Conversación en Princeton de Mario Vargas Llosa
CONVERSACIÓN EN PRINCETON
MARIO VARGAS LLOSA
ALFAGUARA
ENSAYO
Por Juliano Ortiz
En la idea grande del trabajo del intelectual, Mario Vargas Llosa cree en la necesidad de dialogar con aquellos que pueden aportar nuevas visiones y a los que se puede sembrar para generar conciencias libres y aptas para la discusión y la comprensión de los temas que hacen a nuestra sociedad.
En este libro, acumula de forma concisa, entretenida y aguda los diálogos que mantuvieron en esa universidad estadounidense junto a un grupo de estudiantes, dentro del curso Literatura y Política que impartió en el segundo semestre de 2015. Como moderador, participó el catedrático Rubén Gallo, quién marcó los tiempos, entusiasmó a los estudiantes y facilitó el desenvolvimiento ameno y motivante de los encuentros.
Vargas Llosa alguna vez declaró, en alusión a los jóvenes “Advertirles que la literatura es fuego, que ella significa inconformismo y rebelión, que la razón de ser del escritor es la protesta, la contradicción y la crítica”. Esta idea es la que sobrevuela permanentemente el claustro académico en la que se suceden las palabras entre el escritor, Gallo y los estudiantes. Con soltura, cómodo, con su sonrisa fresca, abierta, Vargas Llosa se mueve como un pez en el agua, exponiendo sus opiniones y puntos de vista. “He aprendido más sobre mi propia obra que los alumnos”, dice enfatizando la sinapsis comunicativa que logró con los jóvenes.
La primera parte del libro está centrada en un análisis de la crítica literaria en general, y un repaso por las teorías más importantes sobre la novela, desde el realismo socialista hasta la nouveau roman, para luego considerar el boom latinoamericano del siglo XX.
“La novela fue considerada menor dentro de los distintos géneros literarios. El que sobresalía, por supuesto, era la poesía, que fue el género creativo por excelencia….”, afirma y hace que imaginemos ese aire de inteligencia y vuelo creativo de las palabras en boca de un gran escritor rondando las miradas atentas de los estudiantes.
El maestro de la narrativa y Premio Nobel de Literatura parece disfrutar de ese tiempo y aporta precisiones sobre sus obras de ficción (Conversación en la catedral, La historia de Mayta, ¿Quién mató a Palomino Molero?, El pez en el agua y La fiesta del Chivo), obras que lo llevaron a ser considerado uno de los más grandes escritores de lengua castellana y que nombra con la humildad de los que saben que la grandeza está en los libros y no en su figura.
Pero claro, el novelista no solo habla de la novela y de sus novelas, también muestra su fluir pedagógico en lo que respecta a su etapa como periodista, y traza una clara línea sobre los límites entre éste y la literatura, qué los definen y cuáles son los espacios en los que se rozan, pero que nunca deben mezclarse.
Vargas Llosa no ahorra adjetivos y ejemplos para teorizar sobre el rol del periodista y su alejado posicionamiento del periodismo que camina por las cenagosas arenas del amarillismo, de la crítica sin sustento conceptual y de esa forma de entender la labor periodística sólo como entretenimiento y espectáculo.
En el final del libro, participa como invitado el periodista francés Philippe Lancon, uno de los sobrevivientes del cruel ataque terrorista a la redacción de la revista Charlie Hebdo en París, el 7 de enero de 2015. Las emociones nutren el cálido encuentro y erizan la piel, al leer las sensaciones de ese momento, Lancon se abre a ese público que lo escucha atentamente y comparte su terrible dolor. Vargas Llosa aporta su interesante visión destacando la importancia de la libertad de expresión para el desarrollo de las instituciones democráticas, “…yo también creo que es una libertad de la que dependen todas las otras libertades. Cuando desaparece la libertad de expresión todas las otras se ven amenazadas. Eso le da al poder un arma para silenciar la crítica y para imponer un tipo de conducta…”.
En síntesis, un libro de exquisito nivel cultural, aleccionador e ilustrativo en donde el debate es la consecuencia de razonamientos y emociones genuinas, totalmente plenas de libertad de conciencia y que generan en los lectores el compromiso de estar en un mundo en el que las sociedades están en la búsqueda de ámbitos de respeto y de diálogo.