Literatura Violeta: Johanna Spyri, viaje a los alpes de Heidi
Por Pilar Martínez Manzanares. @pilar_manza
“Desde la risueña y antigua ciudad de Maienfeld parte un sendero que, entre verdes campos y tupidos bosques, llega hasta el pie de los Alpes majestuosos, que dominan aquella parte del valle”, así comienza una de las obras más famosas de la literatura. De ella han derivado multitud de películas, series e historias. Y es que es imposible no amar a la pequeña Heidi, a pedro, o a Clara. La culpable de estas grandes aventuras es Johanna Spyri.
Johanna Spyri nació es Suiza como Johanna Louise Heusser, el 12 de junio de 1827, en la aldea de Hirzel. Johanna fue la cuarta hija del matrimonio formado por el Dr. Johann Heusser y la poetisa Meta Sebweizer. Su casa blanca, que aún se conserva, está ubicada en las afueras de Hirzel, justo cuando el terreno comienza a ascender la montaña verde. Desde la ventana del piso superior se obtiene una vista de los pinos y del lago de Zúrich.
Johanna fue una niña sensible que siempre tuvo un gran interés y amor por la música, las aves y las flores de los campos alpinos y de los bosques cercanos a su hogar. A pesar de su alta inteligencia, su profesor la humillaba constantemente delante de sus compañeros de clase. Tal fue el maltrato que sufrió que sus padres se vieron obligados a sacar a la joven autora de dicha escuela.
A los 14 años, Johanna fue a vivir a Zúrich a la casa de una tía, y allí asistió durante dos períodos lectivos a clases de idiomas extranjeros contemporáneos, al mismo tiempo que tomó lecciones de piano. Luego pasó un año en un internado de la ciudad de la Suiza francófona, Yverdon.
Fanática del arpa, instrumento de dominó de manera absoluta, Johanna conoció en 1852 a Bernard Spyri, quién se convertiría en su esposo años después.
A lo largo de 1868 Johanna comienza a escribir con intensidad, con el objeto de recaudar fondos para la Cruz Roja Internacional, y su primer libro, Una hoja en la tumba de Vrony, ve la luz en 1871, firmado sólo con las iniciales J. S. En 1870, cuando Johanna tenía 43 años, mientras Europa soportaba la Guerra Franco-Prusiana, con la intención de hacerle pasar momentos gratos a su hijo, su pluma abordó con pasión los propios recuerdos infantiles, que fueron plasmándose con maestría infinita en la vida de la niña huérfana que va a vivir a las montañas con su abuelo, el Viejo de los Alpes. Había nacido Heidi, que se publicaría diez años más tarde, en 1880, ya con el nombre de su autora, de ahí en más: Johanna Spyri.
A partir de 1879 comienza el período más productivo en la narrativa de Johanna y escribe veinte libros en cinco años, período que corresponde a la publicación de Heidi.
1884 es un año que la marcaría para siempre, pues fallecen primero su hijo, aquejado de una larga enfermedad, y luego su esposo y compañero, de modo que queda sola en la vida. Decide mudarse de casa, consigue una vivienda más céntrica, y una sobrinita va a vivir con ella para que no se sienta completamente sola. A partir de entonces Johanna hace muchas obras de caridad y escribe para deleitar a su sobrina, tal como había hecho con su hijo tres lustros atrás.
Cuando sus relatos empezaron a adquirir fama en el mundo exterior, Johanna se fue haciendo muy conocida y el requerimiento de los críticos, editores y gente de letras era permanente, por lo cual la autora de Heidi evadió cada vez más el contacto con el público. Deseaba sinceramente evitarlo, porque prefería “no exponer los aspectos más íntimos y profundos de su alma ante los ojos humanos”.
Johanna nunca llegó a ser consciente del cambio que supuso su presencia en la literatura universal.