'Asesinato en el Jardín Botánico', el recuperado clásico de Santo Piazzese
«Cuando sopla el siroco se oye al león. No, no son las voces de la sabana que llegan desde las costas de África empujadas por el viento del sur. No exageremos. El hecho es que al fondo del Jardín, en el borde sur, justo debajo de la tapia, hay una jaula con un león dentro. Un león viejo y extenuado que no ha visto África ni en pintura. Estoy seguro de que lo metieron en una jaula sobre todo para protegerlo a él del mundo exterior, y no viceversa».
La editorial Siruela, con motivo del vigésimo aniversario de su publicación en Italia, recupera por primera vez en castellano Asesinato en el Jardín Botánico, obra del reconocido autor siciliano Santos Piazzese, que con el tiempo se ha convertido en clásico contemporáneo de la novela negra europea. La historia de un doble crimen que deja ensangrentado el Jardín Botánico de Palermo y que no involucra a la mafia, sino que hunde sus raíces en una antigua historia de celos y culpas inconfesables, en un ambiente universitario plagado de manías y de odios.
«Por eso aquella mañana, al primer rugido, me encontré mirando fuera con la nariz pegada al cristal, y murmurando esa palabra de siete letras que todo siciliano que se precie balbucea, grita, susurra y eufemiza unas cien veces al día. Y que es lo mínimo que se puede murmurar a la vista de un ahorcado oscilante en la bisectriz sureste-noroeste, donde normalmente no se vería más que ramaje».
Una tarde de siroco, ese viento cálido que azota Sicilia con más frecuencia de la deseable, el profesor Lorenzo La Marca ve desde la ventana de su despacho de la universidad un cuerpo que se balancea de las ramas de un árbol. El muerto es Raffaele, amigo de Lorenzo, quien no se aviene a creer que aquel se haya suicidado. Tampoco lo cree el comisario Spotorno, una especie de prototipo palermitano culto y holgazán, refinado y sensual, irónico y sentimental, versión mediterránea de Marlowe y Philo Vance. Muy dado a filosofar, sus reflexiones guían al lector por la ciudad de Palermo y a través de la trama con un ritmo medido y musical, el ritmo de un blues palermitano.
«Si creéis que solo porque nos hallamos en estas latitudes uno se limita a llamar a la policía, comunicar que hay un muerto, colgar el auricular y amén, os equivocáis de medio a medio. Especialmente si uno es un exsesentayochista culto, inteligente, refinado, irónico y consciente. (¿Qué os parece como autorretrato? Añadid que cuando me da la luz de cierta forma parezco casi guapo, como dice de sí mismo Peter O’Toole en ¿Qué tal, Pussycat? El cine es una de mis manías. Pero O’Toole es rubio, mientras que yo soy oscuro como un demonio. Esto lo digo para vuestra información)».
¿Dónde han ido a parar los crímenes sanos, buenos, misteriosos, esos que hacen habitables todos los países civilizados de este mundo; los que tienen un buen móvil detrás, algo en lo que escarbar? Como hacía el comisario Maigret o Marlowe o como –con mayor realismo– hacía don Ciccio Ingravallo, para llegar a los mecanismos elementales de la psique, del ser humano, y que tanto se echa en falta en la actual novela negra.. El crimen que aquí se aborda es de esa clase: lúdico, inteligente, magistral. Pero entre nosotros está la mafia, que todo lo oscurece y que no deja a un detective brillante la menor posibilidad de salir de la rutina.
Santo Piazzese (Palermo, 1948) es biólogo y escritor. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y fue merecedor en 2011 del Premio Lama e Trama a toda su carrera. Entre otras de sus novelas destacan también La doppia vita di M. Laurent y Il soffio della valanga.
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Asesinato en el Jardín Botánico. Santo Piazzese. Editorial Siruela, 2017. 224 páginas. 18,95 €
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