Rosario de Acuña, librepensamiento y feminismo en la España del siglo XIX
Por Pilar Martínez Manzanares. @pilar_manza
El siglo XIX en España estuvo caracterizado por la polaridad de pensamiento y el surgimiento de nuevas corrientes. Muchos de estos movimientos surgieron a raíz de textos de importantes literatos de le época. Este es el caso de Rosario de Acuña, considerada una de las vanguardistas más avanzadas en la lucha por la igualdad social entre hombres y mujeres.
Hija única de Dolores Villanueva y Elices y de Felipe de Acuña y Solís, de rancio abolengo aristocrático y descendiente del Obispo Acuña, famoso líder comunero. Su nacimiento, según las fuentes anteriores a 2000, ocurrió en la localidad de Pinto, pueblo cercano a Madrid. Con apenas diecisiete años, viajó al extranjero, visitando la Exposición Universal de París (1867) y más tarde residió una temporada en Roma, donde su tío, Antonio Benavides, era embajador español. Su primera colaboración periodística se documenta en 1874, en La Ilustración Española y Americana, y su bautismo literario ocurrió el 12 de enero de 1875, fecha en que se estrenó en el Teatro del Circo, en Madrid su primera obra de teatro, Rienzi el tribuno. Como periodista, Rosario desarrolló todo un programa de denuncia contra la desigualdad social entre la mujer y el hombre y contra la institución que «no solo lo permitía sino que lo alimentaba», tarea en la que destacaron desde 1884 sus colaboraciones con Las Dominicales del Libre Pensamiento, semanario madrileño fundado y dirigido por Ramón Chíes.
Su espíritu beligerante la acercó a la intelectualidad progresista de la época, convirtiéndose en la primera mujer a la que el Ateneo de Madrid dedicó una velada poética. Ocurrió en la primavera de 1884 y aunque el acto en sí no pasó de una sencilla lectura poética, no tardó en convertirse en otro episodio provocativo para unos y emblemático para los opuestos. Su producción, tanto creativa como periodística, fue aumentando con el paso del tiempo. En ese periodo central de su vida fueron muy habituales las colaboraciones en los principales diarios (El Imparcial, El Liberal) y revistas españolas (Revista Contemporánea, Revista de España).
Autora conocida y reconocida participó en los sectores sociales y culturales afines al libre pensamiento que apoyaban los republicanos, con proposiciones tan conflictivas como la separación de la Iglesia y el Estado. En esa misma línea, con 35 años, Rosario ingresó en una logia de adopción masónica, la Constante Alona de Alicante, con el nombre simbólico de «Hipatia», que apareció desde entonces en muchos de sus escritos. En los últimos años de la década de 1880 desplegó una gran actividad viajando por Galicia, Asturias, Andalucía, el Levante español.
La obra total de Rosario de Acuña, muy extensa, abarca en la práctica la mayor parte de géneros de creación escrita. Muy importante fue durante su vida el escandaloso éxito de su obra teatral, pero no es menor la calidad de buena parte de su producción.
Nacida en una familia emparentada con la aristocracia, esta autora se mostró desde muy pronto como una mujer íntegra, creativa e indomable. Su talante librepensador de ideología republicana y su corta pero valiente y provocadora producción teatral, la convirtieron en una figura polémica y en objetivo de las iras de los sectores más conservadores de la España de la segunda mitad del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX.