Por Irene Zoe Alameda.
Con Atómica se consagra en la gran pantalla el lenguaje visual igualitario por el cual el movimiento feminista lleva apostando cuatro décadas, y lo hace desde la paradoja de ofrecer la máxima belleza femenina (nunca ha estado Charlize Theron más arrebatadora) al tiempo que la despoja de cualquier rastro de vulnerabilidad o dulzura. Precisamente, en virtud de la aspereza de la protagonista el espectador pasa de ser el clásico voyeur sádico (tradicionalmente la figura de la mujer era un objeto pasivo) a ser un fisgón masoquista (dado que es aquí un sujeto agresivo). Así es como el trabajo consciente, preciso y conjunto de David Leitch (en su rutilante debut como director) y Charlize Theron (actriz y productora de la cinta) da como resultado una obra pionera, destinada a funcionar como referente del medio cinematográfico.
Todo en la película es rabiosamente atractivo: la clásica trama de espionaje (basada en una novela gráfica de Antony Johnston y Sam Hart) es situada en el Berlín de finales de los ochenta, en los estertores de la Guerra Fría; eso permite al director de arte David Scheunemann y a la diseñadora Cindy Evans desplegar un homenaje a la década más audaz en la historia de la moda, al tiempo que obliga a una banda sonora festiva y evocadora, lúdico contrapunto de escenas de violencia extrema (sublimes, superiores incluso a las de Antoine Fuqua) en las que vemos a una mujer desgarrarse a jirones en una lucha mortal por su propia vida.
A nivel teórico, la obra está concebida como una subversión del orden patriarcal, pero el acierto de Leitch y Theron reside en crear un producto adictivo al desplegar un universo regido por unas leyes tácitas completamente distintas a las establecidas: en el mundo de Lorraine Broughton los varones son o intelectuales pusilánimes o mera fuerza bruta… en ambos casos henchidos de injustificada presunción; por su parte, las mujeres aúnan los atributos de inteligencia y estrategia, y es esa autosuficiencia la que las dota de un aura cuasi socrática de inaccesible belleza.
No se pierdan la historia de esta agente secreta del MI6 enviada a Alemania en la víspera de la caída del Muro con los objetivos de investigar el asesinato de su antiguo colega y amante, y de recuperar una lista con los nombres de dobles agentes. No solo disfrutarán de lo lindo de una experiencia novedosa y llena de ritmo; sobre todo saldrán del cine un poquito diferentes (para mejor).