Nace otro día
Por Fco. Javier Clavero Champsaur.
“No se puede gastar la creatividad. Cuanto más la uses, más se tiene”, Maya Angelou.
Llega un día en el que al levantarnos nos encontramos inmersos en un bucle en el que nos sentimos incapacitados para escribir, incluso podemos llagar a pensar que cómo hemos sido capaces de hacerlo, gustando a otros, y nos gustase lo escrito. Cuando en ese instante no somos aptos ni de articular frases, ni tan siquiera nos vienen ideas a la mente. Es una suerte de parálisis que nos invade y cubre de un frío sudor.
En este devenir por el que los que más y los que menos atravesamos, no por esperado o conocido es menos doloroso o temido. Toca entonces sacar todas nuestras armas –y fórmulas— ocultas para demostrarnos que una mala tarde la tiene cualquiera, y no por ello vamos a rendirnos. Que sería de los deportistas de élite en esos días en los que entrenar se vuelve un suplicio, y aún así lo hacen volviendo a su nivel óptimo más pronto que tarde.
Cada uno puede verse como desee, yo animo a sacar nuestra mejor versión esa que le dice a los dioses del olimpo: ¡Bien! ¿Queréis retarme? Sin problema… veamos de qué pasta estoy hecho. Salvo que haya alguien que cuando le retan se quede paralizado; la mayoría recogemos el guante para asumir el desafío –y me refiero a los retos que nos hacen crecer y desarrollar como personas— máxime cuando el desafío nace en y para nosotros, se vislumbra entonces una fuerza que nos impulsa a escribir, la maquinaria en ese momento se ha puesto en marcha.
Ya imagino, porque me ha pasado, que es posible que las primeras veces no de resultado, sin embargo la perseverancia, la paciencia, la disciplina y el hábito hacen verdaderas maravillas en nuestra vida, en toda clase de ámbitos. Y escribir no solo es cuestión de imaginación y técnica sino de meterle vida a todo eso que bulle en nuestra mente y corazón; vamos, insuflarle emoción de manera que cuando escribamos haya algo superior que nos guíe y dicte. Ese momento de flujo en el que la mayor parte de las veces ni siquiera somos conscientes de lo que escribimos, sin embargo lo hacemos y al finalizar nos damos cuenta de que el resultado es justo lo que deseábamos.
La inspiración cuando llega, la consideramos como algo mágico –y sin duda lo es— sin embargo en sus inicios es más mecánica que mágica, de esa forma entrenando y practicando la magia se instala y aparece una y mil veces, es entonces cuando bellos textos se nos escapan de entre las manos para ser conocidos y tal vez reconocidos por aquellos que nos leen.
NACE OTRO DÍA quiere decir que todo ocaso es iluminado por un nuevo amanecer y que si un día no encontramos el estado, la actitud y lo que escribir, permitamos que llegue con un nuevo día y eso sí, que nos pille sentados con papel, lápiz o teclado preparados, engrasados para la tarea que nos ocupa. Siempre que tengamos algo que contarle al mundo y la necesidad de hacerlo encontraremos el camino para que se lleve a cabo. Alguien dijo: “Cuando tengas un porqué lo suficientemente intenso e importante para ti, hallarás el cómo llevarlo a cabo”.
No todos los días son buenos ni iguales y siempre que haya uno malo otro bueno llegará y porqué no uno mejor si cabe, con esa perspectiva y confianza seguro que los habrá. Obviamente cuanta más formación, amplios conocimientos y entrenados estemos: Mejor, pero sin duda a escribir se aprende escribiendo, al igual que a jugar a futbol se aprende jugando a futbol. De nada sirve leer y leer, curso tras curso si nada escribimos. Al igual que viendo tan solo videos del deporte que nos guste no nos haremos unos expertos en él.
Tengamos no solo la esperanza sino la ilusión de que lo mejor está por llegar, que esto que nos apasiona necesita de imaginación y creatividad, pero también de oficio, de ese que diferencia a los aficionados de los verdaderos profesionales. Tú decides en qué lado de la frontera te quieres situar –ah y ambos son válidos siempre que seamos capaces de reconocer en cual estamos—.
El sol está empezando a ocultarse, dejemos que en unas horas un nuevo día nazca, veamos que nos depara y que somos capaces de darle.