Canciones que consiguen que te pueda amar
Por Mariano Velasco
Un recuerdo de “La chica de ayer” con motivo del XL aniversario de El Penta, mítico bar de la movida madrileña
Me suele pasar con algunas canciones, que hay partes de la letra que no acabo de entender e imagino estrofas de lo más surrealistas. Rarito que es uno. Y no tienen por qué ser canciones rebuscadas, no. Me ocurría, por ejemplo, nada menos que con Mediterráneo. Serrat se desgañitaba cantando “le daré verde a los pinos y amarillo a la genista”, que bien clarito lo decía, y a mí me sonaba “tenista”. A decir verdad, uno no tenía ni idea de qué era la “genista” que, como pude averiguar más tarde gracias a la RAE, es una planta de la familia de las papilionáceas, con flores amarillas y bla, bla, bla… Aun así todavía hoy, cuando la canto en la ducha – sí, qué pasa, yo soy de los que cantan Mediterráneo en la ducha -, de vez en cuando se me acaba cruzando la imagen de la Sharapova entre verso y verso y vuelvo a meter el gazapo de la “tenista”.
Pues resulta que con La chica de ayer de Nacha Pop me pasaba tres cuartos de lo mismo. “Luego por la noche atenta a escuchar canciones que consiguen que te pueda amar”, cantaba yo también en la ducha. Mira que me gustaba la canción, pero había algo en ese verso, lo de “atenta”, que no acababa de convencerme. Cosas de Antonio – me decía yo refiriéndome al compositor -, que a veces se le va la olla. ¿Pues no decía también en Una décima de segundo, el tío, cosas como que “somos coordenadas de un par” o “paralelas vienen siguiéndome”?. Y así estuve mucho tiempo, pasando mi adolescencia y pasando mi posterior juventud engañado y desconocedor de la verdad. Hasta que un día, de copas por Malasaña, fui a parar a un garito llamado El Pentagrama, más conocido como “El Penta”, que todavía no relacionaba yo, ignorante de mí, ni con la movida, ni con Nacha Pop, ni con Antonio Vega, ni con La chica de ayer, ni con nada de nada. Y allí fue donde, mirando ensimismado el fondo del vaso del penúltimo cubata mientras Antonio Vega cantaba “luego por la noche…”, se me hizo la luz: ¡al Penta, coño!, ¡no es “atenta”, sino “al Penta”!: “luego por la noche al Penta a escuchar canciones que consiguen que te pueda amar”.
Se trataba de una sola palabra pero, ¡jóder!, el verso y con él toda la canción cobraban un nuevo sentido. A partir de ese día, perdidas ya casi del todo mi adolescencia y posterior juventud que ya digo que pasaban y pasaban, aquel tema que tanto me había gustado a pesar de la supuesta imperfección del dichoso verso, La chica de ayer, se me antojó la canción pop más hermosa y perfecta que jamás había escuchado. Y aún hoy, cuarenta años después, continúo convencido de que lo sigue siendo.
Concierto XL Aniversario de El Penta
Sala la Riviera
Miércoles 29 de marzo, 20:00 horas
Paseo Bajo de la Virgen del Puerto, s/n