Sorprendente Javier Martín como Oscar Wilde en un excelente espectáculo
Por Horacio Otheguy Riveira
Los tres juicios a Oscar Wilde a finales del siglo XIX: una acrobacia emocional de quien se atrevió a demandar al padre de su joven amante al acusarle de «sordomita». El escritor lo perdió y tuvo que afrontar dos procesos más en los que la hipócrita sociedad victoriana aplicaba una ley feroz contra los hombres que cometían «el peor de todos los pecados» castigado con dos años de trabajos forzados.
Gross Indecency, del venezolano radicado en Estados Unidos Moisés Kauffman, nada tiene que ver con una secuencia tras otra de tribunales, tal y como lo vemos en las películas. Por el contrario, es este un espectáculo que funde las artes escénicas con las audiovisuales para exhibir un gran despliegue de masculinidad en todas sus facetas, y en el centro un escritor que entonces ya brillaba pero que no ha parado de encenderse en el mundo entero con relatos para niños, obras de teatro, novelas y poemas, además de las películas basadas en su producción literaria o en su propia vida.
En el centro de este gran show de altísimo nivel teatral con un patente sobreesfuerzo por parte de toda la compañía, físicamente agotador, Javier Martín en el papel protagónico: un hombre-orquesta, actor desde 2007, formalmente, pero que incluso participando en el célebre Caiga quien caiga ya despuntaba como comediante. Pero aquí es tan impactante su recreación de Wilde que algunos tardamos en confirmar que sí, que era él, y no otro simplemente parecido. Un gran actor al que le deparan muchos personajes si ha podido con este, que en manos del director Gabriel Olivares (Una semana… nada más, Our Town) y su peculiar técnica de teatro gestual y palabrero, logra un alarde de exigencia expresiva con todo el cuerpo y matices de reconquista de tonos de voz y silencios.
Gross Indecency (Grave Indecencia) es una función que tiene en sí misma las virtudes del minimalismo escénico y el gran espectáculo. Se desarrolla en una pequeña sala semicircular, pero también luciría en un espacio mucho mayor. Todo discurre con gran agilidad, pero no de prisa, pues atraviesa todas las situaciones posibles del teatro social y psicológico, de denuncia brechtiana y de comedia elegante. Lo testimonial, muy bien documentado, se exhibe en una serie de situaciones encadenadas sin interrupción, siempre a la vista del público, y si todo funciona como una coreografía de enorme precisión, asombra aún más que con tanto movimiento y suculentas peripecias, destaquen escenas fundamentales, el singular condominio de la diversión con la filosofía: un hombre de gran talento se atreve a enfrentarse a una sociedad ultraconservadora sólo en apariencia para anunciar que sus apetencias sexuales y sentimentales nada tienen que ver con indecentes etiquetas, sino con la ambición de quien «se enfrenta a las tentaciones cayendo en ellas». Un hombre, en fin, padre de familia que opta por las relaciones entre hombres, y pudiendo huir no huye, se enfrenta a los mayores peligros.
La interpretación de todo el elenco es óptima en torno a los dos personajes clave: Wilde y su joven amante, Lord Alfred Bruce Douglas (sobresaliente David Degea, a su vez autor de la versión española junto a Olivares): un total de diez actores más una actriz, Carmen Flores Sandoval, que juega varios personajes con la autoridad de una intérprete perfectamente integrada en la dinámica general. Nada desentona, y la iluminación de Carlos Alzueta resulta primordial para que todo el entramado fluya con la natural sensibilidad del esfuerzo bien medido, aunque parezca sin medida, caótico y exagerado como lo fueron aquellos días aciagos en los que la alta sociedad británica castigó a un hombre con el mismo entusiasmo con que después de muerto lo encumbró junto a sus mayores escritores de todos los tiempos.
Texto: Moisés Kaufman
Adaptado por Gabriel Olivares y David DeGea
Intérpretes: Javier Martín, David DeGea, Eduard Alejandre, César Camino, Alex Cueva, Guillermo San Juan, David Garcia Palencia, Andrés Acevedo, Asier Iturriaga, Alejandro Pantany, Carmen Flores Sandoval
Dirección: Gabriel Olivares
Ayudante de dirección: Fran Iniesta
Producción: Gaspar Soria
Escenografía y vestuario: Felype de Lima
Iluminación: Carlos Alzueta
Espacio Sonoro: Ricardo Rey
Asesora de movimiento escénico: Diana Bernedo
Aytes. Escenografía y vestuario: Sara Roma, Pelayo Fernández, Santiago Ferreira, Eduardo Fernández, Candela Ivañez
Fotos y Video: Nacho Peña
Redes sociales: Fran Calvo
Distribución: Iñaki Díez
Una producción de TeatroLab Madrid y El Reló
Teatro Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa, del 14 de septiembre al 8 de octubre.
27 de marzo, Palacio de Festivales, Santander
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