Ángel Ruiz resucita a Miguel de Molina en una espléndida evocación
Por Horacio Otheguy Riveira
Un cantante en escena que habla con desparpajo sobre lo humano y lo divino de una vida durante mucho tiempo atropellada por la envidia y el salvajismo de quienes ganaron la guerra civil. Los golpes y las humillaciones le fortalecieron en lugar de destruirle, hasta que en Argentina encontró el ámbito perfecto donde desarrollar su arte incomparable. La poesía popular de la copla y el concepto integral del espectáculo musical se unieron para hacer de Miguel de Molina el más grande: artista inquieto, empresario generoso, compañero leal de muchos creadores, cuya feminidad en gestos y actitudes de homosexual confeso, siempre fueron el gozoso escaparate de un hombre cabal que luchaba por su libertad.
Buen bailarín, notable actor de variados registros y excelente cantante, Ángel Ruiz ha deambulado por distintos espectáculos dejando la impresión de que es alguien a quien hay que seguir porque vale mucho y mucho es lo que tiene que dar. En Miguel de Molina al desnudo debuta como dramaturgo e intérprete absoluto junto al piano del maestro César Belda. Para ello se ha documentado y ha experimentado en un género que nunca antes había explorado. Recrea al cantante malagueño y desanda la ruta de sus leyendas en una rueda de prensa ficticia en la que se dan cita el humor del personaje y las excelsas letras de canciones por él estrenadas: la copla revive con emotiva fuerza y gran talento musical, ya que Ruiz toma elementos del estilo de Molina pero va más allá de la mera imitación, trasciende al original en una auténtica creación donde lo que importa es la humanidad de un gran personaje, símbolo doliente de la crueldad de una España fascista que se resiste a desaparecer:
Yo he tenido suerte, no me dejaron tirado en ninguna cuneta. Si vais a Buenos Aires podéis visitar mi casa, que está a vuestra disposición. La tengo fija en el Cementerio de La Chacarita para lo que gustéis mandar.
Ángel Ruiz sorprendió gratamente cantando en la despedida de los Premios Max de 2011. Viene a cuento recordar aquella interpretación porque para quienes no le conocen demuestra su versatilidad y aumenta la calidad de su interpretación de Miguel de Molina. Estrenó el tema «Si tú no estás aquí».
Aquí y ahora «La Miguela» se convierte en Miguel de Molina ya cabeza de cartel, luego estrella de su propia compañía batiendo récords de público y éxito de taquilla en el Madrid republicano. Al estallar la guerra le envían a entretener a las tropas. Ve miseria y dolor, jóvenes cuerpos destruidos y la belleza celestial de un muchacho moribundo que le pide que le cante. Conoce a Federico García Lorca («No, no, no, esa es otra mentira, no fuimos amantes, y siempre lamenté no haberlo tratado más, apenas compartí mesa con él y Rafael de León, yo era un chiquillo virgen todavía») y sobre todo sus libros, se enamora de la poesía, y da vigor a la copla en un mundillo sin hombres, sólo representado por mujeres de tronío donde Concha Piquer tenía un poder de convocatoria impresionante («Le daban tacos de canciones para que escogiera, y los demás cantaban lo que ella desechaba. Pero Ojos verdes la estrené yo»). Dicen que fue la Piquer quien le denunció a la Dirección General de Seguridad para que le quitaran de en medio con una paliza, pero él lo desmiente y no lo desmiente en un juego irónico que Ángel Ruiz borda con una imitación genial de la temible diva. Lo cierto es que a Molina casi lo matan, y después le prohíben actuar en cualquier escenario del país, y también del extranjero. Hay muchas vueltas fatídicas hasta que le escribe desde México a Eva Perón quien, sin conocerle personalmente, le salvará para siempre de la injusta y feroz persecución dándole carta de ciudadanía argentina. Grandes teatros se llenaron de un público entusiasta carente de prejuicios, ávido de novedades, mezcla fantástica de españoles en el exilio y de muchas otras nacionalidades que compartían el dolor de huir de un mundo en guerra.
El espectáculo abunda en detalles con una brillante estructura teatral donde combinan el humor malagueño con el drama y el romanticismo de la copla, logrando momentos de notable ingenio, cuando no de fuerte emotividad. Ángel Ruiz se ha rodeado de grandes profesionales y no ha dejado nada al azar, aprovechando sus amplios conocimientos del teatro musical contemporáneo, y respetando las peculiaridades de su homenajeado, uniendo como aquél la poesía popular de la copla y el concepto integral del espectáculo musical para lograr una exaltación de la lucha constante por ser uno mismo aunque vengan degollando.
Dramaturgia e interpretación: Ángel Ruiz
Dirección musical y pianista: César Belda
Dirección: Félix Estaire
Iluminación: Juanjo Llorens
Vestuario: Guadalupe Valero
Coreografía: Mona Martínez
Diseño de cartel y fotografías: Javier Naval
Comunicación y giras: Pepa Rebollo
Una producción de LAZONA
En el hall del teatro se puede comprar el disco, editado por Atresmúsica, también a la venta en los canales habituales. Incluye los temas completos que se interpretan en la función, además de una canción inédita: El día que nací yo, que Miguel de Molina cantó en numerosas ocasiones, pero que nunca llegó a grabar.
Teatro Rialto. Gran Vía, 54. Madrid. Lunes 20,30 horas.
«Miguel de Molina al desnudo» vuelve a Madrid al Teatro Infanta Isabel. 4 únicas funciones en 2019: 18 de marzo, 25 de marzo, 1 de abril, 8 de abril.
Ángel Ruiz recibió por este trabajo el Premio Max a la mejor interpretación, el premio de la Unión de Actores y Actrices y el Premio del Teatro Musical.