Entrevista a Víctor García León
Por Alberto Medina.
El próximo 23 de junio se estrena Selfie, película dirigida por Víctor García León (Ilusión, Vete de mí, Más pena que gloria), y que se convirtió en la sorpresa (y probablemente, en lo mejor) del Festival de Cine en Español de Málaga de 2017. Una película macarra y actual que narra a golpe de tecnología la bajada a los infiernos de Bosco, hijo de un político que debe entrar en prisión imputado por corrupción.
Ya queda muy poco para que se estrene Selfie en la gran pantalla.
Es como parir un elefante.
¿Y te esperabas la acogida que iba a tener en el Festival de Cine de Málaga donde logró la Biznaga de Plata, el Premio Especial del Jurado de la Crítica y la Mención Especial del Jurado?
Nos ha ido muy bien en Málaga, como también en otro festival en Alicante. Es verdad que los premios son siempre injustos, pero es mejor que un castigo.
Una película hecha con un formato de falso documental.
Ahora vivimos en medio de un formato de autoexposición. Que aunque es relativamente novedoso en cine, lo vivimos en Facebook, Twitter, televisión… estamos muy acostumbrados a que gente nos haga cómplices de cosas realmente absurdas.
¿Cómo llega la idea de hacer la película y cómo surge este reparto actoral?
La idea es contar una caída de nuestra camita confortable por la crisis económica. Hemos cogido un personaje cliché como el más acomodado del mundo y le hemos sacado un poco de punta. Pero en el fondo se cuenta la crisis económica que hemos pasado un poco todos. Era la manera más exagerada de mostrar cómo habíamos pasado de un mundo amable a una situación hostil.
Una vez que tuvimos el guion comenzamos a buscar protagonista. No era posible una película sin tener un protagonista muy claro. Se lo dije a la directora de casting, Florencia Inés González, pero con la idea de que si no encontrábamos a ese personaje pues no rodábamos la película. Comenzó a pasar algunas fotos de algún actor, pero yo pensé que lo mejor era no buscar actores para que hubiera más frescura. Preguntando, preguntando, llegó hasta un chico, hicimos la primera prueba de casting, y es el protagonista. No le hicimos más pruebas de casting a Santi (Santiago Alverú). Fue como un milagrito, porque para un corto que hicimos tuvimos más problemas para el reparto.
¿Cómo fue el proceso de rodaje?
Fue como un experimento, sin muchas expectativas. Utilizamos las elecciones como telón de fondo, a ver qué salía. Poco a poco fue creciendo hasta que se nos fue de las manos. Hubo un momento del rodaje en el que Enrique López Lavigne, productor de Apaches, vio un premontaje de algunas secuencias, y comenzamos a crecer. Se metió Vértigo como distribuidora y ya teníamos una película «normal». Pero al principio todo era muy artesanal.
¿Te interesa el formato del reality show?
A mí me interesa sobre todo por lo que afecta a los personajes que lo hacen. Que la cámara sea un personaje más de alguna manera ilustra una manera de relacionarse con el mundo. Cuando miras a la cámara y quieres hacerla cómplice de tus miserias, se generan cosas que en la ficción no sucede. La cámara es un elemento narrativo más y eso me interesa.
¿Y tu vida está muy expuesta en las redes sociales?
La verdad es que no porque estoy viviendo como en el siglo XVI. En la vida que llevo en general, todos mis amigos tienen de todo, y yo no tengo porque me produce mucha ansiedad. Casi cualquier persona de cualquier momento de tu vida te puede encontrar. Es algo inquietante… Aquella novia que te echaste en el campamento de verano del 92 te encuentra ¡Dios santo!
El año pasado estrenó Fernando León de Aranoa la película Política, manual de instrucciones sobre el fenómeno de Podemos.
El cine, como cualquier otro arte, es fundamentalmente expresivo. La gente hace afortunadamente las películas que le sale de las narices. Es verdad que es maravilloso que la gente se reúna para hablar de política, y también me parece estupendo la gente que no lo hace. Hay una cosa sobre el cine que se debe hacer y qué cine no se debe hacer que me parece preocupante. Por ejemplo achacar que la subida del IVA es por culpa del cine porque está muy metido en política, y si no estuviera metido en política no le hubieran subido el IVA. En la cabeza de cada uno debe residir la libertad de hablar y equivocarse. Es el Gobierno que se encarga de castigarlo.
¿Qué consejo le das a la gente que comienza en el cine?
El único consejo razonable sería que no hicieran cine. Supongo que ahora vivimos en un momento perverso. Cuando salen listas con las películas españolas que más gustan, es raro que aparezcan películas muy industriales al servicio de los productores, o muy artesanales. Películas de Berlanga, Buñuel, Almodóvar… están en ese territorio intermedio y es el cine que en la actualidad no se está produciendo. Yo espero que pase, porque una cosa es lamentarse que la cosa no va bien por arriba, y otra es coger a nivel individual una cámara. Yo diría que si una persona está determinada para hacer una película que la haga y deje de quejarse. La queja puede ser paralizante.
¿Cómo animamos a la gente a que vea la película?
Si yo lo supiera estaría trabajando para Coca Cola. Hemos hecho una comedia llena de mala leche, y en este país es mayoría. Mi oficio es hacer películas que gusten, pero ya pertenece al mundo publicitario que la gente vaya.