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Masacre. La guerra sucia en El Salvador de Mark Danner

MASACRE. LA GUERRA SUCIA EN EL SALVADOR
MARK DANNER
MALPASO EDICIONES
336 PÁGINAS

Por Juliano Ortiz
Este libro nace de un absurdo. O mejor dicho, de lo que para la raza humana debería ser un absurdo.
El Mozote. Una aldea perdida en los confines de la selva, del monte salvadoreño casi a manotazos de Honduras. Allí, en la espesura virgen de los más humildes llega un batallón del ejército salvadoreño buscando guerrilleros. La mayoría de los habitantes se queda con la esperanza de que el ejército solo pregunte.
Las preguntas no tienen cabida en la lógica de quiénes no saben usar la palabra más que dar la orden de matar.
Mark Danner, periodista del New Yorker, publicó el reportaje en 1993, sobre la matanza ocurrida en El Mozote. Causó un gran revuelo en la opinión pública estadounidense. Más de 800 personas fueron aniquiladas sin poder defenderse. Hombres, mujeres y niños sufrieron el paso de los soldados, “Son órdenes del coronel. Se trata de un operativo de tierra arrasada y también hay que matar a los niños o nos matarán a nosotros”, le dijo un soldado a otro que dudaba en matar a los niños.
El libro repasa los días previos, la matanza en sí, la explicación del gobierno de El Salvador, las voces de los sobrevivientes, el ocultamiento de la administración Reagan, los informes que se filtraban desde las cenizas y que caían en oídos que no podían creer la infamia.
El escritor Juan Villoro dice aquello que en la crónica hay “un intento de darles voz a los demás —estímulo cardinal de la crónica— es un ejercicio de aproximaciones. Imposible suplantar sin pérdida a quien vivió la experiencia.” Danner construye el libro con ausencias, con dolor, con el zigzagueante estilo del que cuenta desde adentro, desde la profundidad de los que sufren. Pero para eso, el autor no se excede y se ciñe en lo verídico, en el exacto dato que habla, sin que a ello le falte una pizca de pasión, de compromiso.
Danner investiga y escarba sin guantes, con la despojada manía del que sabe que camina por un sendero escabroso, lleno de filosas interrupciones. ¿Qué espacio puede tener la palabra llegada desde fuera para narrar el horror que sólo se conoce desde dentro?, y desde ese lugar, el autor le da voz en muchas partes del libro a Rufina Amaya, una sobreviviente, “Casi no podía hablar. Hablaba y lloraba, lloraba y hablaba… No podía comer, no podía beber… Sólo balbuceaba, lloraba y hablaba con Dios”, relata el momento en el que un grupo de guerrilleros la encontró a la vera de un río, casi desnuda, con las extremidades y el cuerpo manchados de sangre. Fue un milagro que no muriera.
Paso a paso, el periodista, detalla cada hora, cada estación de ese via cruxis, junto a sus principales protagonistas (es muy bueno el semblante que hace de Monterrosa, uno de los jefes del ejército), como así también es para destacar, la investigación sobre el ocultamiento por parte del gobierno norteamericano gracias a las mentiras de la diplomacia de ese país.
En resumen, un libro que estremece, que no nos deja indiferentes, que libra la batalla de lo que hay que contar, que interroga, y que nos permite saborear el verdadero y más real periodismo, tan alejado de la mayoría de artículos y notas que vemos cotidianamente en los medios.

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