Karen Dionne a propósito de su nuevo trabajo 'La hija del pantano'
«Reconocerías el nombre de mi madre si te lo dijera y entonces te preguntarías… solo un instante, pues aquellos años en los que la gente se preocupaba por mi madre ya son cosa del pasado, como ella… ¿Dónde está ahora? ¿Y no tuvo una hija en la época en la que estuvo desaparecida? ¿Y que pasó con la niña?».
Porque cuando tu pasado te persigue sólo puedes enfrentarte a él… La hija del pantano (Editorial Harper Collins) último libro de la escritora norteamericana Karen Dionne, es la historia de una mujer que debe arriesgar todo lo que tiene para capturar al peligroso hombre que moldeó su pasado y que ahora amenaza con robarle su futuro: su padre. Dionne es autora de otras tres novelas, además de cofundadora de la comunidad de escritores en Internet Backspace y organizadora del Retiro de Escritores de Salt Cay. En 1974, Dionne y su marido se trasladaron a la naturaleza salvaje de la Península Superior, en la región de los Grandes Lagos cuando su hija tenía solo unas cuantas semanas, experimentando en gran parte lo mismo que Helena y su familia en la novela. Dionne ha empleado muchas de sus experiencias de primera mano para escribir esta novela. Un libro que conducirá al lector a lo más profundo de los pantanos de Michigan permitiéndole conocer una historia de suspense en la que tanto el padre como la hija son cazadores y presas a la vez. Dos personajes perfectamente trazados antagónicos y que a la vez se admiran. El Rey del pantano y su hija en una caza en la que solo podrá ganar el mejor rastreador y el que sepa ocultarse mejor.
«Podría decirte que yo tenía doce años y mi madre veintiocho cuando nos rescataron de su captor; que pasé todos esos años viviendo en lo que los periódicos describen como una granja en ruinas, rodeada de un pantano en medio de la Península Superior de Michigan».
Helena tiene por fin la vida que merece. Un devoto marido, dos hermosas hijas, un negocio que llena sus días. Pero cuando un recluso emplea la violencia para escapar de una prisión cercana, se da cuenta de que ha sido una tonta al pensar que podría dejar atrás sus peores momentos. Helena tiene un secreto: es el resultado de un rapto. Su padre secuestró a su madre cuando esta era adolescente y la mantuvo en una remota cabaña en los pantanos de la Península Superior de Michigan, en los Grandes Lagos. Sin electricidad, sin calefacción, sin agua corriente. Helena, nacida dos años después del secuestro, adoraba su infancia. Y a pesar del comportamiento a veces brutal de su padre, también lo quería… hasta que averiguó exactamente lo salvaje que podía ser una persona. Veinte años después, ella ha enterrado su pasado tan profundamente que ni siquiera su marido sabe la verdad. Pero ahora su padre ha matado a dos guardias y ha desaparecido en un pantano que conoce mejor que nadie en este mundo. La policía comienza su caza, pero Helena sabe que no tienen ninguna posibilidad. Sabe que solo hay una persona que cuenta con las estrategias necesarias para encontrar a alguien preparado para sobrevivir a una catástrofe y al que el mundo llama el Rey del pantano… porque solo hay una persona a la que él mismo entrenó: su hija
«Que aunque aprendí a leer gracias a una pila de revistas, ejemplares de la National Geographic de los años cincuenta, y a una amarillenta antología de poemas de Robert Frost, nunca fui a la escuela, nunca monté en bicicleta, nunca llegué a conocer la electricidad ni el agua corriente».
P.- La hija del pantano es una historia cargada de suspense psicológico, pero también es una especie de novela de «regreso a la naturaleza». ¿De qué trata?
R.- La hija del pantano es la historia de una mujer cuyo padre se escapa de una prisión de máxima seguridad y se dirige al lugar donde ella se encuentra a través de los pantanos y la naturaleza salvaje de la Península Superior de Michigan. Solo Helena tiene la destreza necesaria para capturarlo porque creció en el pantano y vivió con su madre y su padre en un aislamiento total hasta cumplir los doce años. Aunque nunca llegó a ver a un solo humano durante todo aquel tiempo, a Helena le encantaba su vida, hasta que supo que su padre había raptado a su madre cuando esta era adolescente y que ella era el resultado de ese secuestro. Ahora que es una mujer adulta y tiene sus propios hijas, Helena debe emplear las estrategias de rastreo y caza que aprendió de su padre cuando era niña para buscarlo y dar con él antes de que él la secuestre a ella y a sus dos hijas pequeñas.
P.- La novela se sitúa en la Península Superior de Michigan, un lugar que conoces bien. ¿Qué experiencia inusual de tu propia vida le has transferido a Helena?
R.- En los setenta, mi marido y yo nos asentamos en la Península Superior de Michigan con nuestra hija pequeña y vivimos en una tienda de campaña mientras construíamos nuestra minúscula cabaña; transportábamos el agua desde un arroyo cercano y probábamos comida silvestre, así que sin duda le transferí a Helena mi amor por los sitios salvajes y mi desenvoltura en la naturaleza. Y aunque nunca me he enfrentado a un oso como le ocurre a Helena en la novela, he estado bastante cerca. En una ocasión, en mitad de una caminata hacia una huerta abandonada que había a la espalda de nuestra cabaña, me encontré con una montaña de excrementos de oso tan reciente que prácticamente humeaba. Decidí abandonar mis planes de recoger manzanas ese día, ¡no podía imaginarme huyendo de un oso y subiéndome a un árbol mientras cargaba a mi hija pequeña en la espalda!
P.- Así que, todas esas estrategias de supervivencia y de contacto con la naturaleza que tiene Helena, ¿forman parte de tu propio repertorio de estrategias vitales?
R.- Mi contexto vital no fue, ni de lejos, tan extremo como el de Helena, así que ella cuenta con algunas estrategias que yo no tenía. Aunque puedo reconocer muchas plantas silvestres y sé qué partes son aptas para la alimentación y cómo cocinarlas, nunca he cazado ni he pescado ni he puesto trampas —nuestra carne provenía de una tienda de alimentación. Dicho esto, puedo hornear una tanda bestial de galletas en una cacerola de hierro con patas sobre una cocina de leña y sé cómo sacarle un gran provecho a un único cubo de agua. (Paso uno: usa agua caliente, fresca y limpia, para enjuagar los platos. Paso dos: utiliza el agua del enjuagado, aún templada y jabonosa, para fregar el suelo. Paso tres: emplea el agua sucia del cubo de la fregona para regar las plantas o el jardín).
P.- ¿Cuánto tiempo viviste en la Península Superior antes de volver a la «civilización»? ¿Por qué volviste?
R.- Mi marido y yo vivimos en la Península Superior durante 30 años. Volvimos a la zona de Detroit cuando nuestros hijos se estaban haciendo mayores, para que pudieran tener mejores oportunidades laborales y educativas; también para poder estar más cerca de nuestros padres, que estaban envejeciendo. Hay momentos en los que echo muchísimo de menos la Península Superior, ¡aunque no me arrepiento en absoluto de haber dejado atrás toda esa nieve y ese frío!
P.- ¿Qué te llevó a escribir una novela contada desde el punto de vista de la hija nacida de una víctima de un secuestro y su captor?
R.- Siempre me han intrigado las personas que sobreviven a una infancia que dista de ser perfecta y, sin duda, la situación de una niña que nace de una mujer secuestrada y su captor es extrema. Dicho esto, no decidí conscientemente contar la historia de una mujer así; por el contrario, me desperté en mitad de la noche con las primeras frases de La hija del pantano completamente formadas en la cabeza. No estaba soñando con el personaje, simplemente estaba ahí, hablándome. Las ideas que surgen en mitad de la noche no siempre parecen tan maravillosas por la mañana, pero en este caso sí fue así. Por eso escribí algunos párrafos con su voz, como si ella me estuviera contando quién era. Esos párrafos forman ahora parte de la primera página de la novela.
P.- Has dicho que el personaje te llegó antes que el argumento. ¿Puedes hablar un poco sobre el proceso creativo de esta historia a partir de la fabulación?
R.- En el transcurso de los días siguientes, como el personaje continuaba hablándome, seguí escribiendo fragmentos empleando su voz —qué supuso para ella crecer allí, los sentimientos por su padre y por su madre, imaginándose a su madre en el parto en una remota cabaña, con la única ayuda de su secuestrador, y ese tipo de cosas. Antes de que pasara mucho tiempo, el personaje, que aún no tenía nombre, me había cautivado tanto que decidí que necesitaba encontrar una historia para ella. Me gustan los libros que les dan a los cuentos un giro moderno, como The Snow Child de Eowyn Ivey, así que saqué de las estanterías las historias de mi infancia y empecé a hojearlas. Cuando descubrí La hija del Rey del pantano de Hans Christian Andersen supe que este oscuro y complejo cuento constituiría la espina dorsal perfecta para la historia de Helena.
P.- ¿Qué tipo de investigación llevaste a cabo para meterte en la mente de Helena?
R.- Para encauzar el personaje de Helena me basé considerablemente en mi relación con mi propio padre. Como le sucede a Helena, yo adoraba a mi padre cuando era pequeña. Como es natural, al crecer fui descubriendo sus defectos, aunque eso no empequeñeció mi amor por él, y así es como quería representar a Helena. Sí, crece en unas circunstancias terribles; sí, su padre es sin duda un monstruo. Y, aun así, durante un tiempo, «antes de que todo se desmorone», empleando sus propias palabras, su infancia es realmente feliz.
P.- Helena tiene una relación compleja con su padre. ¿Sufre una especie de Síndrome de Estocolmo?
R.- El padre de Helena es un narcisista, un egoísta que no merece su amor y, con todo, ella se lo entrega incondicionalmente. A cambio, él utiliza los intereses naturales de su hija para convertirla en una versión en miniatura de sí mismo, por lo que, en ese sentido, tanto ella como su madre viven en cautiverio. Y, con todo, ella no se siente así, como tampoco siente ningún tipo de privación; adora la vida que lleva en el pantano, cazando, pescando y forrajeando, y quiere a su padre, igual que cualquier niño. Hasta que no crece y comienza a desarrollar su propia brújula moral no se cuestiona qué está haciendo él. Esto es lo que provoca que su situación sea tan desgarradora: su padre se ha aprovechado del amor natural que todo niño siente por su progenitor y lo ha retorcido para beneficio propio.
P.- La novela toma el título de una fábula de Hans Christian Andersen. ¿De qué trata ese cuento y qué esencia aporta a la novela?
R.- La hija del rey del pantano es uno de los cuentos más extensos de Andersen; en él, la protagonista es la hija de una hermosa princesa egipcia y del malvado Rey del pantano. Durante el día, la niña es hermosa como su madre, aunque tiene el temperamento malvado y salvaje de su padre, mientras que, durante la noche, adopta la amable naturaleza de su madre bajo la apariencia de un sapo espantoso. En la novela, Helena también es el resultado de una persona inocente y de un monstruo —mitad buena, mitad mala— y, al igual que la hija del Rey del pantano en el cuento, lucha contra su doble naturaleza.
P.- ¿Te influyeron otras novelas como Room o A Stolen Life mientras escribías? ¿Qué otros libros o escritores te han influido?
Aunque leí A Stolen Life para realizar mi investigación, evité deliberadamente leer Room mientras escribía porque quería conservar la mente despejada para ser fiel a la historia de Helena. En cuanto a los libros que me influyen, me chiflan las novelas que me sumergen en un mundo del que no sé nada: News of the World de Paulette Jiles; El huérfano de Adam Johnson; The Underground Railroad de Colson Whitehead; The Tiger’s Wife de Tea Obreht y La vida de Pi de Yann Martel; así como títulos más antiguos como La buena tierra de Pearl S. Buck y Pasaje a la India de E. M. Forster.
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La hija del pantano. Karen Dionne. Editorial Harper Collins, 2017. 320 páginas. 19,90 €
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¿Donde es la penninsula superior?¿Porque alguien dejaría de luchar por su vida como la madre de Helena?
Este ¿como se llamaba el tipo de pastel que le hizo la mamá de Helena cuando tenía 5 años?
( se que no tiene mucho que ver y que hay millones de preguntas que se podrían hacer de este libro pero por el momento estas son las mías y eso que ya lo acabe)
Aaa y me gusto mucho este libro, me sentí identificada con Helena.Y si yo tuviera hijos los dejaría jugar con Helena para que aprendieran cosas que ellos no sabíany que ellos le enseñaran cosas que ella no sabía para que entre ellos se nutrieran de conocimiento y por que ella no tiene la culpa de nada.