Literatura Violeta: Beatriz Galindo, la pluma del humanismo español
Por Pilar Martínez Manzanares. @pilar_manza
La cultura nunca estuvo al alcance de la mujer, pero muchas de ellas lucharon por cambiar dicha situación. Entre ellas destaca Beatriz Galindo, escritora y humanista española de gran calibre.
Beatriz Galindo nació en Salamanca en el seno de una familia hidalga que había sido acaudalada, pero venida a menos. Era probablemente hermana de Gaspar de Gricio, para quien obtuvo en la corte el cargo de secretario del príncipe Juan y que después lo fue de la Reina Isabel. Parece que su varonía era Gricio, linaje hidalgo del reino de León, y que por algún costado provenía de los Galindos de la ciudad de Écija.
A causa de su inteligencia, sus padres la eligieron entre las hijas del matrimonio para destinarla al claustro, y decidieron que tomase clases de gramática en una de las academias dependientes de la Universidad de Salamanca. Mostró grandes dotes para el latín, no sólo en la traducción y lectura de los textos clásicos latinos, sino que también era capaz, a los quince años, de hablar con gran corrección en latín. Su fama se extendió primero por Salamanca y después por todo el reino y empezó a ser conocida como “La Latina”.
El barrio de La Latina de Madrid toma su nombre del apodo de Beatriz Galindo, pues fue el barrio madrileño donde vivió. No hay que confundirlo con el distrito de Latina, situado igualmente en la capital española, cuyo topónimo también proviene de la escritora y humanista. Existen estatuas modernas suyas en Salamanca y Madrid.
Casada en diciembre de 1491 con el capitán artillero y consejero de los Reyes Católicos Francisco Ramírez de Madrid, boda para la que los Reyes Católicos le dieron una dote de 500.000 maravedíes, tuvo dos hijos, Fernán y Nuflo. Enviudó en 1501, retirándose de la corte y asentando su residencia en Madrid, en el que hoy es el Palacio de Viana, que está muy remodelado.
Beatriz Galindo se convirtió en la preceptora de los hijos de los Reyes Católicos. La relación de Isabel y Beatriz no se limitó a una simple relación de carácter profesional. Galindo no sólo se responsabilizó solo de la información intelectual de los vástagos, sino que llegó a convertirse en una fiel consejera de la reina. Esto último se debe al gran entendimiento entre ambas.
Se le debe la fundación del hospital de la Latina (1499-1507) y de los conventos o monasterios de la Concepción Francisca y la Concepción Jerónima (donde fue enterrada), en Madrid. Se le atribuyen poesías latinas y unos Comentarios a Aristóteles. Escribía poesía en latín y había estudiado teología y medicina.
Tras su muerte en 1535, fue enterrada en la iglesia del primer Monasterio de la Concepción Jerónima, pero no en ese sepulcro, sino bajo el altar del coro alto. En 1891 se trasladaron sus restos al nuevo convento de la calle Lista. Y actualmente reposa en la cripta de la iglesia del cuarto Monasterio de la Concepción Jerónima, en El Goloso, Madrid. Tanto sus restos como esos cenotafios han ido acompañando a la comunidad religiosa en sus sucesivas sedes.
Beatriz Galindo se convirtió en una escritora de gran importancia. La gran calidad de su producción literaria y su talento le valieron un puesto en el universo de la literatura.
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