“And the Oscar goes to… La La L… Moonlight”
Por Virginia Garza
Un grave error al final de la ceremonia marca una noche corriente y sin sorpresas en la que La La Land se queda sin hacer historia con solo seis premios de los catorce a los que estaba nominada.
Aunque llego con retraso, el Gran Teatro Príncipe Pío, que acoge este año el plató de Movistar Plus en el que retransmite en España la ceremonia de los Oscar, ya está más que preparado para la noche del cine, esa noche en la que soñar no está sobrevalorado. Esa noche en la que todo es posible. Bueno, quizás todo no… o eso es lo que piensan en este momento todos los amantes de la película del año: La La Land.
Pero no nos adelantemos. La noche comienza con la esperada alfombra roja. Ese lugar en el que las estrellas (mejor dicho, los diseñadores) brillan más que nunca. Aunque veo que este año no destaca ninguno, me encuentro finalmente con una Emma Stone más impresionante que nunca. No sé si es porque es la protagonista de “la ciudad de las estrellas” o porque es la favorita en todas las quinielas de los premios, pero su imagen de actriz de Hollywood de los años 40 me tiene hipnotizada.
Sin embargo, cuando me quiero dar cuenta solo puedo ver a Justin Timberlake abriendo la gala al ritmo de su “Dance”. A continuación aparece Jimmy Kimmel, el “nuevo” en los Oscar para deleitarnos con su humor en esta noche tan especial. A pesar de que no me convence, me entretiene a lo largo de la velada y me mantiene despejada hasta que aparecen los premios de verdad (aquí donde veremos si La La Land es comparable a Titanic en cuanto a número de estatuillas).
Con un par de guiños al talento de Meryl Streep en pantalla y al cine social, empiezan a pasar las horas sin apenas darme cuenta y comienzan las alusiones a Donald Trump (era imposible no tocar el tema…). “Me opongo a cualquier clase de muro que trate de separarnos”, así de contundente se ha expresado el actor Gael García Bernal ante las duras políticas exteriores de Trump. Pero ahí no acaba todo. Ganándose un sonoro aplauso del público, el enigmático presentador escribe personalmente y en directo un tweet en el que pregunta a este político presidente si está despierto…
Sin muchas más alusiones a las políticas estadounidenses que merezcan mención, la gala prosigue y llega el momento de los premios más importantes. Viola Davis se alza con la estatuilla a mejor actriz de reparto por su papelazo en Fences, mientras que Casey Affleck triunfa con su cara más dramática en Manchester frente al mar, que consigue también el Oscar a mejor guión original. Sin grandes sorpresas, el final se acerca y el premio a mejor dirección se lo lleva Damien Chazelle por su originalidad y esfuerzo en La La Land. Poco después, la protagonista del film, Emma Stone, sale al escenario para recibir muy emocionada su premio a mejor actriz, merecidísimo.
Y llega por fin el premio a mejor película, que acojo con nervios y mordiéndome las uñas, cuando escucho sin apenas estar preparada que La La Land es la premiada. Eufórico, el director, el reparto y el equipo que hay detrás de la película reciben entre vítores un premio que… Esperad, entre el público se empiezan a levantar murmullos ya que hay un movimiento de sobres bastante sospechoso en el escenario. Y es que la ganadora al Oscar a mejor película es realmente Moonlight… Un giro inesperado y que pone el broche final a una gala corriente, incluso aburrida, que pasa sin pena ni gloria por la historia del cine y que sin duda se ha convertido en la noche en la cual la ciudad de las estrellas, el amor y los sueños se queda a las puertas de hacer historia.