Una hermana

Por Raquel JR
Una hermanaBastien VivèsDiábolo Ediciones, 2017

Bastien Vivès ya nos ha demostrado sobradamente su maestría en el dominio de la narración visual empleando un mínimo de elementos; aunando ternura y dureza únicamente con gestos y miradas, y con un ritmo narrativo muy bien compensado, nos ha transmitido historias de la intensidad de Polina o El sabor del cloro.

En este caso, Vivès nos trae una historia con la que, de un modo u otro, nos podemos identificar fácilmente: el despertar sexual, la pérdida de la inocencia que conlleva el paso de la infancia a la adolescencia, experimentada en este caso por Antoine, el protagonista, que a sus trece años ve cómo un verano de playa aparentemente tranquilo y anodino quedará trastocado por la llegada de Hélène, hija de una amiga de su madre, tres años mayor que él. Ella será la llave de un mundo completamente inimaginable para Antoine: el de las aventuras nocturnas a escondidas de los padres; los escarceos con el alcohol y las drogas y, por supuesto, una incipiente sexualidad latente, que se percibe en todas partes, en todos los habitantes del planeta que se abre ante Antoine.

En esta historia, una más de tantas parecidas, y que podría no tener mayor relevancia, Bastien Vivès sabe introducir un componente trascendental que apela directamente a la esencia humana y, sobre todo, al sutil y continuado baile en pareja entre la vida y la muerte; a cómo un hecho sin mayor importancia aparente en nuestras vidas puede traer consecuencias insospechadas a las mismas. El situar esta historia en el marco atemporal del verano y las vacaciones incide acertadamente en la profundidad que podemos encontrar, a poco que escarbemos, en este cómic.

Todo ello no impide que Vivès se centre con su habilidad habitual en los detalles de la historia, en transmitirnos con eficacia la zozobra y el desasosiego de Antoine ante la continua emanación de sensualidad por parte de Hélène, su indecisión ante los nuevos amigos y las nuevas sensaciones, su honda sensibilidad que le lleva a tratar de dibujar a la joven una y otra vez con desesperación, a la vez que continúa sumido en el mundo de los pokemon… Pero Hélène tampoco se nos muestra como un personaje plano, sino que sufre los virajes propios de su edad, a la vez que asume el papel de iniciadora de Antoine en el mundo de la juventud y del sexo y no deja de sufrir por la inestabilidad presente en su familia. Como trasfondo sutil a todos estos elementos se encuentra el aborto, la pérdida de una vida que nunca llegó a ser, y lo que ésta podría haber sido, tanto para la madre de Hélène como para la madre de Antoine y para ellos mismos, ya que la figura de las hermanas ausentes es continua en el cómic y, de hecho, da nombre, acertada y ambiguamente, al título.

El trazo de Vivès, en el blanco y negro habitual, se mantiene fiel a su aparente sencillez con la que, como ya hemos dicho, consigue un potencial expresivo y sugestivo muy difícil de alcanzar. Los escenarios y personajes de este verano metafórico se nos presentan con toda su intensidad a través de unas pocas líneas apenas esbozadas de sobria elegancia, y un dominio absoluto en la alternancia de planos y la composición de escenas con una carga emocional, sensual y sexual tan alta como difícil de resolver. En definitiva: un autor cada vez más imprescindible, que nos ofrece una nueva muestra del poder de la narración gráfica en todo su esplendor.

 

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