gloria, se enfrentaron a lo desconocido. Paralelamente (alternando las historias), cuenta las anécdotas de dos jóvenes alpinistas que, nueve décadas después, parten hacia el Tíbet con el Couloir Horbein de la cara norte del Everest como objetivo. Su expedición, en puro estilo alpino, nada tiene que ver con la odisea a la que tuvieron que enfrentarse aquellos intrépidos pioneros británicos. Nada tiene que ver porque los tiempos han cambiado y porque ya nada es igual.
Ion tiene 47 años y vive en Bergara (Gipuzkoa). Montañero apasionado, dedica gran parte de su tiempo libre a escalar y caminar, a viajar a países lejanos: Nepal, India, Tíbet, Bolivia, Perú, Pakistán, Sahara… «Sin duda, son estos viajes los que me proporcionan el combustible necesario para escribir».
No es escritor de profesión pero se divierte muchísimo escribiendo y eso se nota. «Escribir me obliga a leer, a pensar, a imaginar, a inventar, a reflexionar… En definitiva, a descubrir».
Un poco de paciencia, habrá que esperar a noviembre para disfrutar de Everest. Porque está ahí… sin duda os resultará un descubrimiento sorprendente