'Manual de pérdidas', de Javier Sachez
Por Haizea Ustaran.
Manual de Pérdidas es una novela escrita por Javier Sachez García, publicada en abril de 2017 por Mercurio editorial y galardonada con el I Premio de Novela Breve “Pancho Guerra”.
Javier Sachez nació en Campillo de Llerena (Badajoz), en 1970. Su vida profesional abarca diversos ámbitos como educación, cultura y formación. Ha colaborado en varias publicaciones artísticas y literarias y hasta el momento ha publicado siete novelas y dos poemarios, por las que ha obtenido varios premios. En el año 2010, obtuvo una beca a la creación literaria por parte de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura.
Manual de Pérdidas nos cuenta la historia de Abdón, bibliófilo empedernido y profesor de Historia en la universidad, ahora jubilado, que comienza a sentir los primeros estragos del Alzheimer. Por temor a olvidar todo lo que sabe y todo lo leído a lo largo de su vida, decide emprender un viaje tanto físico, como emocional, por todos aquellos lugares donde hace mucho tiempo alguien le regaló un libro. El fin es devolver este libro a su propietario original, de este modo, si bien Abdón acabará olvidando, mediante dicha devolución, su recuerdo permanecerá en la memoria de los demás.
La novela, sobre todo al principio, alterna el momento presente con momentos del pasado que evocan la juventud de Abdón y la niñez de sus dos hijos Virginia y Benito. En el primer flashback, tiene lugar una breve presentación de Avellaneda, el pueblo donde Abdón pasó la niñez y del que tuvo que marcharse, al igual que el resto de la población, por una invasión de hormigas. Los flashbacks siguientes revelan el tipo de relación que tiene Abdón con sus hijos. Descubrimos en Abdón un hombre más volcado e interesado en sus libros que en sus propios hijos, de los que se ocupa nada más que lo estrictamente necesario. Algo que por supuesto repercute en el posterior desarrollo de sus hijos y que acabará siendo motivo de reproche mucho tiempo después.
Al darse cuenta de que a causa de la enfermedad dejará de ser quien es, emprende, acompañado por su hija Virginia, un viaje por el paisaje y la urbe de distintas comunidades españolas, donde se reencontrará con todas aquellas personas que formaron parte de su vida en una época determinada, para, finalmente, regresar a Extremadura para ir a Avellaneda, lugar con el que se cierra el viaje. Esto resulta particularmente interesante por dos razones. Por un lado, se trata de un viaje circular, es decir, se lleva a cabo en el mismo orden en el que se hizo en su momento, ya que Virginia y Abdón parten de Badajoz, llegan a Madrid y regresan a Extremadura para ir a Avellaneda. Se trata por tanto de un viaje vital que termina con la vuelta al hogar, lo que supone a su vez un retorno a la infancia de Abdón.
Lo considero un gran acierto porque a primera vista podría parecer que el único objetivo de Abdón con ese viaje es devolver los libros y ya está. Pero ese «desorden» en el recorrido hace que se trate de algo mucho más profundo, como es el deseo de despedirse de esas vivencias, incluida la infancia, que pronto olvidará. Además de esto, con cada visita se hace hincapié en un sentimiento o experiencia vital en la vida de Abdón: amistades, amor, matrimonio, infidelidad, trabajo, hijos…Experiencias que no supo apreciar del todo.
Este recorrido ocupa, sin embargo, una pequeña parte del libro, algo que me ha llamado mucho la atención, puesto que lo esperable habría que ese recorrido por las distintas etapas en la vida del protagonista fuera más extenso. Es decir, me ha parecido que teniendo en cuenta, como parecía, que el propósito de la novela es precisamente la devolución de esos objetos tan importantes (los libros), con el fin de que aunque él olvide a quienes se los regalaron, ellos lo recuerden a él; es una pena que esta parte sea tan corta, ya que, además, aporta un valor añadido a la historia dada la originalidad de la empresa llevada a cabo. Tal vez, un mayor desarrollo de esta parte habría permitido ahondar más en esa personalidad y ese carácter de Abdón, tan particulares, tal como revelan algunos momentos de la historia.
El resto de la novela se centra en el desarrollo y evolución de la enfermedad de Abdón. Es, por tanto, una parte del libro realmente dura, ya que como enfermedad degenerativa, el Alzheimer destruye poco a poco a Abdón y acaba reduciéndolo prácticamente a la nada, pero condenándolo a vivir en unas difíciles circunstancias durante mucho tiempo. Resulta enormemente duro contemplar la caída de un hombre como Abdón y ser testigo de su sufrimiento y deterioro de manera tan explícita. En cualquier caso, a modo de redención, tiene lugar una merecida “muerte digna”, lo que permite a Abdón recuperar la dignidad que la enfermedad le arrebató.
Por último, cabe elogiar la expresividad de la obra, pues la manera en que está escrita invita a seguir leyendo, no sólo porque la historia sea interesante, sino por la belleza de la escritura en sí. Javier Sachez posee la capacidad de sumergir al lector en los pensamientos y en los sentimientos de los personajes, algo que confiere auténtico realismo a la novela, pues permite al lector un acercamiento a los personajes mucho más íntimo. Lo mismo sucede con las descripciones. Su gran nitidez hace que el recorrido por las localidades y, sobre todo, por los terrenos rurales sea enormemente vívido.
Con todo, una historia que llega a lo más profundo del alma, por su realismo, a veces cruel, y también por la humanidad que rezuman los personajes que la componen, puesto que lejos de ser héroes perfectos, son seres humanos cargados de imperfecciones y oscuros recuerdos que luchan por seguir adelante.