La Máquina De Escribir Caracteres Chinos de Eduardo Berti
LA MÁQUINA DE ESCRIBIR CARACTERES CHINOS
EDUARDO BERTI
TUSQUETS EDITORES
171 PÁGINAS
Por Juliano Ortiz
“…No creo que la inspiración sea lo que dispara el trabajo y el acto de escribir; pienso que es al revés, que hay que sentarse a escribir, con tenacidad y con paciencia, y que el trabajo nos otorga a veces el premio de la “inspiración”, decía Eduardo Berti en una entrevista publicada hace unos años, ante lo cual cabe la pregunta, ¿hace falta que nos sentemos a pensar en el próximo viaje para que éste sea todo lo agradable que pretendemos?, ¿hace falta construirlos con nuestras expectativas, con nuestros deseos?, ¿o lo mágico de un viaje se construye a partir del preciso momento en el que tomamos el transporte hacia el lugar de destino?
Berti nos recuerda, “viajamos, entre diversas razones, para mantener viva la sorpresa, para no olvidar la abundancia del mundo y la variedad del hombre; para vivir esa clase de experiencias que también solemos buscar en los libros, en la ficción.”
El viaje se inicia en Pekín, la ciudad prohibida, con los ojos de un voraz habitante occidental que oye voces inentendibles a su alrededor. Para su suerte, su mujer enlaza palabras chinas ante las que los chinos quedan asombrados, ensanchando sus ojos como dos globos imposibles. A poco de empezar su recorrido, el escritor anuncia un postergado anhelo de coleccionar viejas máquinas de escribir, por lo que su objetivo se centrará en una máquina de escribir caracteres chinos. Sueña, desea y escucha los sonidos rítmicos de las teclas mientras desgrana pensamientos, ideas y vagas elucubraciones que hacen muy ameno el viaje.
Las crónicas de viajes tuvieron desde tiempos inmemoriales a muchos ejemplos de lo bien que se puede contar un viaje enlazando un estilo literario o cercano a ese cometido. Paul Theroux, D. H. Lawrence, Mark Twain, Lawrence Durrell, Juan Goytisolo, y por supuesto, los que llegaron a la cumbre de escritores viajeros como Ryszard Kapuscinski, o Martín Caparrós, cada uno con su estilo, pero respetando el buen uso de esa herramienta en la que se destacan: la palabra. Berti respeta la palabra, la voz que cuenta, y respeta esa consigna presente en todos ellos; ir a cualquier destino y vivirlo en primera persona, así como buscar otras miradas y tener en cuenta que muchas veces debes observar las situaciones desde otras perspectivas
La gran periodista y escritora Leila Guerreiro, (otra extraordinaria viajera), decía que “Viajo para recordar que no es bueno sentirse seguro ni aún seguro, a salvo ni aún a salvo. Viajo para moverme, que es la única forma de vida que respeto”. Berti se mueve en tierras orientales y nos va traduciendo la vida moderna de los chinos, sus edificios, restaurantes, parques, medios de transportes, turistas, el idioma, la Gran Muralla, su gente, su cultura; “Las diferencias culturales son palpables incluso en el trato callejero, informal y casual. Aquí hay normas de cortesía estrictas y añejas: una especie de protocolo que, me entero, se llama limao…”. Berti observa, descubre, escribe y crea el universo necesario para que el lector se transporte al lugar de los hechos y reviva todo aquello que explica de manera cercana.
Eduardo Berti es autor de las novelas «Agua» (Tusquets), «La mujer de Wakefield» (Tusquets), «Todos los Funes» (Anagrama), «La sombra del púgil» (Norma/La otra orilla) y «El país imaginado» (Emecé/ Impedimenta), y de los libros de cuentos «Los pájaros» (Páginas de Espuma) y «La vida imposible» (Emecé). Su último libro de cuentos es «Lo inolvidable» (Páginas de Espuma). Su última novela es «Un padre extranjero» (Tusquets / Impedimenta).
Cuanta razón, viajar te rejuvenece, te hace sentir libre, muy buen escritor, sus argumentos libres dan la clase que se espera de un gran viajero, un saludo y le sigo.