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María Ignacia Ibáñez: la amante de José Cadalso

Por Silvia Pato (@SilviaP3)

La famosa actriz española María Ignacia Ibáñez (1745-1771) ha pasado a la historia como la protagonista de una leyenda romántica, a causa de la relación amorosa que mantuvo con el escritor y militar José Cadalso (1741-1782). Las fuentes no se acaban de poner de acuerdo sobre el lugar de su nacimiento, pero lo cierto es que allá por 1768 la joven se encontraba en Madrid, donde trabajó para las compañías de María Hidalgo, Juan Ponce y Manuel Martínez.

Cuando tenía veinticinco años, la actriz, a la que ya llamaban La Divina, comenzó su historia de amor con Cadalso, quien se enamoró locamente de ella. A pesar de todas las voces en contra, el poeta tomó la firme decisión de casarse con María Ignacia. Sus amigos no estaban de acuerdo, el ejército lo amenazaba con expulsarle de sus filas si llevaba tal matrimonio a efecto, pero a Cadalso nada de eso parecía importarle.

José Cadalso
Fuente: Wikimedia

Escribió la tragedia Don Sancho García especialmente para ella, en la que la actriz interpretó el papel de doña Ava, pero la obra fue un fracaso y solo estuvo cinco días en cartel. En cuanto a la intención de casarse de los amantes no fue posible llevarla a efecto. La muerte vino a buscar a María Ignacia el 22 de abril de 1771, a causa de unas fiebres tifoideas. Tenía veintiséis años. El escritor, que permaneció a su lado durante toda la enfermedad, firmó como testigo en su testamento.

Cadalso la sobrevivió once años, después de haberla inmortalizado en sus poemas, donde aparece bajo el nombre de Filis, y en la que se convertiría en su famosa obra Noches lúgubres.

Dice la leyenda que Cadalso enloqueció, desesperado por el fallecimiento de su amada. Cada noche iba a rondar su tumba, en el camposanto de la iglesia de San Sebastián de Madrid, en el antiguo barrio de las Musas, e incluso intentó desenterrar su cadáver. Y a punto estuvo de conseguir su propósito si la repentina presencia de los criados del conde de Aranda, amigo suyo, no lo hubieran detenido. Comenzó a escribir entonces Noches lúgubres, narrando lo acontecido, en un claro intento de aliviar su pena. Sin embargo, algo en él había cambiado. Guardó todas aquellas cuartillas y jamás las publicó.

Noches lúgubres vio la luz por primera vez en El Correo de Madrid siete años después del fallecimiento del poeta, a causa de haber sido alcanzado por una granada en la sien derecha mientras prestaba servicio en el sitio de Gibraltar. Quince días antes, había sido ascendido a coronel.

FUENTE: belt.es, Cervantes virtual

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