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Werner Herzog o la pasión por el cine como modo de vida (consejos para hacer cine sin arruinarte del todo)

Una cruda reflexión sobre no dejarse vencer por las resistencias y obstáculos de nuestros proyectos.

Werner Herzog no es un cineasta para los de estómago débil: sus películas, como él mismo dice, no son ficciones sino porciones de vida. A diferencia de muchos directores y productores, Herzog no tuvo una educación fílmica tradicional: era tan pobre que se enteró de la existencia del cine a los 11 años; financió sus primeras películas a través de varios oficios, y es famoso también por ser un consumado autodidacta. Para financiar su primer cortometraje, Herakles, trabajó más de 2 años en una fundidora.Sus películas y recientes documentales, ya sea que dirija o produzca, suelen dar mucho de qué hablar a la crítica y permanecen largo tiempo en la mente del espectador. Aguirre o la ira de Dios, Fitzcarraldo, Kaspar Hauser, Woyzeck o la reciente El acto de matar, entre muchas otras, conforman una filmografía que explora lo más oscuro de la imaginación humana y su relación con el poder, la locura y lo real.
El libro Werner Herzog: A Guide for the Perplexed, de Paul Cronin, consta de una serie de entrevistas con Herzog acerca de una variedad de temas, entre ellos el arte de financiar películas. Directores de cine como Alejandro Jodorowsky, Orson Welles o Francis Ford Coppola han hecho escuela en materia de leyendas sobre cómo lidiar con estudios y financiar proyectos quijotescos, pero la visión de Herzog es un poco más cruda, y como podrán ver, no se tiene que ser cineasta para aprovechar su manera de convertir una pasión en una forma de vida:
El mejor consejo que le puedo ofrecer a aquellos que se dirijan al mundo del cine es que no esperen que el sistema financie sus proyectos y que otros decidan su destino. Si no puedes costear una película de 1 millón de dólares, reúne $10,000 y prodúcela tú mismo. Es todo lo que se necesita para hacer un largometraje en estos días. Aléjate de los trabajos inútiles, secretariales y accesorios de las compañías de producción fílmica. En lugar de eso, en tanto tu cuerpo te lo permita, dirígete a donde está el mundo real. Arremángate y trabaja como sacaborrachos en un prostíbulo o como guardia en un asilo de locos o como operador de maquinaria en un rastro. Maneja un taxi por 6 meses y tendrás suficiente dinero para hacer una película. Muévete a pie, aprende idiomas y un oficio o negocio que no tenga nada que ver con el cine. Las películas —como la gran literatura— deben tener experiencia de vida como base. Lee a Conrad o a Hemingway y te podrás dar una idea de cómo es el mundo real en esos libros. Mucho de lo que ves en mis películas no es invención; se trata de la vida misma, mi propia vida. Si tienes una imagen en tu cabeza, aférrate a ella porque —por remota que pudiera parecer— en algún punto podrías utilizarla en una película. Siempre he deseado transformar mis propias experiencias y fantasías en películas.
Un componente natural de hacer cine es la lucha por conseguir dinero. Ha sido una batalla cuesta arriba durante toda mi carrera… Si quieres hacer una película, ve y hazla. No puedo decirte el número de veces que he empezado a filmar sabiendo que no tengo suficiente dinero para terminarla. Conozco gente en todas partes que se queja por el dinero; está introyectado en la naturaleza de muchos directores. Pero debe ser claro para cualquiera que el dinero siempre ha tenido ciertas cualidades explícitas: es estúpido y cobarde, lento y sin imaginación. Las circunstancias de financiamiento nunca se dan; debes crearlas por ti mismo, luego manipularlas para tus propios fines. Esta es la naturaleza misma del duro trabajo de hacer películas. Si tu proyecto tiene verdadera sustancia, en última instancia el dinero llegará como un perro callejero con la cola entre las patas. Hay un refrán alemán, “Der Teufel scheisst immer auf den grössten Haufen” [El Diablo siempre defeca en la pila más alta]. Así que empieza a apilar y ten fe. Cada vez que hagas una película debes estar preparado para descender a los infiernos y luchar con las garras contra el mismo Diablo. Prepárate a ti mismo: no hay día sin un golpe bajo. Al mismo tiempo sé pragmático, y aprende cómo desarrollar una noción de cuándo abandonar una idea. Sigue tus sueños sin importar nada, pero reconsidera cuando no puedan realizarse bajo ciertas circunstancias. Un proyecto puede volverse un cul-de-sac [una molestia] y tu vida puede deslizarse entre tus dedos en la búsqueda de algo que no se puede realizar. Sabe cuándo alejarte.
La perseverancia me ha mantenido andando durante los años. Las cosas rara vez ocurren de la noche a la mañana. Los que hacen cine deben estar preparados para muchos años de trabajo. El simple trabajo duro puede ser saludable y emocionante.
Aunque por muchos años he vivido con lo mínimo —a veces en la semipobreza— he vivido como un hombre rico desde que empecé a hacer películas. A través de mi vida he sido capaz de hacer lo que amo realmente, que es más valioso que cualquier dinero que pudieras lanzarme. En la época donde los amigos se establecieron y obtuvieron grados universitarios, abrieron negocios, hicieron carreras y compraron casas, yo hice películas, invirtiéndolo todo de regreso en mi trabajo. Dinero perdido, películas ganadas.
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