Christian Sánchez, actor y bailarín, de Dirty Dancing a Perdóname Señor en Telecinco
Por Alberto Medina López
El espectáculo Dirty Dancing está de gira, y hemos aprovechado para hablar con Christian Sánchez, alter ego de Patrick Swayze en la obra. Actor y bailarín, se ha ido introduciendo poco a poco en el mundo de la interpretación, hasta convertirse en imprescindible en las series españolas.
¿Qué tal tu acogida en el Teatro Cervantes de Málaga?
Maravillosa acogida, la verdad.
Te confieso que no había visto la película, no me gustan los musicales, pero me animé a ir al teatro Cervantes y disfrutar con una función de Dirty Dancing. Fue realmente algo más que un musical.
Está muy adaptada a la película, y no se interrumpe la acción con las canciones.
¿Cómo llegaste al musical de Dirty Dancing?
Por un casting bastante masivo al que acudió bastante gente.
¿Es este tu primer papel en un musical?
En Fiebre del Sábado Noche alternaba el papel de protagonista. En otros musicales he tenido el papel de cover del actor principal o como bailarín de swing.
¿Cómo fue el proceso de los ensayos? ¿Han sido muy duros?
Fueron muy bonitos. La mejor parte de este espectáculo son los ensayos porque es el momento en el que intimas con tus compañeros y comienzas a construir el personaje junto el director Federico Bellone y Amanda Digón que era la protagonista. Lleva tiempo fraguar unos personajes que después tienen su éxito. Hay un gran reto porque el personaje lo suponía. Mucha gente venía a comparar a un personaje tan mítico, mito sexual del momento, por lo que el reto era bastante complicado. Pero al final lo solventamos bastante bien.
¿Has visto muchas veces la película para inspirarte?
La verdad es que no. Mi madre era muy fan, por lo que ya la he visto varias veces a lo largo de mi vida, pero desde que comencé a trabajar en el musical no la volví a ver. Preferí no condicionarme y quedarme en las formas, y construir un personaje.
¿Qué es más importante para un bailarín: la técnica o la confianza?
Son dos factores muy importantes. En el mundo de la interpretación existen personas que tienen nociones de interpretación sin haber estudiado o haber tenido una sólida técnica interpretativa. En el baile no tiene nada que ver, es un esfuerzo de muchos años y de técnica. Sin embargo la seguridad es muy importante para todas las disciplinas artísticas. Son factores que van de la mano en la danza, no tanto como en la interpretación
¿Cuándo te enamoraste de la danza?
Comencé a bailar hace bastante tiempo, pero era algo que lo había dejado de lado hace cinco o seis años, y dedicarme más al cine y a la televisión. Es uno de mis hobbies, y me encanta desde pequeñito.
¿Y por qué dejas el baile por la interpretación?
Es un mundo en el que no se puede hacer de todo: o te dedicas a algo en concreto o la gente cree que no eres nada. Si bailas, cantas, actúas…eres simplemente un bailarín.
¿Y cómo combinas el musical con los trabajos que te salen en la televisión?
Me paso el día en tren o en avión, arriba o abajo, y al final se hace un poco cansado. Pero muy contento, y haciendo lo que más me gusta… y no me puedo quejar. Al menos hasta que aguante.
¿Qué proyectos tienes en cine, televisión, teatro…?
He combinado Dirty Dancing con el rodaje de la serie Derecho a Soñar de Televisión Española, que se estrenará en septiembre u octubre. Ahora estoy en el proyecto de Telecinco Perdóname Señor, y ojalá haya una segunda temporada. ¡No tengo tiempo para nada más!
Seguro que tienes un montón de anécdotas con Dirty Dancing…
El salto del ángel nos ha costado bastante tiempo, porque es más cuestión de compenetración y seguridad que de fuerza o de otra cosa. Cuando estábamos con los ensayos estábamos muy preocupados porque la directora de coreografía solo nos repetía que debía de salir el salto del ángel o teníamos que devolver el dinero de las entradas. ¡Había una gran presión con este salto!
¿Crees que una relación entre dos personas tan diferentes como los protagonistas de Dirty Dancing puede durar más de un verano?
Yo creo que sí. Esa forma distinta de entender la vida que tiene cada uno de los personales es lo que hace que triunfe el amor, porque cada uno aporta lo que al otro le falta. Son dos puntos de vista complementarios y es justo lo que puede hacer que dure una relación.