¿Por qué no funciona el relato como género?
¿Por qué no funciona el cuento? Parece un hecho aceptado que el cuento no vende, que el cuento no se lee, que el cuento no interesa. Los cuentistas siempre nos lamentamos de la crisis del cuento. Como la crisis del teatro y la del cine, nunca se ha conocido otra situación. Nos regodeamos en el fracaso. Nos enamoramos de la muerte de lo que nos gusta. Las editoriales no quieren publicar relatos. Las pocas que lo quieren contratan la mayoría de libros de relatos sabiendo que van a ir a pérdidas, y esto lo cuentan autores tan bien situados en el género como Gonzalo Calcedo o Cristina Fernández Cubas. Pero los cuentistas seguimos insistiendo en escribirlos. Y llenamos revistas y webs con ellos. Pero, ¿qué falla? ¿Hay alguien al otro lado? Mientras tratamos de poner en marcha una nueva ventana para la creación de relatos, lanzamos piedras contra nuestro propio tejado con este post, que solo pretende abrir un poco de debate.
¿Se dice cuento o relato corto?
¿Qué es un relato breve? Decía John Cheever: “Un cuento o un relato es aquello que te cuentas a ti mismo en el dentista mientras esperas que te saquen una muela. El cuento tiene una importante función en la vida, me parece. Esperamos una contraorden ante nuestra muerte y puesto que no hay tiempo suficiente para una novela, bueno, ahí está el cuento. Estoy seguro de que en el momento justo de la muerte nos contamos un cuento y no una novela”.
¿Quién lee cuento?
¿Quién escribe cuento?
¿Hay, sinceramente, más escritores de relato que lectores de relato?
¿Tiene sentido encontrarnos con escritores que no leen?
¿De dónde salen tantos autores de relato breve? ¿De los talleres literarios?
Y si es así, ¿por qué no se hacen talleres para lectores?
¿Existe algún escritor de relatos que nunca haya ganado un pequeño premio en un certamen? ¿Hay demasiados premios? ¿Sirven de algo?
¿Cuántos adultos con una cultura media o incluso más alta piensan que un cuento solo es algo para niños?
¿Qué cuentos les leemos a los niños?
¿Se enseña a leer relato en los colegios e institutos? ¿Qué cuentos se les dan a los alumnos para que conozcan el género?
¿Saben los filólogos y en muchos casos futuros profesores de instituto leer cuento? Parece difícil enseñar algo que no se domina.
¿No está ya bien de nombrar a Carver, Chejov y Cheever como únicas influencias? Hay que leerlos, por supuesto, pero estaría bien leer algo más.
¿Escribimos cuentos para poder decirlo en las redes sociales?
¿Unidad de acción? ¿Poscuento? ¿Introducción – Nudo – desenlace?
¿A quién le interesan los cuentos que son perfectos mecanismos de relojería sin nada de vida propia?
Hace algunas semanas decían en Babelia que al cuento le habían reventado las costuras. Otra vez, debían haber añadido. Otra vez más. Kafka, Beckett.
¿Es verdad que es un género mucho más reconocido en Estados Unidos o en Argentina que en España como tanto se dice? ¿Hemos tenido aquí algún John Cheever, algún Julio Cortázar? ¿Distorsionan esos grandes nombres nuestra percepción?
¿Por qué parece que los adolescentes han perdido la cabeza por la poesía y compran sin parar libros de esa nueva poesía que preside las torres de novedades? Ya sé que algunos cuentistas muy dignos y respetuosos de su oficio dirán que eso que leen es mala poesía. Pero si nos miramos bien al espejo, sabremos que muchos de esos cuentistas muy dignos y respetuosos con el oficio somos capaces de escribir cuentos tan malos como esa poesía, y los adolescentes no van a comprarlos. ¿Qué falla? ¿Le seguiremos echando toda la culpa a los lectores?
Se admiten más preguntas. Muchas más. Se admiten incluso respuestas.
Y hasta que lleguen, seguiremos leyendo cuentos, editándolos y publicándolos cada jueves, confiando en los lectores, estén donde estén.
Lean a Gonzalo Calcedo y ya me dirán si el cuento “funciona”. Si eso no es literatura…
Leemos a Calcedo y nos gusta Calcedo. Creo que no ha leído usted ni la entradilla, porque solamente nombramos a dos autores de referencia del relato en España y precisamente Gonzalo Calcedo es uno. El artículo no duda de los relatos como género, porque analizamos relatos, escribimos relatos, publicamos relatos. El artículo pretende abrir debate sobre la disfuncionalidad en el encaje entre relatos y lectores. Pero parece que la tentación de ir a los comentarios sin echar un ojo al texto era muy fuerte y no ha sabido resistirse.