5 características que necesitas para ser escritor

Mucha gente, tanto de dentro como del fuera del mundo literario, te dirá que para ser escritor hay que nacer como un don.
¿Es esto cierto?
Sí y no… pero más bien no.
Es cierto que algunas personas tienen una sensibilidad especial. Pero también es cierto que esa sensibilidad no siempre viene de nacimiento. En muchos casos han sido las experiencias las que han desarrollado esa forma especial de sentir y percibir las cosas.
Y, además, no podemos olvidar que este tipo de dones no son más que una ventaja, que de poco o nada nos servirá si no le dedicamos muchas, muchísimas horas de esfuerzo.
Así pues, yo tengo la convicción de que cualquiera o casi cualquiera, con un entorno y un esfuerzo adecuados, puede llegar a ser escritor.
Eso sí, según como seamos nos convertiremos en diferentes tipos de escritores: desde aquellos que podrán abrir una nueva corriente cultural hasta los que se especializan en escribir superventas.
No pensemos en un premio literario, pensemos en convertirnos en el mejor escritor que podemos llegar a ser.
¿Qué necesitamos para eso?

1. En primer lugar tenemos que leer mucho. Muchísimo. Esto es importante por dos razones:
   1. Una es conocer un gran número de historias, personajes y posibilidades. Con la grandísima oferta de lectura que tenemos hoy en día, podemos viajar a mil mundos, experimentar billones de vivencias y conocer a tantos seres y tantos puntos de vista, que nos daremos cuenta de la gran cantidad de combinaciones que podemos desarrollar.
   2. La otra es acostumbrarnos a ver cómo se redacta. Esto nos ayudará mucho con la ortografía, con la construcción de frases, de historias… además, si ya estás escribiendo, fíjate en esto no solo como lector, sino también como escritor.
2. El siguiente punto es la imaginación. Y la abstracción.

Mucha gente cree que no tiene imaginación, pero yo no estoy de acuerdo. Lo que tenemos son distintos tipos de imaginación.
Imaginemos cada mañana, cuando tenemos que salir de casa y abrimos el armario para elegir la ropa que  vamos a ponernos. En ese momento tenemos delante ropa comprada, regalada o heredada de muchas tiendas, épocas, temporadas, materiales… Posiblemente no tengas dos prendas que fueron pensadas para llevarse juntas —a no ser que compres siempre en la misma tienda—. Cada persona escoge y combina lo que tiene en su armario de una forma distinta. Es lo que llamamos normalmente estilo de vestir. Escogemos este pantalón con esta camisa, o con aquella otra chaqueta… y así, creamos algo nuevo, un conjunto que nadie más lleva igual. Al menos normalmente.
De la misma forma, todo lo que has vivido, leído, visto en el cine, o experimentado de cualquier otra  forma, crea  en tu cabeza un estilo, una forma de escoger historias y personajes, de diferentes puntos de vista que te llevarán a escribir de una forma única y personal.

3. También necesitaremos un poco de organización. Sobre todo al principio.

Miguel de Unamuno decía que él escribía «a lo que salga». Simplemente comenzaba a escribir a vuelapluma.
Pero hemos de tener en cuenta que no somos Unamuno y que no tenemos tampoco su experiencia.
Muchas veces comenzamos a escribir por  impulso, y esto puede funcionar en historias no demasiado largas o complejas, pero normalmente acabamos atrancándonos en algún momento, porque no tenemos muy claro hacia dónde va nuestra historia o por qué nuestro personaje ha hecho algo totalmente incoherente con su  forma de ser. En estos momentos tenemos que pararnos a organizarnos un poco.
También podemos organizarnos antes de comenzar a escribir: preparar a los personajes, la trama de la novela, los mensajes sobre los que queremos que el lector  reflexione, el lugar y tiempo donde vamos a ambientar la novela…
Se dice que hay dos tipos de escritores: los de brújula y los de carta de navegación.
Yo te recomiendo que si estás empezando pruebes a usar la carta de navegación y contar con todas las pautas e hitos posibles que te ayuden a no perderte en este viaje a través de las palabras.

4. Otro de los elementos que necesitamos es paciencia y tesón. Está claro que el primer día no vamos a escribir nuestra obra maestra. Pensemos en cuando éramos pequeños. En primer lugar aprendimos a decir mamá y papá, y más adelante pudimos empezar a hacer frases cortas, y después otras más complejas.

Esto mismo nos sucede también, un tiempo más tarde, cuando nos enseñan a escribir (y leer) en el colegio. Primero aprendemos las vocales y luego, poco a poco, vamos añadiendo consonantes. Las primeras veces escribimos y leemos sumamente despacio, y con la práctica vamos adquiriendo soltura. A la hora de pensar en textos literarios tenemos que hacer esto mismo. Lo primero que necesitaremos el que el texto se entienda. Y, luego, poco a poco, al igual que tenemos nuestra propia forma de hablar, iremos desarrollando nuestro estilo como escritores.

5. Además, será importante la autenticidad. ¿Qué quiero decir con esto? Es una frase muy desgastada, pero tenemos que ser la mejor versión de nosotros mismos. Tal vez a ti no te toque ser el mejor narrador contemporáneo de los problemas sociales de tu país, porque no estés tan sensibilizado o porque a ti lo que de verdad te gusta es el humor. En ese caso, sé tú mismo y conviértete en el mejor escritor de humor que puedas ser.

¿Por qué es tan importante esto? Bueno…  pongamos que a ti te gusta mucho Stephen King y que te gustaría ser como él. Pues… siento decirte que el mejor Stephen King que hay es él mismo. Si tratas de imitarlo no pasarás de ser eso: un imitador. Pero, aprendiendo de él y de otros, tal vez sí te conviertas en un gran escritor de terror. Por eso es muy importante leer mucho y de muchos autores. Si siempre lees al mismo será fácil que acabes reproduciendo su estilo sin darte cuenta.
¿Quieres saber más?
Puedes escuchar nuestro podcast dedicado a este tema aquí: El escritor no nace, se hace.

¿Necesitas ayuda para convertirte en escritor? No dudes en contactar conmigo y en consultar mis servicios para escritores.
Covadonga González-Pola
www.talleresliterariosonline.com
@CovaTLO