Folio en blancoNovela

Releyendo a…Herman Hesse

Por Inés Sánchez de la Viña Rodríguez.

La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero (Hesse, 1919)

El autor de Siddharta (1922) publicó muchas de sus obras bajo el pseudónimo de Emil Sinclair. El legado de Herman Hesse, el llamado ‘‘autor de la crisis’’, ha conquistado por doquier, contribuyendo a la reflexión de nociones tan simples como el amor, la cultura o la religión. Los planteamientos existenciales de Hesse han alimentado de manera notable los anhelos de las generaciones más contestatarias. Especialmente durante los años sesenta, las obras del alemán recobraron su popularidad sirviendo como símbolo y estímulo espiritual. Fue el movimiento hippie en los Estado Unidos el que recuperó el valor de obras como El juego de abalorios (1943) o El lobo estepario (1927). Los personajes ideados por Hesse son, en su mayoría, individuos divididos entre su vida como artistas y como sujetos de la sociedad burguesa. Estos personajes sirvieron como reflejo para generaciones de jóvenes contraculturales que se veían abocados a la domesticación que imponía los convencionalismos de las sociedades modernas occidentales. Pese a su reconocimiento mundial, la figura de Hesse no ha gozado de unanimidad por parte de la crítica. No obstante, son varias las razones por las que se reivindica ahora la lectura de este autor.

Leer a Hesse es sinónimo de introspección y autoanálisis, por esta razón  aquellos que nos suscribimos a sus obras valoramos más la interpretación de sus libros y su contenido crítico, incluso por encima de su valor literario –que, por otro lado, no deja indiferente a nadie. Leer a Hesse es un ejercicio en sí mismo, una experiencia agradable pero también abrupta e, incluso, dolorosa, fiel reflejo de nosotros mismos, de los que nos encontramos inmersos en la búsqueda de la propia identidad y el difícil proceso de realización personal. Leer a Hesse es, sin duda, un llamamiento a la educación de la sensibilidad, es reconciliarse con uno mismo. Pero leer a Herman Hesse es también un acto de rebeldía, es aprender, reconocer y lidiar con la banalidad imperante de las sociedades modernas. Leyendo a Hesse terminamos por advertir la subordinación a la que todos, más o menos conscientemente, terminamos por someternos.

One thought on “Releyendo a…Herman Hesse

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