Susan Huntington Gilbert: la cuñada de Emily Dickinson
Por Silvia Pato (@SilviaP3)
Se llamaba Susan Huntington Gilbert Dickinson (1830-1913) y nació en Massachusetts (Estados Unidos). Hija de Thomas y Harriet Arms Gilbert, que tuvieron seis hijos, quedó huérfana de niña y la acogió su tía, Sophia Arms Van Vranken, en Geneva (Nueva York), quien se esforzó por darle una esmerada educación para la época.
En 1853, Susan comenzó su relación con Austin Dickinson, con quien se casaría tres años después. El matrimonio tuvo tres hijos: Edward (Ned), Martha (Mattie or Mopsy) y Thomas (Gib) Gilbert. No obstante, la maternidad no le impidió ejercer como escritora, matemática y editora, además de dar clases en Baltimore durante los años 1851 y 1852. Muchos se referían a ella como «la mujer más garbosa del Massachusetts occidental».
La relación de Susan con su cuñada, Emily Dickinson (1830-1886), fue muy estrecha durante unos cuarenta años, y quedó reflejada en una abundante relación epistolar. Emily decía que su amor por Susan era como el que sentía Dante por Beatriz, y la poetisa siempre contó con su amistad, apoyo, sugerencias y opiniones. De hecho, Susan se encargaría de editar sus obras.
Susan llevó un diario durante toda su vida, y escribió artículos, poemas, estudios críticos como La divina belleza del otoño comienza; memorias, como la de Elizabeth Blackwell; un diario de viaje por Europa que redactó en el año 1900, y cuentos como El circo hace ochenta años (1900), Un agujero en la alta sociedad y La muerte de Zaratustra (1910).
Se cuenta que, cuando Emily murió, su cuñada diseñó la ropa con la que la vistió en su lecho de muerto, y mandó hacerla yacer sobre un féretro blanco, rodeando su cuello de orquídeas y violetas, y colocando un par de heliotropos en su mano. También se encargó de escribir su obituario, que posteriormente fue utilizado como introducción en la publicación póstuma de los poemas de Emily en 1890.
Morns like these we parted;
Noons like these she rose,
Fluttering first, then firmer,
To her fair repose.
Desde entonces, mucho se ha especulado sobre la relación entre ambas autoras. Algunos han hablado de amistad, otros de admiración y unos cuantos más de relación amorosa, oculta durante aquella época y minimizada después por la historia, aun cuando Emily le hubiera dedicado a Susan más de trescientos poemas.
MÁS INFORMACIÓN: MacCArthy, J. S. The influence of Lavinia and Susan Dickinson on Emily Dickinson.