La antología gana peso con 'A través del espejo', una obra de Andrés Ibáñez
Por Pedro Pujante.
El espejo es uno de los motivos más importantes que recorre la literatura. Se puede encontrar en la mitología clásica, en diversos cuentos de hadas y en relatos realistas o fantásticos, siendo en estos últimos donde su capacidad para multiplicar a los hombres y duplicar realidades más se ha aprovechado como topos. Borges recordaba en un cuento el horror de los espejos debido precisamente a eso: a su poder para, junto a la cópula, multiplicar a los hombres.
En esta antología, cuyo título remite al universo de Lewis Carroll, publicada pulcramente por la siempre acertada editorial Atalanta, se recogen diversos textos, en su gran mayoría relatos, en los que el espejo está presente como tema. Además, un luminoso y perspicaz prólogo de Andrés Ibáñez nos sirve de introducción. Es un texto, este prólogo, extenso y ameno, que muestra una enorme erudición y que se disfruta tanto o más que los relatos que le prosiguen. Además sugiere una serie de libros raros o poco conocidos sobre espejos muy interesantes. Ibáñez nos adentra en el mundo de los espejos mediante un comentario en el que incluye notas literarias, mitológicas e históricas.
En los cuentos aquí recogidos encontraremos a los clásicos pero también algunas joyas que se han seleccionado y que nos descubren a autores o piezas poco transitadas. Por tanto, autores célebres como Borges, Bioy Casares, Papini o Chesterton coinciden con otros menos conocidos entre el público español. Por ejemplo, Willy Ley o Goran Petrović.
En su mayoría son cuentos fantásticos o de misterio: Poe, el extravagante Edowaga Rampo (el japonés que adoptó ese nombre porque era cómo se pronuncia Edgar Allan Poe). Con aroma de leyenda: los cuentos de Juan Valera, Marcel Schwob o Lafacadio Hearn. Aunque también comparecen aquí piezas más realistas de Virginia Wolf o Angela Carter.
En este libro-espejo deambulan los reflejos literarios de grandes autores, de escritores de culto y otras rarezas marginales. Piezas de misterio en las que los espejos desembocan en mundos de pesadilla, se convierten en puertas o ventanas a las que asomarnos en busca de “lo otro” o funcionan como metáforas de otra realidad, de otra faceta bifurcada de nuestro yo.
Este libro es recomendable para todo tipo de lector, para recorrer el tema literario del espejo mediante sus grandes hitos. El espejo es aquí tomado desde distintos ángulos. Así, a pesar de ser un tema recurrente e incluso un tópico del que se ha abusado hasta la saciedad, no cabe duda de su enorme magnetismo. La preocupación de grandes escritores y la atención que ha suscitado no es gratuita. Este volumen testimonia ese poder de sugestión que desde siempre ha irradiado el espejo. Quizá porque su fuerza especular es una metáfora de la propia literatura: objeto inquietante en el que nos reflejamos pero distorsionados por la fugaz fantasía de la irrealidad.