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Agustín Jiménez en ´"Este cadáver se las trae": La comedia es un superpoder

Una entrevista de Yolanda Moreno

Todo el país se encuentra a la espera de la votación en la que se decidirá quién será el próximo Presidente del Gobierno. Hay muchas  opciones  de  acuerdos  entre  partidos, pero uno de los políticos aparece asesinado… Ante esta grave situación, el Ministerio  del  Interior  envía  al  mejor  de sus  hombres:  el  inspector  Faustino  Pereira. El papel de este peculiar policía es interpretado por el polifacético actor Agustín Jiménez. El también humorista, monologuista, escritor y guionista, protagoniza Este cadáver se las trae (Suceso en el Congreso), representada en el Teatro Reina Victoria de Madrid, a partir del 25 de mayo.

Hablamos con Agustín Jiménez sobre esta nueva obra de risas garantizadas, además de sobre el humor y la comedia.

Este cadáver se las trae es la historia de cuatro candidatos a la Presidencia del Gobierno, y ninguno de ellos tiene la mayoría suficiente para gobernar. A los españoles nos suena un poco esta historia, ¿no?

Un poco no, bastante (risas). Es el reflejo de un suceso de lo que podría ser real, pero en este caso es una trama en clave de comedia muy policial. Se produce un suceso bastante grave que compromete la estabilidad del Parlamento, y de allí no sale nadie hasta que eso se resuelva. En el lío de movimiento de pactos se da una situación límite. Ahí se ve cómo actúan unos políticos y otros. Es un reflejo del modo de proceder de la política.

Uno de los diputados aparece muerto. Tu personaje, el inspector Faustino Pereira, es el encargado de la investigación. ¿Qué destacas de él?

Mi personaje es un policía con muchos problemas. Es un pobre hombre también. Se encierra con los candidatos a la Presidencia y es una movida bastante gorda para él. Es un hombre bastante peculiar que intenta resolver el caso pero no puede.

¿En este papel podremos ver la faceta de humor a la que nos tienes acostumbrados?

Normalmente yo hago comedia, pero siempre digo que en el teatro nunca me planteo el hecho de hacer reír como una medida que tenga que llevar a cabo continuamente. Cuando realizo comedia, la hago y ya está, voy a hacer humor y  monólogos. Pero en el teatro siempre me lo planteo si la situación viene dada, como es en este caso, que viene muy bien dada, pues contiene situaciones bastante cómicas. Todo lo que ocurre no es llevado al drama en ningún momento. Además, todos los actores de la obra son gente de probada reputación cómica. Mi personaje es un policía que cae bien, porque yo he intentado que cayera bien. Siempre que haces de policía o detective, procuras no caer en clichés que ya se han hecho, e innovar un poco. Es un policía honesto, que nunca fue ni será corrupto, pues tiene un código moral muy estricto para eso, pero tiene sus problemas, es un pobre hombre desvalido. Y eso es lo bueno. Es muy gracioso que un policía sea tan vulnerable sentimentalmente.

El autor y director Antonio Prieto, comenta que veremos pasarlo mal a los políticos

Sí, realmente creo que hay una parte muy bella de lo que era antiguamente la parodia, lo que se hacía antes de parodiar al poder establecido como necesidad para que la sociedad fuera más sana y poder reírse del poder. En este caso sí que se ve esa forma de cómo se mueven los políticos a nivel cotidiano, cómo usan la política, a tal punto que las mismas tretas las utilizan en su vida diaria. Eso se refleja con claridad, y los políticos no quedan muy bien, pero me parece estupendo que así sea, porque considero que es necesario.


 

Fuera de la ficción, ¿cómo ves el panorama político en nuestro país?

Destaca la desconfianza que existe ahora hacia los políticos, y yo soy una persona a la que le encanta la política. Antes el pueblo no se metía porque la gente creía que los políticos sabían, pero nos hemos dado cuenta de que no saben. Creo que los jóvenes lo miran todo con mucha sorpresa y hasta se ríen, y considero que eso es bueno, es sano. Dicen que si antes era diferente, pero lo cierto es que antes cogíamos una escopeta y liábamos un conflicto armado hermanos contra hermanos. Por suerte ahora, digamos lo que nos digamos, no pasa nada. Mi opinión personal es que al fin y al cabo todos sabemos que hay unas grandes corporaciones que son quienes quitan y ponen. El pueblo es el último, pero empieza a tener voz, y eso es bueno también. Yo tengo esa esperanza, aunque sea un hombre que ya va por los 50, tengo la esperanza de que podamos cambiar el mundo.

¿Por qué hay que ir a ver esta función?

Primero porque es teatro, es una cosa irrepetible que nunca se van a poder descargar de ningún sitio de Internet. Porque es en 3D, incluso 4D, pueden tocarnos y saludarnos. Y finalmente que solo miren el reparto, sin contarme a mí,  que miren el elenco y vean el tipo de artistas que hay en la obra. Son gente con la que yo alucino de poder trabajar con todos ellos, con algunos incluso he compartido años de experiencia. Mar Abascal, Sara Gómez, Javier Coll y Javier Antón son muy buenos actores. No puede salir mal. Es una gran comedia con grandes comediantes.

En los últimos años te hemos visto en obras como La cena de los idiotas, Una boda feliz… ¿Estás ahora más centrado en el teatro? ¿Tienes otros proyectos?

El oficio de actor es el que me produce menos estrés y me hace más feliz. Ahora estoy con este proyecto y siempre quiero hacer teatro. Si hay un proyecto ilusionante, mi idea siempre es hacer una obra de teatro, de comedia, que sea divertida, y que sea algo que realmente lleve a la gente al teatro. Actualmente también estoy haciendo cine, y televisión alguna vez. Ahora estoy rodando una película con Daniel Monzón, y estoy muy contento. Es un proyecto en el que se me ha dado un papel secundario bastante interesante. El cine está muy bien, porque da popularidad y prestigio, y la tele también está muy bien, para que la gente vea que sigo trabajando. Si salgo en la tele, mi madre se calma y se siente mucho mejor (risas). Y también sigo haciendo monólogos por locales de copas, escribiendo libros, dibujando… Hago muchas cosas a la vez.

Te defines como un ingeniero del entretenimiento, ¿qué significa?

Eso me lo inventé yo. Un amigo mío que era ingeniero decía que ingeniero venía de ingenio. Entonces un día alguien me dijo: “Tú, humorista”, y dije: “Humorista no, ingeniero del entretenimiento”. Salió esa coña y se quedó. Es un poco una coña personal, pero la verdad es que soy una persona que adora entretener a los demás. Me encanta, vivo para ello.

¿Cómo definirías el humor?

Yo me refiero más a la comedia, porque digamos que el humor es más barato y la comedia en cambio entra en un sentido mucho más amplio de lo que puede hacer reír y mucho más profundo. El humor puede ser un chiste, pero yo defino la comedia como un superpoder. Me parece que es algo que se tiene o no se tiene. Por ejemplo, en los grupos de WhatsApp podemos ver que todo el mundo corta y pega de otros. Creen que por cortar y pegar el chiste ya son graciosos, pero en realidad son proveedores de comedia. Entonces te das cuenta de que hay gente que está haciendo humor sin saber, y me hace gracia que a los profesionales nos digan cómo tenemos que hacer nuestro trabajo. Yo hago monólogos para no ser entendidos, muchas de las cosas dichas están para ser entendidas en algún momento. Te hacen gracia de una manera más llana, como si fuera un chiste normalito, y después hay un fondo que va mucho más allá. De hecho luego mucha gente se da cuenta, me dicen que ven mis monólogos continuamente y les gusta. Claro, porque hay algo escondido ahí, y esa es la idea de la comedia. Para mí la comedia es un superpoder, una forma de cambiar el mundo. Considero que es una forma de vida, incluso en la que hay que estar dispuesto a perder. Hay gente que quiere hacer comedia, pero que desea seguir siendo un galán. Realmente conozco a muchas personas que no querrían haber sido cómicos, que lo que deseaban era ser famosos, y cuando llega ese momento de fama en el que tienes que seguir creando, hay que trabajar mucho.

Fuiste uno de los creadores e impulsores del género de stand up en España, ¿cómo ves la situación de la comedia en la actualidad?

Siempre pasa lo mismo, el humorista o el comediante es el culpable y se sacrifica. La parte del público es la que le pide al comediante a ver si cuentas esto y te ríes de ello, pero cuando les perjudica se van todos. Entonces eres el bufón, y estamos sufriendo esas cosas de por arriba te quiero cortar la cabeza y por abajo el pueblo está mirando para otro lado. Han quitado todo lo que sea parodia política o de los poderosos. Por otro lado, me gusta también que chavales jóvenes digan que se quieren dedicar  a la comedia. Eso es maravilloso. Muchos chavales han venido a decirme que me veían y desde entonces se han querido dedicar a esto.  Con eso para mí ya ha merecido la pena todo. De verdad. Que te digan: “Yo quiero ser gracioso, porque usted me hizo gracia” está muy bien, es hermoso. Soy un tío que no soy excesivamente atractivo ni alto, al contrario, pero por ser gracioso, de verdad que me ha tocado la lotería en algunos casos. He conseguido cosas que no me imaginaba para nada posible. La comedia para mí es un superpoder.

 
 
 

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