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8 manifestaciones físicas del enamoramiento

El acto de enamorarse es, sin duda, uno de los fenómenos más intrigantes de la naturaleza humana. El hecho de que en el enamoramiento confluyan aspectos emocionales, mentales, físicos y, por qué no, metafísicos, hace de él un fascinante misterio, un estado que bien puede encumbrarnos en paradisíacas estepas o, por el contrario, sumergirnos en épica psicosis.
Dentro de las múltiples manifestaciones del enamoramiento en distintos planos, el físico es particularmente enigmático. Que algo tan «etéreo» pueda tener efectos tan puntuales a nivel físico y bioquímico no sólo nos sugiere que el modelo bajo el cual operamos es esencialmente unitario y no fragmentado, sino que la somatización de lo que sentimos o pensamos es un proceso no exclusivamente natural sino ineludible.
Por otro lado esta dinámica, la somatización del enamoramiento, nos invita a reflexionar sobre que tal vez la intensidad de ciertos fenómenos que alojamos provoca que estos se desborden, ocupando absolutamente todos los cauces que encuentren en su camino de florecimiento, con el fin categórico de manifestarse. Y quizá por esto cuando estamos enamorados ello se refleja no sólo en nuestro aspecto físico o nuestro cerebro sino también, por ejemplo, en tu perfil de Facebook, e inclusive tiene efectos que van más allá del modelo de tiempo-espacio lineal y actúan en un plano cuántico.
Pero regresando a lo corpóreo, a continuación te presentamos un infográfico (publicado en Mic) que mapea la manifestación del enamoramiento en diversos aspectos de nuestro cuerpo y mente. Se trata de un recordatorio visualizado no sólo de la intensidad propia de este fenómeno, sino también de la íntima unión que nos rige como una unidad (y no como un cuerpo separado de un corazón y una mente).
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Concentración: Contrario a la distracción que popularmente asociamos al enamoramiento, cuando nos encontramos en este estado liberamos dopamina, sustancia que favorece la concentración mental, la determinación y la creatividad.
Ojos: Cuando miramos a alguien de quien estamos enamorados, nuestras pupilas literalmente se dilatan.
Temperatura: Testimonios de personas enamoradas apuntan a que, en el clímax del enamoramiento, la temperatura corporal aumenta.
Dolor: El enamoramiento actúa como analgésico contra el dolor físico (y emocional), pues activa el sistema de recompensas gratas en nuestro cerebro.
Piel: Los capilares subcutáneos se expanden (por eso es fácil que nos ruboricemos).
Problemas cardíacos: El enamoramiento puede reducir la presión sanguínea y por lo tanto, reducir la posibilidad de un paro cardíaco.
Estómago: El contacto con la persona a quien amamos envía señales a nuestra corteza insular  y hace una conexión entre nuestro cerebro y vientre (por eso lo de «mariposas en el estomago»).
Estrés: Estar junto a «esa persona» ayuda a reducir el estrés y disminuye nuestros ritmos cardíaco y respiratorio. Además, su abrazo disminuye la presencia de cortisol, la hormona del estrés.

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