Crónica de un festival sobre el mal gusto, bien entendido
Por Carlos Medina
Repasamos todo lo que dio de si el I Festival de Cultura Basura que se celebró la pasada semana en la La Térmica de Málaga dónde se inauguró la exposición Bad Taste y John Waters fue entrevistado por Alaska.
CARLOS MEDINA. El pasado 7 de octubre los amantes de lo underground y lo cutre tenían una cita ineludible en La Térmica, Centro de Cultura Contemporánea de la Diputación de Málaga. ¿El motivo? La inauguración de la exposición Bad Taste, comisariada por la galerista de arte Topacio Fresh y su marido Israel Cotes que, además, consiguieron traer como estrella principal del evento a uno de los directores de cine más bizarros, extravagantes e irreverentes de todos los tiempos: John Waters, creador de cintas tan emblemáticas como Pink Flamingos, Cosas de Hembras o Hairspray.
Desde primera hora de la tarde, un numeroso grupo de personas hacía cola a las puertas de La Térmica, ansiosas por disfrutar de las numerosas actividades previstas para lo que serían dos días llenos de emoción, sorpresas y, sobre todo, actividades culturales. El rey del cine trash fue recibido, al más puro estilo de la peli Bienvenido, Mister Marshall, con pancartas con mensajes de bienvenida y con una orquesta tocando de fondo la mítica canción La chica ye yé, que popularizaría Conchita Velasco en los años sesenta. Tras ese cálido recibimiento, Topacio Fresh, anfitriona del evento, acompañó a Waters al interior del edificio donde, minutos antes de ser inaugurada la exposición, el director de cine americano atendió a varios medios. Cercano y sin pelos en la lengua, apenas tuvo reparos al referirse a su país y al actual presidente “Es difícil reírse del mal gusto en Estados Unidos cuando tenemos un presidente que parece una broma”, comentó Waters al hilo del título de la exposición.
Pero Waters no fue el único protagonista de la tarde. Eduardo Casanova presentó poco después la proyección de su ópera prima, Pieles, que logró un lleno absoluto en las distintas salas donde se proyectó y que incluso dejó un sabor agridulce a todos aquellos que no consiguieron plaza debido al limitado aforo y que se tuvieron que conformar con ver de lejos al popular artista. Tras la proyección de la película, los jardines de La Térmica fueron testigos de una mesa redonda moderada por el periodista Jordi Costa, y en la que estuvo acompañado de Valeria Vegas, Nazario y la youtuber Esty Quesada (Soy una pringada), que aportaron su particular punto de vista sobre el concepto de cultura basura y si realmente este término está más cerca de la ingenuidad o de la intencionalidad.
Sin embargo, el día grande de este fin de semana sería el domingo, ya que Alaska tendría el honor de entrevistar, por segunda vez en su vida, al rey de la cultura trash. Gran admiradora de Waters, la popular artista atendió amablemente a Culturamas y no escatimó en elogios hacia uno de sus grandes referentes. “[John Waters] Es una persona fácil. Es de esas personas a las que le dices silla y a partir de silla te puede estar una hora entera hablando […] Es educado y un gran conversador”, apuntó Alaska.
Su marido, Mario Vaquerizo, también nos atendió para contarnos qué ha significado la figura de Waters en su vida. “No es que John Waters haya influido en mi vida, es que ha sido como encontrarte con un alma gemela. Me ha influido mucho en el sentido de ver la vida de forma diferente. Yo le vi cuando vino a Madrid a hacer un monólogo y es un showman. Es una superstar y es muy cercano”, comenta Vaquerizo.
En definitiva, un fin de semana donde los basurólogos, esas personas ávidas de buscar en mercadillos o en tiendas de segunda mano pequeñas obras de arte como pueden ser una edición descatalogadísima de la cinta en VHS de Multiple Maniacs, se sintieron como pez en el agua. Sin olvidar las múltiples referencias en la exposición a personajes tan icónicos y trascendentales que han influido, influyen e influirán siempre en la vida de muchas generaciones. Cristina la Veneno, Carmen de Mairena o Tamara (la ‘buena’, porque la única y la genuina fue aquella a la que siempre tildaron de mala y que, sin embargo, se convirtió en un boom social y musical a comienzos de los 2000). Una galería de personajes tan interesantes que solo pueden ser admirados y valorados por unos pocos privilegiados porque, como dijo el gran Waters, “para entender el mal gusto hay que tener muy buen gusto”.