¿Cómo leer a los clásicos?Otra Cultura

Una forma más kitsch que la del mundo

Por Raúl Andrés Cuello
Sobre Obra sin nombre de Stanisław Witkiewicz

 
La semana anterior estuvimos hablando de Ellos, la primera de las dos obras de teatro de Stanisław Witkiewicz editadas por Dobra Robota. Ahora le ha llegado el turno a Obra sin nombre, una pieza que nos va permitir, si no explicar cuál es el propósito ideológico del autor, al menos esbozar una teoría no demasiado forzada sobre la Forma Pura. Ahí vamos.
Extraer conclusiones limpias a partir de una exposición cambiante como lo es Obra sin nombre no es sencillo, debido en parte a las diversas capas de acción con las que ésta trabaja y en donde las posiciones de los personajes cambian como en un match de volley: un espía se hace llamar como un personaje que no es espía pero dice serlo para estar con la que es pareja del verdadero espía; un príncipe se propone ser hijo de un sepulturero de baja estola preguntándole a éste si desea adoptarlo; un coronel hace cavar una tumba para “poder poner un pie sobre ella y meditar”, otro sepulturero se propone hacer un golpe de Estado a un golpe de Estado, un pintor desea ser encarcelado para ir al lugar donde van a parar los “individuos metafísicos”, etc. Estas situaciones se construyen a partir de reflexiones, poemas y diálogos que rozan lo kitsch y que le dan un aire sumamente surreal a la trama, permitiéndonos pasar -algo dificultosamente- a través de las puertas de la percepción de Witkiewicz y de su idea del mundo. Esto, sin embargo, no es lo más interesante de la obra, ni -por otro lado- es lo que nos servirá para entender algo acerca de la Forma Pura.
Si uno sondea la web buscando a Witkiewicz y su obra aparecen unos trazos en los que se intenta explicar qué es la Forma Pura. Estas sentencias establecen que la Forma Pura es “la sustancia de la obra de arte como una unidad compuesta de diferentes elementos cualitativos”, y según ésta “en la creación artística se expresan la inquietud metafísica de las existencias particulares que se debaten contra el sentimiento de soledad creando obras de arte”. Esto suena muy bien, pero no alcanza para entender del todo qué es la Forma Pura y por qué al autor le interesa tanto el desarrollo de su teoría.
Tanto en Ellos como en Obra sin nombre los personajes coquetean con ejercicios de la Forma Pura, ya sea actuando o pintando. Esta se deja ver levemente en los diálogos memorizados por Spika Tremendosa o en los cuadros que pinta Plazmonik Blödestaug, es siempre algo que está parcialmente velado u oculto, pero no del todo; es una forma de la representación de un centro de gravedad por cuyo contorno se construye la ficción witkiewiczkiana -si es que existe el gentilicio-, que da entidad a la ficción pero no la explica, ni siquiera forma parte de ella; es sólo un punto de fuga en el plano del que surgen los prodigios. Pienso que -quizás- sea un MacGuffin que hace activar Witkiewicz para poder construir un mundo cuya forma sea más kitsch que la del mundo.
 
Stanisław Witkiewicz
Ellos/Obra sin nombre
Trad. Kazimierz Warzyca
Pról. Mónica Berman
Buenos Aires: Dobra Robota, 2016
 

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