La pipa de Marcos
Por Haizea Ustaran
La pipa de Marcos, publicado en 2004 por Astiberri, es el primero de los tomos que componen la saga Los viajes de Juan Sin Tierra, creada e ilustrada por el historietista e ilustrador español Javier de Isusi. La isla de Nunca Jamás, Río Loco y En la tierra de los Sin Tierra son los otros tres volúmenes que completan la saga.
Javier de Isusi nació en Bilbao (Vizcaya), en 1972. Estudió arquitectura en San Sebastián y ejerció la profesión durante un tiempo. Finalmente, decidió dedicarse a su auténtica pasión: los cómics. Así dio vida a obras como Las cenizas de la abuela (2008), OMETEPE (2012), He visto ballenas (2015) o Asylum (2017).
Las experiencias vividas durante su viaje de un año por Latinoamérica influyeron decisivamente en él para crear la saga Los viajes de Juan Sin tierra. En ella quedarán reflejadas muchas de sus vivencias en esta etapa, como los tres meses que pasó en México trabajando como observador internacional en “La Realidad”, (Chiapas).Eso último será el tema principal del cómic en el que se centra esta reseña: La Pipa de Marcos.
Empecemos por el título: La Pipa de Marcos. El título hace referencia a un objeto mítico, un símbolo de gran fuerza, el símbolo de una nación que lucha por su libertad, sus derechos, sus raíces. Este símbolo no es otro que la pipa que el subcomandante Marcos, líder del EZNL, siempre lleva entre los labios y que, junto al pasamontañas y la gorra militar, tiene para México tanta simbología como la gorra del Che para Cuba. Así, la pipa de Marcos es aducida frecuentemente a lo largo de la historia, convirtiéndose casi en otro personaje más.
En cuanto al relato, todo comienza con nuestro protagonista, de nombre Vasco, perdido en su camino por Chiapas (México). Vasco viaja hacia “La Realidad”, una comunidad zapatista, buscando a su amigo Juan, que vivió allí un tiempo para después desaparecer sin dejar rastro. Vasco trata de averiguar algo acerca de la estancia de su amigo allí, pero la gente es desconfiada y las respuestas a sus preguntas, esquivas. Poco a poco, y a pesar de la frustración inicial, Vasco irá comprendiendo la naturaleza de la comunidad y entendiendo los motivos que llevan a sus gentes a actuar de modo tan huidizo y receloso.
La comunidad denominada “La Realidad” es una manera de hacer notar la presencia del EZNL o Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la zona. El EZNL es un organismo militar que nació en 1994, con la intención de defender los intereses de indígenas y campesinos que fueron expulsados de sus tierras; reivindicando sus derechos sobre la misma. Además, luchó por la constitución de un estado auténticamente democrático y liberal, en un país dominado por la dictadura. Por este mismo motivo, el gobierno mantiene a la comunidad en constante vigilancia y el acoso a sus gentes es incesante. Todo ello queda fielmente reflejado en el cómic.
En este contexto, Vasco será testigo de cómo la realidad nunca es lo que parece y de que es necesario ir más allá para discernir entre lo verdadero y la pura invención. Vaco se convertirá en otro miembro más de “La Realidad”, involucrándose cada vez más en los asuntos de la misma, llegando incluso a colaborar en las conspiraciones de sus miembros. Descubrirá así todas las injusticias que se cometen en aquel lugar del que el resto del mundo parece haberse olvidado y que apenas resiste gracias a la labor de observadores extranjeros.
Con esta obra, De Isusi acerca al lector a una realidad en ocasiones poco conocida. Por contra, no se trata de un mero reflejo autobiográfico, sino que la obra está fuertemente marcada y remodelada por la ironía y la metáfora, a fin de que el lector comprenda el verdadero alcance de tan conflictiva situación. Se trata, por tanto, de un relato que lleva al lector a reflexionar sobre distintos aspectos que pueden rodear un conflicto armado como este.
En primer lugar, vemos que en “La Realidad” no hay únicamente mexicanos, sino que también hay extranjeros solidarios con la causa. Estos extranjeros actúan como observadores internacionales, es decir, son quienes informan al mundo de los abusos que comente el gobierno mexicano contra los insurgentes. Pero en La pipa de Marcos, es visible cómo estos observadores solidarios no se toman demasiado en serio lo que ocurre en el país. Vemos cómo todos ellos se caracterizan por un cierta frivolidad, como si aquello fueran unas vacaciones en un camping. Algo que con frecuencia ocurre cuando la situación que vive un país no es realmente la propia. De este modo, y tristemente, muchas veces una causa justa deviene en el lugar donde volcar frustraciones personales, alejándose de toda intención altruista previa. Esta es la primera reflexión que sobreviene con la lectura y, probablemente, una de las más impactantes.
En segundo lugar, la historia ataca con fiera ironía la presencia militar en la zona que irrumpe frecuentemente en La Realidad. De Isusi retrata a los militares antizaptistas con marcada jocosidad, sin que por ello, las acciones que llevan a cabo sean menos injustas y cruentas. Vemos, además, cómo la única preocupación del ejercito del gobierno es la imagen que puedan dar al exterior, de manera que solo la presión mediática es capaz de detenerlos y lo único que les frena para no aplastar toda comunidad zapatista que se encuentran. Es por esto que los observadores internacionales y la prensa son tan importantes en esta situación.
Como resultado del acoso que sufren las gente originarias de estas tierras, el extranjero es objeto de una inmensa desconfianza. Desconfianza que se traduce en la omisión de propio nombre, en actitudes esquivas y respuestas escuetas, sesgadas y en muchas ocasiones, mentiras. Por lo menos, hasta cerciorarse de que el otro es de fiar. Sin embargo, esta desconfianza no incurre en un miedo a hablar o acercase al extraño, sino que se traduce en una actitud burlesca y una mirada traviesa, que buscan confundir al objeto de este trato, en este caso, Vasco.
En último lugar, cabe destacar la importante función que desempeñan los diálogos, no solo para el desarrollo de la narración, sino porque cumplen un papel aún más profundo: Actúan como un espejo. Dicho de otro modo, el autor coloca ante el protagonista diversos personajes con los que éste conversa, y en esa conversación, Vasco se ve constantemente reflejado, como si de un espejo se tratara. De esta manera, tiene la posibilidad de ser testigo de sus propias palabras y acciones.
Y es que no hay metáfora más intensa que la que se logra a través de la técnica del espejo, puesto que el distanciamiento que provoca para con nosotros mismos, permite juzgar con mayor precisión si nuestras decisiones y actos son tan acertados como creíamos. Es decir, en ocasiones, lo único que puede hacernos cambiar es ver nuestra propia estupidez ante nuestros ojos. El hecho de que muchos de los diálogos estén plagados de misterio y respuestas esquivas forma parte de esta técnica de espejo, que tiene por objetivo precisamente que Vasco encuentre por sí mismo las respuestas que busca.
En definitiva, con esta historia en blanco y negro, De Isusi hace hincapié en la importancia que los símbolos pueden llegar a tener al servir de impulso y antorcha para la lucha por la justicia y la libertad de un pueblo oprimido. Un relato que sumerge al lector en “La Realidad” y mantiene su interés vivo hasta el final; y en el que fantasía y realidad se combinan para dar vida a una obra que, sin duda, abrirá los ojos a muchas personas acerca de la situación en Chiapas.