Los caracoles de Patricia Highsmith
Por Silvia Pato (@SilviaP3)
La estadounidense Patricia Highsmith (1921-1995) fue una de las escritoras de suspense más famosa del siglo XX. Comenzó a escribir siendo una niña y no dejó de hacerlo hasta su muerte. En total, su obra supera una treintena de novelas, ocho colecciones de cuentos, ensayos y textos diversos, además de una gran cantidad de material sin publicar.
Cinco años después, apareció uno de los mayores éxitos de Highsmith: El talento de Mr. Ripley, primero de una serie protagonizada por el emblemático personaje que da título a la obra, y con el que ganó el Gran Premio de Literatura Policíaca. Esta novela también fue llevada al cine en numerosas ocasiones.
Pero si hay una curiosidad biográfica que asombra a todo aquel que la descubre cuando se habla de Highsmith es su pasión por los caracoles. Y no, no en lo que respecta a degustarlos, sino que los convirtió en sus mascotas.
Esta amante de los animales tuvo seis gatos a los que adoraba, pero no eran los únicos. Un día, cuando descubrió en una pescadería a un par de caracoles entrelazados, quedó tan fascinada que decidió adoptarlos como mascotas. Lo que podía parecer una simple anécdota no quedó ahí. La escritora montó en el jardín de su casa un criadero de caracoles y llegó a contar con trescientos ejemplares.
Highsmith no ocultaba su pasión. Le transmitían tranquilidad y los prefería antes que a las personas, e incluso llegó a presentarse a algún evento social con un bolso de mano lleno de lechuga y un centenar de caracoles dando cuenta de ella. Cuando se mudó a Francia, pesaba la prohibición de introducirlos en el país; aunque consiguió saltársela, por su cuenta y riesgo, metiéndolos de contrabando escondidos en sus ropas, bajo su pecho, para lo que tuvo que hacer un montón de viajes, ya que los portaba de docena en docena. Imagínense.
Fuentes: Sin embargo, El Cultural