La ciudad más fría, de Antony Johnston
Por Raquel JR
Aunque el género de espionaje al más puro estilo John Le Carré, inmerso en la Guerra Fría, parezca hoy algo remoto a los lectores más jóvenes, esta época tan apasionante no queda tan lejos en el tiempo. No olvidemos que el muro de Berlín cayó en 1989, y precisamente en los convulsos días previos se sitúa esta trepidante historia, inmersa en las protestas, manifestaciones y tensiones propias de la inminente caída de la URSS, que culminará con las imágenes tan mostradas en la televisión, de berlineses rompiendo y saltando el muro que había dividido su ciudad durante casi cinco décadas, y que continúa determinando su peculiar fisonomía.
Por si esta agitación fuera poca, un espía del M16, el servicio de espionaje británico, con el nombre en clave de Ber-2, es asesinado llevando encima una lista con todos los espías de Berlín aunque, sorprendentemente, nadie consigue dar con la lista al hallar e inspeccionar el cadáver. Por ello, el M16 envía a Lorraine Broughton, una de sus mejores agentes, a la ciudad con la misión de recuperar la lista, bajo identidad y nombre falso. Aunque, como era de esperar, el cometido va a resultar más difícil de lo que se preveía en un principio, comenzando por la gélida acogida del jefe local Ber-1, David Perceval, que tras su trato agrio y su machismo esconde muchos misterios por resolver.
A partir de aquí, la trama se complica, y las tortuosas pesquisas de Lorraine descubrirán peligrosos juegos de contraespionaje, tejemanejes entre el M16, el KGB y la Stasi, asesinatos encubiertos con los misteriosos “hombres de hielo” detrás, y un doble juego en el que todos esconden cartas en la manga. Sin desvelar demasiados detalles, el guión nos reserva giros insólitos y un final sorprendente, en el que nada es lo que parece.
El guión de Antony Johnston reparte sabiamente las dosis de suspense con el tenso trasfondo social, creando una historia absorbente mediante la técnica del flashback, y de una complejidad que requiere de toda nuestra atención y la mantiene en vilo en todo momento. Por su parte, el dibujo de Sam Hart, en un crudo blanco y negro a tono con lo inhóspito de la ciudad y el ambiente, capta a la perfección la ambigüedad de los personajes, así como la alternancia entre la tensión psicológica y la acción.
En resumen, y a la espera del estreno de Atómica, su versión fílmica dirigida por David Leitch y protagonizada por Charlize Theron, esta novela gráfica resulta una apasionante y refrescante lectura para este verano.
La ciudad más fría, de Antony Johnston. Dibujos de Sam Hart. Planeta Cómic.
Tiene muy buena pinta!